Hola a tod@s soy nueva en este blog la verdad es que no se me da demasiado bien manejar esto...Ser pacientes hasta que me amolde a esto, si alguien puede indicarme y prestarme su ayuda para facilitarme las cosas yo lo agradezco.
En la mansión Phantonhive todos dormían excepto un cierto
mayordomo, la hora de despertar a su adorado amo se acercaba, caminó por el
interminable pasillo hasta llegar a la habitación de Ciel, tomó con delicadeza
el picaporte y abrió la puerta sin hacer ni el más mínimo ruido, se aproximó a
la cama donde yacía su joven amo y lo observó dormir su respiración era agitada
y tenía un leve rubor en sus mejillas se veía tan adorable.
-Debe de estar teniendo un sueño de lo más agradable.
(Flexionó su cuerpo hasta llegar a la altura del rostro de Ciel y le susurro)
Boochan, es hora de despertar.
Fue lo único que recibió de respuesta, el niño se dio la
vuelta y continuó durmiendo.
-Como desee Boochan no me ha dejado otra opción intenté
despertarle por las buenas….Emplearé métodos un poco más drásticos, no puedo
permitir que las pocas actividades que tiene usted a primera hora de la mañana
no se cumplan a su debido tiempo.
Se aproximó a la ventana descorrió las cortinas dejando
entrar toda la claridad del día, haciendo removerse a Ciel ante tanta claridad,
al no ser suficiente con eso abrió la ventana dejando que entrara una brisa
fresca en la habitación.
-Buenos días bello durmiente hace un día demasiado hermoso
para pasarlo en la cama además tiene que realizar varias tareas en la mañana
del día de hoy. (Se aproximó a la cama y tiró de las sábanas poniendo a
descubierto el pálido y delicado cuerpo del menor, Sebastian se quedó
maravillado su figura lucía tan angelical y corrompible se fue acercando más y
más al rostro del joven sus instintos le hacían desear aquellos labios tan
delicados del menor)
Ciel se despertó al comenzar a notar el aire frío sobre su
piel, abriendo los ojos de pan en par encontrándose el rostro de Sebastian
demasiado cerca del suyo propio, su sonrojo se hizo más visible.
-Pretender…Únicamente pretendía despertarle.
Aquellas palabras que pronunció no eran para nada ciertas,
ya que aquel demonio sentía deseos profundos y oscuros de poseer a su querido
amo.
-Para eso no hacía falta que te acercaras tanto….Podría
decir perfectamente que pretendías cualquier otra cosa-El tono de Ciel denotaba
nerviosismo-.
-Boochan…Yo nunca le haría nada de lo que usted está
pensando.
Aquellas palabras molestaron a Ciel aunque ni el mismo
entendía muy bien porque.
-Sal de mi cuarto, ahora mismo.
-Sí, lo haré yo mismo ¡Sal de mi vista!.-El enfado de Ciel
iba en aumento realmente le cabreaba que Sebastian no le desease-.
Sebastian había entendido a la perfección el porque del
enfado de su joven amo, ya hacía unas semanas que Ciel se comportaba de una
manera muy extraña con él, lo evitaba e intentaba cruzarse y pedirle cualquier
cosa lo menos posible y al mínimo acercamiento se ponía nervioso se ruborizaba
y evadía la situación de cualquier forma, Ciel ansiaba estar con él, pero le
avergonzaban aquellos sentimientos. Sebastian esbozó una sonrisita divertida y
lo observó con picardía.
-Si usted deseaba que mis intenciones fueran de otro tipo
sólo tenía que darme la orden y yo le complacería Boochan. (Se aproximó al
conde que se incorporó de la cama aquella situación lo estaba incomodando ya
que el deseaba que las intenciones de su mayordomo fueran de otro tipo pero
aceptándolo le daría la razón.
Sebastian empujó a Ciel levemente este cayó sobre la cama,
el mayor se colocó encima de él. Ciel no cabía en su asombro acaso Sebastian
había enloquecido los labios de este estaban cada vez más próximos a los de
Ciel casi se rozaban y sus respiraciones se entremezclaban convirtiéndose en
una sola, el menor clavo su mirada en los ojos rojizos de Sebastian que lucían
totalmente hipnóticos, iba a replicarle por aquella situación pero comenzó a
perderse en aquella mirada parecía como si hubiera abandonado por completo su
juicio y sólo latía el deseo, notó los labios de Sebastian presionando con
apremio los suyos que respondían con torpeza la necesidad de beber de él del
mayor, que sólo separó sus labios al notar la falta de aire el menor, aquel
contacto había sido sensual aunque lleno de ansiedad ante tanto tiempo de
contención).
-¿Tú primer beso verdad? Luces tan inocente que hacer que
pierda la razón.
Ciel se obligó a sí mismo a salir de aquel trance aquello no
estaba bien, tenía que frenar aquella situación antes de que desembocase en
algo más, aquellos sentimientos hacía Sebastian lo aprisionaban, su cuerpo
quería lo contrario a lo que le decía su mente.
-Te conozco bastante bien, para saber cuando mientes y
cuando no.
-¡No te atrevas a llamarme mentiroso! No me faltes al
respeto, sólo te pido una cosa sal de mi cuarto por favor.
-Perdone mi actitud ha sido totalmente irrespetuosa y
descarada me disculpo.
El mayordomo salió de la habitación cerrando la puerta tras
de si, sólo en ese momento Ciel pudo relajarse, posó dos de sus dedos sobre sus
labios los podía notar aún calientes y húmedos volvió a evocar la sensación que
le produjo aquel beso, recordó las palabras de Sebastian y se avergonzó al ver
que en realidad sí había sido su primer beso.
Al otro lado de la puerta Sebastian sonreía de manera
triunfal sabía a la perfección que aquello sólo había sido el principio.
CAP 2: LECCIONES QUE DA LA VIDA
Después de una larga mañana de asuntos que atender, el conde
se encerró en su estudio acción que tenía como objetivo evadir a Sebastian ya
que su sola presencia evocaba en él sentimientos que jamás habría creído tener
y ante todo quería evitar aquella mirada que le dejaba sin respiración, aquella
mirada de esos ojos que le hacían verse sumiso ante él. Ciel agitó la cabeza
molesto por un momento recordó aquella sensación y aquel contacto entre ellos y
su cuerpo reaccionó queriendo más, acaso su propio cuerpo lo estaba
traicionando a él mismo, su mente no comenzaba a pensar con claridad la única
persona que había presa en ella era Sebastian y comenzó a fantasear más y más
con él parecían los deseos más profundos que Ciel quería mantener ocultos y
ahora estaban allí torturándolo invitándolo a fantasear con aquel hombre, Ciel
se sonrojó y comenzó a sentir mucho calor parecía como excitación.
-¿Qué es este sensación tan extraña que recorre todas las
partículas de mi cuerpo? ¡Maldito seas Sebastian! (Dio un puñetazo a la mesa de
su escritorio se levantó y miró por la ventana, el paisaje que observó se
tornaba gris, apoyó su puño cerrado contra el cristal y se recostó en el
taciturno, el cristal estaba frío aquella frialdad reconfortó a su sofocado
cuerpo, su rostro denotaba rabia, por una vez en su vida no controlaba la
situación aquello le crispaba los nervios, todo iba en su contra estaba
indefenso ante Sebastian, sentía que su mayordomo podía hacer lo que quisiese
con él, ya que Ciel se sentía…) ¡Inferior no puedo ser inferior a él!
-¿Inferior a quién? Boochan.
Ciel tan siquiera lo había oído llamar y ahí estaba el fruto
de su debilidad Sebastian Michaelis.
Pegó un respingo al verle a su lado y tropezó con la pata de
su silla cayendo al suelo ante la sorpresa del mayor.
-¡Sebastian!
-Ante de que diga nada amo llamé tres veces y al ver que no
contestaba me preocupé y entré.
-¿Qué es lo que quieres? Estaba ocupado.
-Le traigo su té de las cinco como de costumbre, esta ves
será el té llamado sueño de medianoche su aroma y su sabor recuerdo a los
frutos rojos y lo acompaño con unos pasteles de bizcocho esponjoso en cuyo
corazón se encuentra un delicioso chocolate fundido con un toque de canela, en
su boca provocará una explosión de sensaciones.
Ciel continuaba en el suelo, no se dignaba a mirarle es más
no quería hacerlo
-Boochan, ¿Se encuentra bien? ¿Necesita ayuda?. (Le tendió
una mano que Ciel tomo a regañadientes para ayudarse a levantarse, Sebastian
aprovechó la oportunidad para estar más cerca de su amo y continuar lo que
habían dejado a medias, lo impulsó con más fuerza de la debida elevando el
liviano cuerpo del joven cargándolo cual princesa entre sus brazos)
-Sebastian…¡Suéltame! (se removió entre los brazos de él)
-Si sigue haciendo eso puede hacerse daño y no me gustaría
que lo hiciera Boochan, eres demasiado preciado para mí (le acarició el cabello
bajando hasta la mejilla y el mentón alzando su cabeza para que sus ojos se
encontraran una vez más) ¿Y bien de quien se sentía usted inferior?
-Yo…Bueno…Verás… (Comenzó a titubear)
-Se ve tan tierno así (paseó su dedo índice por los labios
de Ciel).
-Yo me siento inferior a ti.
-¿A mi? ¿Cómo podría sentir tal cosa? Sabe perfectamente que
usted es superior a cualquier subordinado incluyéndome, no piense eso.
-Pero es así, tú…Bueno…Yo…Esto…Tú…
Ciel comenzaba a no poder explicarse con claridad aquellos
temas lo avergonzaba empezó a hiperventilar y se le trababa la lengua, aquello
que estaba a punto de decir lo iba a poner en evidencia ante él pero eso ya no
importaba necesitaba decírselo o si nos explotaría tarde o temprano.
-Tranquilícese boochan.
Sebastian decidió que era mejor dejar lo que se había
propuesto para otro momento, no quería alterarlo más de lo que ya estaba, lo
dejó sentado en la silla.
-Beba un poco de té e intente explicarse.
Ciel cogió la taza de té, el aroma le calmaba era perfecto y
su sabor era exquisito tenía un excelente equilibrio, todo lo que hacía
Sebastian resultaba magnificente.
-Tú eres…Superior a mi en cuento a experiencia en…Bueno ya
sabes a lo que me refiero… (Bajó la cabeza ruborizado)
Sebastian esbozó una de sus típicas sonrisas
-Con que es eso..Puedo ayudarle si quiere, para mi sería
todo un placer (recalcando aquella última palabra se aproximó a Ciel lo tomó
por el mentón alzándole el rostro sus mejillas comenzaban a tomar un color más
carmesí, se inclinó para besarlo pero notó la expresión dubitativa y vacilante
del menor) ¿No desea hacerlo boochan? (alejándose nuevamente).
Pero no le dio tiempo a alejarse demasiado ya que Ciel se
lanzó a sus brazos colgándose de su cuello, a Sebastian aquella acción del
menor, le pilló desprevenido no estaba acostumbrado a ver en el pequeño aquella
efusividad, se inclinó inmediatamente para facilitarle las cosas al menor que
lo besó aquel contacto mostraba su clara inexperiencia.
A Sebastian le divertía ver como su señor intentaba
experimentar y notaba como se enrabietaba al no ver el resultado que esperaba,
Ciel alejó sus labios y volteó la cara molesto.
-Boochan permítame mostrarle como se hace (lo alzó en sus
brazos y lo sentó de nuevo en el borde del escritorio para mayor confort del
pequeño, en un principio lo besó lentamente para que Ciel pudiera seguirle el
ritmo, conforme los labios del menor se volvían más apremiantes y ansiosos por
recibir más el beso se tornó más profundo, el mayor lo agarró por la nuca para
optimizar el contacto, introdujo su lengua en la boca acuosa de Ciel levemente
no queriendo invadir demasiado jugueteando con la del menor que comenzó a
experimentar con la suya propia enredándola con la de Sebastian, después de un
rato Ciel comenzó a notar la falta de aire pero no quería separarse en ese
mismo instante en el cual se adueñaba un poco de la situación, fue Sebastian
quien se separó, pero el conde lo retuvo enroscando sus piernas alrededor de las
de él, el mayordomo observó que Ciel estaba ansioso, su respiración era
acelerada y en sus ojos ardía el deseos de aprender más, el menor tiró de él
con la intención de besarlo pero Sebastian lo retuvo sellando sus labios con
dos dedos).
-Ya es suficiente por ahí Boochan, Lección uno aprendida (Se
alejó de él encaminándose hacia la puerta.
Ciel seguía en shock no comprendía la actitud del mayor, oyó
la puerta de su estudio abrirse Sebastian estaba a punto de irse).
-¡Espera Sebastian, que eso de la lección 1! ¡Quiero saber
más, no sólo la lección 1! (Su voz era implorante caso como un ruego).
Pero Sebastian no daría su brazo a torcer, estaba decidido a
dejarlo así una lección por día era lo máximo que soportaba su joven amo, sin
más decidió abandonar la estancia cerrando la puerta, dejando a Ciel totalmente
insatisfecho.
CAP 3 ENSEÑANZA
Ciel no pudo dormir en toda la noche, ese maldito mayordomo
había perturbado su sueño, se levantó de su cama había tomado una decisión si
Sebastian no le enseñaba las demás lecciones restantes por las buenas el haría
que fuera por las malas aunque no sabía muy bien como hacerlo, recorrió el
pasillo en busca de Sebastian pero no lo encontró, recordó que todos sus
subordinados tenían un cuarto propio fue buscando puerta por puerta hasta que
dio con la correcta, la habitación estaba semi iluminada, avanzó con cautela
hasta la cama donde reposaba el mayor, lo contempló, parecía aparentemente
dormir pero nada más allá de eso Sebastian lo había escuchado entrar y se
mantenía inmóvil y expectante, Ciel se aproximó hasta el borde de la cama
recostándose en ella lentamente y girándose hacia Sebastian elevó su mano hasta
su rostro y rozó con las yemas de sus dedos la mejilla de este el tacto de su
piel lo sorprendió era bastante más suave de lo que esperaba.
-Si me subo encima y lo inmovilizó de alguna forma.
Se dispuso a colocarse encima de él pero Sebastian había
leído sus intenciones de ante mano y antes de que el menor pudiera hacer un
solo movimiento, con una oscilación rápida de su cuerpo se colocó encima del
conde y con una sola de sus manos inmovilizó ambas muñecas del joven.
-Boochan, ¿Qué hace despierto a estas horas?
-Sebastian te lo ordeno enséñame más.
-Perdone que le replique pero en el contrato que firmamos
establecimos que las únicas normas que estaba obligado a cumplir eran las
referidas a su venganza, este asunto no tiene nada que ver con ella por lo
cual, no me veo en disposición de contentarle.
Aquello fue un golpe bajo para Ciel pero tenía razón.
-Eso es injusto Sebastian sabes perfectamente que…
-Se perfectamente que un hombrecito de su categoría no
debería entrar en cuartos ajenos.
-Eres un completo idiota, sabes perfectamente que me muero
de ganas…. (Se mordió el labio inferior no podía creer lo que había dicho)
-No debes apresuras las cosas
-Si tú no vas hacerlo, le pediré a otra persona que lo haga
por ti....¡A Claude quizás!
Esas palabras fueron como un jarrón de agua fría, no podía
permitir que la pureza de su joven amo se la llevara otra persona que no fuera
él.
-Eso es jugar sucio boochan.
-Lo sé…Voy aprendiendo de ti.
-Esta seguro que desea avanzar ahora mismo.
-Si que lo estoy.
Sebastian besó sin miramientos a Ciel, aquel beso no resultó
ser igual a los anteriores era más salvaje, lujurioso y arrebatador al separar
sus bocas dejó a Ciel jadeante, dio un paso más y comenzó depositar besos y
pequeños mordiscos en el cuello delicado del conde arrancándole suspiros de
excitación, soltó las manos del pequeño y comenzó a adentrarse por aquel
camisón blanco que usaba para dormir acariciando su cuerpo mientras
mordisqueaba el lóbulo de su oreja cosa que excitó aún más a Ciel que comenzó a
notar como Sebastian iba desabrochando botón a botón su camisón dejándole al
descubierto ante la atenta mirada de aquellos ojos rojizos que comenzaban a
tornarse más brillantosos, el menor se tensó un poco aquello resultaba un tanto
vergonzoso.
-Relájate y disfruta, note preocupes te ves hermoso, te voy
hacer descender al mismísimo infierno conmigo (le susurró al oído, se quitó la
parte superior de su atuendo ya que su ropa comenzaba a estorbar).
Ciel observó su torso, tenía una figura esterilizada pero
fuerte, sentía deseos de tocarle pero se contuvo.
-No te contengas haz lo que desees hacer, de eso se trata
dar y recibir.
El mismo le llevó sus manos a su pecho, el niño delineó cada
curvatura de los músculos de Sebastian que comenzó a besar el pecho de Ciel
pasando su lengua mientras que sus manos expertas acariciaban la parte interior
de sus muslos, su lengua llegó a su destino aquel botón rosado comenzó a
succionarlo y lamerlo provocando leves descargas de placer en el conde subió
para besarlo pausadamente, su mano experta continuó su avanza ascendente
rozando la virilidad de Ciel que soltó un gemido en mitad del beso.
-Para, no hagas eso Sebastian, se siente raro…
-¿Acaso no te gusta, no te produce placer? (Rozó nuevamente
pero esta vez más pausadamente con más detenimiento, provocando una vez más que
Ciel gimiera esta vez más audible) ¿Resulta ahora más agradable verdad Ciel?
-D-desde c-cuando t-tú p-puedes llamarme por mi nom-bre…
(Entrecortadamente debido a la excitación).
-Bueno he pensado que al estar “conociéndonos” más a fondo
podría llamarle de tu.
-Esta b-bien.
Sebastian sonrió divertido al ver como su querido amo se
bañaba en lujuria y deseo, le mordisqueó el cuello dejando leves marquitas
rojizas.
-Sebastian esto es todo lo que me puedes dar, necesito
más…(Entre gemidos).
Aquel tono de voz le resultó de lo más excitante al
mayordomo que ardía en deseos de hacer suyo a su señor, verle en esas
condiciones totalmente sumiso con su cuerpo al descubierto entrando en contacto
con el suyo, gimiendo con cada roce que él le proporcionaba hacía que
despertarse en él su parte más oscura y si continuaba así acabaría haciéndole
muchísimo más daño, necesitaba frenar un poco el avance quería que Ciel
disfrutara cuando entraran en el acto y sabía que en las condiciones en las que
se encontraba no lo haría, pero no volvería a dejar al pequeño a medias.
Tomó el miembro de Ciel completamente con una mano y lo
masajeó más rápidamente al mismo tiempo que mordisqueaba sus pezones para darle
aún mayor placer, llegadas a esas alturas Ciel no paraba de gemir debajo de él,
empezaba a notar como el menor comenzaba a entrar en el clímax debido a que su
respiración era más agitada, a la forma en la que se agarraba con fuerza a la
almohada y a que sus gemidos eran más continuos los unos de los otros.
-Ciel, haz una cosa cierra los ojos.
Ciel cerró obedientemente los ojos, al instante notó como se
agudizaban más sensaciones, Sebastian comenzó a masajear la punta de la
intimidad de Ciel, ya que sabía perfectamente que era más sensible.
-Mmm…Sebastian más…Eso se siente genial (entre gemidos).
Ciel decidió proba runa última cosa para que Ciel acabara
totalmente satisfecho y no pensara en avanzar más por el momento, se introdujo
la punta de la erección en la boca comenzando a lamer lentamente en un
principio para ver si le gustaba al pequeño al cual le recorrió como una
descarga por toda su espina dorsal aquello que le estaba haciendo era todavía
mejor, sus manos instintivamente agarraron el cabello de Sebastian que tomó
aquella acción como respuesta afirmativa y aumentó el ritmo ayudándose con una
mano, aquello enloqueció los sentidos del menor que no cabía de placer, con un
último movimiento Ciel arqueó su espalda llegando al clímax tras un gran
orgasmo derramando su esencia en los labios y manos de Sebastian que no pudo
resistir la tentación de probar como sabía su señor.
Ciel puso cara de asco ante aquella acción.
-No pongas esa cara resultas delicioso. (le acarició el
rostro con cariño, la expresión del menor de notaba cansancio, ya que su cuerpo
resultaba bastante débil y no estaba acostumbrado a tantas emociones juntas y
menos de ese tipo).
-Sebastian continuemos....
-Para hacer lo que viene después de esto debe tener fuerzas,
tiene que descansar.
-Pero si estoy bien…
El cuerpo de Ciel comenzó a dejar de fabricar la sustancia
llamada adrenalina en cuenta fue desapareciendo la euforia del momento comenzó
a sentirse pesado y exhausto.
-Por esta vez te daré la razón a ti….(Le comenzaban a pesar
los parpados, en esos instantes se sentía tan relajado que no se dio cuenta
cuando abrazó a Sebastian y se quedó dormido).
CAP 4 Encuentro inesperado
A la madrugada siguiente Ciel comenzaba a despertarse bajo
los rayos de sol que inundaban la habitación entreabrió sus parpados obligando
a sus adormilados ojos a enfocar la vista, aquella no era su habitación era la
habitación de:
-Sebastian…
Los oídos del demonio pudieron captar su nombre desde la
cocina, apresurándose a terminar de preparar el desayuno de su señor que sin
lugar a duda habría despertado con bastante hambre.
-Pasé la noche aquí (Se incorporó de la cama su cuerpo
estaba agarrotado, su cabeza le dolía y estaba mareado parecía como si hubiera
dormido poco y en efecto así había sido sólo había descansado 2 ó 3 horas antes
de que el cielo se tornase del tono rosado del amanecer había sido una noche
muy larga, dejó caer la sábana con la que estaba envuelto y pudo ver su imagen
reflejada en el espejo que tenía enfrente, tenía un aspecto horrible el pelo
revuelto, en sus ojos se marcaban unas leves ojeras, y su camisón estaba
desaliñado y desabrochado, subió la mirada hasta su cuello y observó un camino
de manchas rojizas fruto de los besos ardientes de su mayordomo, en su mente
comenzaron a brotar imágenes de lo ocurrido aunque no lo recordaba demasiado
bien el pensó que por fin había conseguido el fruto de sus deseos, decidió
preguntarle a Sebastian en cuanto le viera).
El sonido de la puerta al abrirse sobresaltó al menor.
-Buenos días boochan ¿Ha dormido bien?
-Como puedes preguntarme eso, sólo tienes que ver el aspecto
que tengo.
-No luces tan mal (le aproximó la bandeja donde traía el
desayuno).
A Ciel se le revolvía el estómago no se encontraba demasiado
bien aquella mañana.
-¿Te puedo hacer una pregunta?
-Por supuesto amo.
-Al final lo…Bueno ya sabes lo hicimos anoche.
-Como respuesta le digo que si lo hubiéramos hecho lo recordarías
a la perfección.
Aquello enfadó a Ciel, nuevamente Sebastian no había llegado
hasta el final , se levantó rápidamente de la cama, en ese instante le
importaba un comino su aspecto.
-¡Tendré que buscarme a otro que desee enseñarme más que tú
incluso que me complazca más que tú, posiblemente ese otro sea un cierto
mayordomo que ya mostró interés en mí!
-Espere señor, Claude no es tan bueno como piensa él sólo
quiere una cosa de usted y esa cosa es…
Sus palabras fueron acalladas con un sonoro portazo,
Sebastian suspiró, su joven amo resultaba tan testarudo la mayoría de las
veces, quería apresurar tanto las cosas hasta el punto de no saber cuanto daño
iban a causarle, sabía que si intentaba hablar con él del tema no entraría en
razones ni tan si quiera le escucharía, debía alejarle de Claude fuera como
fuese, decidió dejarle un tiempo hasta que se le pasara y subió a su
habitación, llamó tres veces pero nadie contestó, entreabrió la puerta.
-Boochan, con su permiso voy a entrar (al pasar a la
habitación vio que estaba vacía observó que el camisón de su amo estaba tirado
en la cama y parte de la vestimenta de ese día no estaba).
Ciel salió corriendo por la puerta principal de la mansión
mirando hacia atrás por si Sebastian lo seguía, quería encontrar un lugar donde
estar a solas un tiempo para pensar antes de que Sebastian lo encontrara, sin
percatarse de que un carruaje se dirigía hacia é, el conductor frenó en seguida
al ver al niño que resbaló hacía atrás al ver las pezuñas del caballo dirigirse
hacia él golpeándose la cabeza contra el suelo quedándose medio inconsciente
tendido en el suelo, aquel ruido alertó a Sebastian que salió inmediatamente de
la casa. Un sorprendido Claude salió de la carroza.
-¡Que demonios está pasando!.
-Lo siento mucho, un muchacho se cruzó en el camino del
carruaje y tuve que frenar antes de golpearle (intentó excusarse el chofer)
-A que muchacho se está refiriendo (se puso por delante del
carruaje y descubrió que el muchacho que estaba tumbado en el suelo al cual
casi atropellan era nada más y nada menos que Ciel Phantomhive) ¡Por todos los
cielos casi matas al Conde Ciel Phantomhive! (se aproximo al conde
incorporándole del suelo y zarandeó al bastante aturdido Ciel, que comenzó a
entreabrir sus ojos su visión estaba cubierta de una neblina, no podía
distinguir bien la figura que le sostenía, peor el parecía que era Sebastian).
-Sebastian…Suéltame…Llévame a la mansión Trancy, deseo ver a
Claude no comentes nada no deseo hablar contigo (balbuce el niño que conforme
la visión se le fue clareando pudo detectar que aquella silueta le preteñía a
Claude y no a Sebastian) ¡Claude eres tú! En ese caso me has ahorrado el tener
que ir a buscarte tengo que pedirte una cosa.
-¡Boochan se encuentra bien! (Sebastian se arrodillo en el
suelo junto a él).
-Estoy perfectamente él me salvó.
Hasta ese momento Sebastian no se había percatado debido a
su preocupación por el niño de que las manos que lo sostenían eran las de
Claude.
-¡Quítale las manos de encima! (Prácticamente las palabras
le salieron como un rugido de ira).
-Sebastian Michaelis así me agradeces el haber ayudado a tu
adorado amo.
Ciel se intentó incorporar, Sebastian fue a ayudarlo.
-Puedo hacerlo solo Sebastian, no preciso de tu ayuda
(incorporándose por completo)
-Que diablos haces aquí Claude (el tono que Sebastian empleó
en su voz era más bien de advertencia no era bienvenido allí).
-Sebastian…No seas descortés, él me ayudo en el momento en
el que tú no estabas.
Sebastian tuvo que contenerse para no acabar con el muy satisfecho
Claude que disfrutaba con aquella situación, en aquel día las palabras de su
amo no parabas de herirle.
-Perdona la falta de cortesía de mi mayordomo, Sebastian
discúlpate.
-Me disculpo por no mostrarle el camino por donde has
venido, pero lo enmendaré.
-¡Sebastian!.
-Ciel, no se enoje con él, no tiene importancia (esbozó una
cálida sonrisa para el menor)
-¿Qué te trae hasta aquí? (preguntó Ciel).
-Alois Trancy va a realizar un banquete con baile después y
estaría encantado de que vinieras. (Esbozando esta vez una sonrisa
arrebatadora).
-[Todo lo que está diciendo lo está haciendo con segundas y
Ciel no se está dando cuenta] (pensó Sebastian).
Claude le entregó el sobre con la invitación.
-Esperamos verle allí Ciel Phantomhive. (tras eso entró en
el carruaje y se marchó
Cap 5 humillación y frustración
Después de la partida de Claude ya dentro de la mansión se
sentía de mejor humor que nunca y abrazaba con fuerza aquel sobre con la
invitación en su interior, por fin conseguiría lo que tanto ansiaba aunque el
no sabía que las cosas no iban a salir como el pensaba ni con la persona que el
pensaba. Aquella felicidad no duró por mucho tiempo.
-Boochan no creo que deba ir a esa fiesta.
-¿Y por qué no debería según tú?
-Además de tener otros asuntos que atender, a usted no le
gustan nada los banquetes y mucho menos los bailes.
-Aplazaré las cosas que tenga que hacer estaremos en la
mansión Trancy esta noche a las diez en punto como dice la invitación y no se
hable más.
-No te permitiré ir a la fiesta Ciel.
-No eres quien para darme órdenes Sebastian, ya se lo que
está pasando aquí estas celoso de que Claude muestre interés en mí y yo le
corresponda.
-[No es exactamente Claude quien tiene interés en ti si no
Alois Trancy] (pensó Sebastian) Puede creer lo que quiera, peor si está
empeñado en ir, irá usted sólo.
-Sebastian obedecerás mis órdenes si no puedes regresar de
donde viniste.
-Sabe que no puedo hacer eso hasta que el contrato no se
cumpla.
-En ese caso Sebastian, es una orden vendrás conmigo a la
fiesta y sólo seguirás las órdenes que te dé ¿entendido?.
-Yes...My Lord.
Continuaron el camino hasta la habitación de Ciel en
silencio y ninguno de los dos volvió a dirigirse la palabra hasta que el
carruaje en el que se montaron se detuvo en la entrada de la mansión Trancy,
donde Sebastian bloqueó la salida de Ciel.
-Tenga mucho cuidado boochan, yo intentaré no separarme de
usted en ningún momento, pero si por algún casual lo hago sólo tiene que
ordenar lo que precise.
-No me pasará nada, ahora apártate Sebastian.
En el porche los estaban esperando el anfitrión de la fiesta
Alois Trancy y acompañándole se encontraba Claude.
-Ciel Phantomhive, pensé que no vendrías, no es genial
Claude que haya venido (le hizo un guiño imperceptible para Ciel pero no para
los ojos de Sebastian que sabía a la perfección que no tramaba nada bueno).
-No podría perderme una de sus fiestas Alois Trancy.
Claude les indicó que entraran abriéndoles la puerta, la
casa estaba muy iluminada cada rincón y cada mesa de aquel amplio salón se
encontraba vestido con sus mejores galas, aquello resultaba sobrecargado y
desagradable para Ciel que no acostumbraba a acudir ni celebrar fiestas, se
centró en la idea principal por la cual estaba allí, se infiltró entre la gente
seguido muy de cerca por Sebastian, aquel salón estaba abarrotado entre toda
esa gente le iba a resultar difícil encontrar a Claude.
Alguien lo agarró del brazo, quien osaba tener tanta
confianza con él.
-Haga el favor de soltarme, como se atreve (se giró hacía
aquella persona y descubrió que era) ¡Alois, que demonios haces, suéltame! ( se
zafó del agarre bruscamente con gran molestia se apartó de él pero le sujetó
por la muñeca para que no escapara).
-Ciel, me alegra tanto que hayas venido a verme.
-Lo siento Alois, no pretendo ser grosero, pero ni vine a
verte a ti exactamente, aunque agradezco tu invitación pero vine a ver a otra
persona, si me disculpas tengo prisa en encontrarle (apartó la muñeca que le
tenía presa).
-¡Oh venga Ciel! disfruta un poco de mi fiesta, tengo una
cosa que hizo Claude expresamente para ti, decía que era muy especial y que te
lo diera de su parte ya que tenía otro asunto que tratar antes, luego se
reuniría contigo ya que teníais cosas que tratar. (Le mostró un suculento y
delicioso dulce que Ciel aceptó sin precedentes actuando con gran inconsciencia
se lo comió lentamente, el sabor era un deleite para su paladar). Permíteme que
te guíe hasta la habitación en la que te reunirás con él.
Sebastian se aproximó a Ciel pero Alois tiró de él subiendo
rápidamente unas inmensas escaleras, el mayordomo iba a seguirlos pero sus
pasos fueron detenidos por la figura de Claude.
-Sebastian, hay algo que quiero tratar contigo.
-En estos momentos no puedo atenderte. ((Comentarios de la
autora esta frase me recuerda a los contestadores automáticos "en estos
momentos no puedo atenderte deja tu mensaje después de la señal piii"
perdón por la interrupción)).
-Quiero decirte algo sobre Ciel y disculparme por la
situación de esta mañana.
-Muy bien te escucho.
-Podría ser en privado, acompáñame. (Se dio la vuelta y
comprobó con una leve ojeada por el rabillo de su ojo que Sebastian le seguía
siguió andando, el plan estaba resultando un éxito para su amo ya que él no
estaba conforme, Sebastian estaba tan cegado por el amor que sentía hacia Ciel
que no se daba cuenta del error que estaba cometiendo al seguirlo, llegaron
hasta una habitación, Claude le ofreció entrar primero, Sebastian accedió
aunque aquello le empezaba a resultar bastante extraño.
-Y bien Claude que querías decirme. (Oyó como una puerta
pesada se cerraba sus espaldas, se volvió alarmado y descubrió que estaba solo
en aquella habitación, se acercó hacia la puerta con intención de derribarla,
ya que no habría puerta que lo alejara de Ciel pero al rozarla recibió una
pequeña descarga que le recorrió todo el cuerpo).
-Yo que tú no lo intentaría de nuevo, esta puerta tiene el
suficiente voltaje como para quitarle de en medio a un demonio como tú, Alois
mandó construir esta habitación para llevar a cabo su plan, él quiere destruir
a Ciel y yo me veo obligado a ayudarle ya que debo acatar sus órdenes pero yo
no deseo hacerle daño alguno a Ciel, aún así mi amo no desea que mueras
electrificado resulta bastante retorcido ya que quiere verte luego sufrir
cuando no tengas más opción que abandonar a Ciel ya que no le quedará nada puro
que darte, quiere veros sufrir a ambos, por lo que me ordenó que no te matara
que simplemente te impidiera que pudieras rescatar a Ciel, por lo que también
mando instalar bombas de gas paralizantes (pulsó el botón que liberaba el gas
del interior de las bombas inundando la habitación de aquel gas) Te dejará
inmovilizado durante 20 minutos intenta recuperarte para ese entonces quizás no
sea demasiado tarde entretendré a Alois cuanto pueda peor no puedo hacer más
por ti nos encontraremos en la última habitación de este pasillo.
Mientras tanto Alois condujo a Ciel al interior de la
habitación cerrándola con llave, Ciel comenzaba a no encontrarse bien,
comenzaba a sudar frío y su cuerpo no le respondía debidamente.
-Por cierto Ciel se me olvidó comentarte que aquel pastel
que te comiste antes (aproximándose a él le susurró) contenía una sustancia
tóxica inodora de sabor neutro no perceptible para el paladar pero de gran
eficacia y rápida reacción, y que si no me equivoco te debe de comenzar a hacer
efecto ya que empiezas a sudar, posteriormente empezarás a ver borroso y te
sentirás débil y mareado, pero no te preocupes no te matará no te deseo muerto
aún, te recomiendo que te sientes (prácticamente obligándole a sentarse, se
colocó en una postura sugerente con una mano y una de sus rodillas entremedias
de las piernas de Ciel muy cercanas a la zona genital, acomodando su pecho contra
el de Ciel, mientras que los dedos de la su otra mano jugueteaban
distraídamente con los cabellos de Ciel). Ahora que estamos estrechando más
nuestros lazos te voy a contar mi historia para que conozcas el por qué de la
situación, cuando era bastante joven con otros chicos de mi edad o incluso más
jóvenes que yo nos llevaron a una mansión donde vivía un viejo vicioso y
bastante desagradable, que nos iba examinando uno por uno si le gustabas te
comparaba cuando llegó mi turno se quedó maravillado con mi rostro angelical y
mi apariencia en poco tiempo pasé a ser uno de sus favoritos, a los elegidos
por el nos encerraron en una habitación que olía a humedad, pensé que las cosas
no podían ir a peor hasta que un día vinieron a buscarme, aquel hombre que nos
había comprado resultaba ser un pederasta, prácticamente me obliga a entregar
mi cuerpo a él, me trató como un juguete sexual pero al morir en raras
circunstancias ese maldito viejo me hizo su heredero y cierto mayordomo tuyo es
culpable de la muerte de mi familia. Al haber tenido esa infancia tan digámos
horrible ya que me arrebataron mi felicidad poco a poco y mi niñez fui
desarrollando cierta personalidad morbosa y manipuladora y una actitud adversa
hacia la felicidad de otros, y al notar lo feliz que podrías ser tú con ese
maldito mayordomo tuyo no lo pude evitar y empecé a quererte para mí para
hacerte sufrir y luego por que no acabar con tu miserable vida, te haré sentir
lo que sentí yo te destruiré hasta un punto en el ya no te quede nada para
darle a Sebastian y este desaparecerá dejándote solo y ahí es donde mi
personalidad compasiva te dará muerte.
-Sebastian no haría eso, él nunca me abandonaría, te corroe
la envidia por las venas sientes celos de la relación estrecha que tenemos
Sebastian y yo que tú nunca tendrás con Claude debido a que ha perdido interés
en ti.
Alois le mordió el labio inferior a Ciel lastimándolo.
-Yo que tú mediría mis palabras (presionó su mano contra la
entrepierna de Ciel) Alois estas en mis manos aunque seré benévolo contigo se
me ocurre una mejor idea para ti te convertirás en mi esclavo sexual haré
contigo todo lo que quiera y te perdonaré la vida a cambio. (Le lamió el lóbulo
de la oreja para luego morderlo con un poco más fuerza de la debida provocando
un leve quejido del menor que intentó quitarse de encima al rubio, pero aquella
acción pareció como una leve caricia, aquel juego morboso divertía a Alois que
lo tumbó sin ningún esfuerzo debido a la poca fuerza que opuso Ciel, el rubio
dejó la llave que haría libre al moreno en la mesa que tenían al lado y se
tumbó salvajemente encima de él, lo agarró del mentón y lo besó a la fuerza).
En ese momento la puerta se abría apareciendo Claude.
-Claude, vienes en el mejor momento he empezado a
divertirme, ya puedes deshacerte de la llave tírala a la chimenea encendida (se
incorporó y fue hacia él) ¿Cómo está nuestro otro invitado de honor? ¿Disfruta
de su estancia cómoda instancia en esa habitación?.
-[Debo ganar tiempo para que Sebastian se recupere] (pensó
Claude). Bien, digamos que el plan está saliendo como planeó.
Alois rió divertido aquello parecía como un juego de niños
para él. Claude observó como Ciel a duras penas intentaba acercarse para coger
la llave.
-¿Qué pretendes hacer con Ciel? (entreteniendo al niño).
-Te lo dije, es que ya no te acuerdas de nada…Últimamente te
tengo que decir las cosas dos veces donde tienes la cabeza, aunque bueno te lo
repetiré (al comenzar a relatar el plan a Ciel se le resbala la llave que se
estampa contra el suelo alertando a Alois que se gira y lo descubre intentando
coger la llave y se acerca furiosamente aquella expresión que tenía en su
rostro estremeció de miedo a Ciel, Alois lo obliga a levantarse agarrándole de
su camisa) eres un desagradecido iba a ser benevolente contigo pero se me ha
ocurrido algo peor que hacerte mataré dos pájaros de un tiro (lo soltó pero
Ciel se tambaleó y cayó al suelo) Claude te ordeno que traigas a Sebastian.
-Si, su majestad (tras eso abandonó la habitación).
Alois se arrodilló hasta quedar a poca altura de Ciel, lo
agarró del cabello provocándole cierto dolor hasta colocarlo de rodillas frente
a él.
-He aquí al grandioso Ciel Phantomhive arrodillado ante mí,
me resulta muy divertido y gratificante…
La palabras de Alois fueron interrumpidas ante la llegada de
Claude arrastrando tras de sí maniatado a un aturdido Sebastian.
-Vaya Sebastian que bien que estés aquí, toma asiento por
favor (le indicó a Claude que le sentara) Estaba a punto de explicarle a Ciel
por que os he reunido a los dos, Ciel no hay cosa más humillante que ser visto
cuando alguien te está arrebatando tu honor y para Sebastian no hay mayor
tortura y impotencia que ver como sufres tú sin poder hacer nada, no es genial
la de mejoras que obtuvo mi plan, Claude aproxímate preciso de tu ayuda por si
Ciel intenta escapar pero en el estado en el que se encuentra lo dudo.
Antes de alejarse Claude le dejó un cuchillo con disimulo a
Sebastian con el cual pudiera cortar sus ataduras.
-Tumba a Ciel en el sofá y agárrale por las muñecas
Claude obedeció a regañadientes.
Alois comenzó a divertirse con el cuerpo del menor,
mordiéndole e cuello con avaricia, quitándole la camisa sin miramientos y
pasando sus manos por todo su pecho y abdomen con lascivia “ensuciando la piel
de Ciel” que notaba como aquellas caricias no le satisfacían y eran un tanto
amargas y frías todo aquello le dolía y humillaba verse expuesto así todo le
estaba saliendo mal no era como lo había planeado, giró su cabeza hacía
Sebastian que mantenía la cabeza agachada, tenía la expresión más triste óyele
había visto nunca, mientras tanto aquel niño rubio comenzó a mordisquear y
lamer sin cuidado los pezones de Ciel al contacto le dolía muchísimo más que
cualquier otro ya que era una zona muy delicada y de sus orbes azules empezaron
a brotar lágrimas no sólo por aquel dolor y aquella humillación si no también
por el dolor y la frustración que estaba pasando Sebastian.
-Se-bas-ti-an… (Consiguió articular Ciel)
Sebastian levantó la cabeza y miró al pobre Ciel llorar sin
él poder hacer nada, Alois le tapó la boca con una de sus manos mientras con la
otra desvestía completamente al menor.
-él no puede ayudarte, es inútil que se lo pidas así
(continuó devorando con avaricia el pecho de Ciel dañando cada trozo de su
delicada piel a su paso, se dispuso a avanzar más).
Pero aquella frase que pronunció Alois le hizo recordar lo
que le dijo Sebastian antes de entrar en la mansión, mordió la mano que
aprisionaba sus labios hasta que los dejó libres.
-Si no se lo puedo pedir así, hace esto ¡Sebastian te lo
ordeno sálvame…por-fa-vor!.(Utilizó sus pocas fuerzas que le quedaban para
pronunciar aquella frase y se desmayó).
Aquellas palabras de su amo le bastaron para liberarse de
sus ataduras y avanzar con paso firme hacia ellos.
-Mi intención en estos momentos no es de mataros, sólo deseo
llevarme a mi joven a mi de aquí, pero si no me dejáis no tendré otra opción
los mataré a los dos aquí y ahora. (Los ojos de Sebastian denotaban una fiereza
nunca vista hasta el propio Claude se estremeció al mirarlos y soltó a Ciel).
-Alois por el momento no cree que lo mejor sería irnos…
-¿Por qué debería hacer eso?
-No querrá hacer un escándalo con los invitados abajo.
-Es verdad la fiesta, se me había olvidado por completo,
será mejor que dejemos este juego para otro día me he divertido mucho.
Tras eso se marcharon rápidamente de la habitación,
Sebastian se acercó a Ciel.
-Boochan ya está a salvo. (Lo envolvió en su propia chaqueta
y lo cargó entre sus brazos, Ciel al notar aquella calidez tan conocida del
cuerpo de Sebastian entreabrió los ojos y se acurrucó más contra su pecho).
-Sebastian…Gracias por todo… (Con un hilo de voz)
-Guarda silencia…Boochan…Ya hablaremos cuando regresemos a
la mansión.
Abandonaron aquella fiesta y con Ciel aún en sus brazos se
montó en el carruaje de les llevaría de vuelta al lugar del cual no tendrían
que haber salido nunca
CAP 6: Dame tu calor y borra este dolor.
Una vez en la Mansión Phantomhive, Sebastian recostó a Ciel
en su cama había sido un día muy duro para él.
-Sebastian, creo que debo darte las gracias si no me llegas
a ayudar me hubiera metido en un buen lío del que no hubiera salido bien
parado, en definitiva odio las fiestas.
-Ya se lo dije, que tuviera cuidado y usted no me hizo caso
como de costumbre y actuó de forma impulsiva, irresponsable y caprichosa, para
mí no resultó nada fácil todo aquello.
-Deja de reprocharme las cosas ya di las gracias.
-Dejaré de reprocharte las cosas como usted dice cuando
comiences a actuar de un modo más responsable y menos egoísta.
-¡Me parece bien! ¡Haz lo que te venga en gana! (se tapa de
arriba a bajo con las sábanas y se hace un ovillo).
-Siento mi osadía de hablarle así.
-No importa, en realidad pensándolo a fondo tienes razón
(sacando la cabeza de debajo de las sábanas).
-¿Podría repetir lo que ha dicho? (Perplejo).
-No me hagas repetirlo lo has oído perfectamente
(enfurruñándose).
-Lo sé, sólo quería hacerle de rabiar pone una cara muy
linda ( se sienta en un lado de la cama).
-Sebastian siento mucho no haberte hecho caso y haber
actuado de aquella forma sólo pensando en mí, mientras que tú pensabas en los
dos, me estoy empezando a dar cuenta de que no puedo estar sin ti ( se abraza a
la cintura del mayor).
-Agradezco su sinceridad amo.
-Por cierto...Aún no he conseguido lo que
quería..(jugueteando distraídamente con sus dedos por su camisa).
-No creo que hoy sea el mejor día.
-Pues yo sí lo creo (le tira de la camisa tumbándolo en la
cama y se sube encima de él) Vamos...Por favor....(en un ruego besándolo por el
cuello y dándole tímidos mordiscos).
-Vale está bien (intentando colocar a Ciel debajo).
-No, me niego a moverme, tú mismo dijiste que es dar y
recibir.
-En ese caso te dejo experimentar lo que quieras [Esto va a
ser divertido] (pensó Sebastian).
Comenzó a desabrochar la corbata del uniforme de Sebastian
con bastante dificultad continuando con los botones de aquel maldito chaleco
que con mucho esfuerzo consiguió desabrochar hasta dar con aún más botones
mucho más pequeños que los del chaleco los de aquella maldita camisa
impacientándose ante la lentitud de su avance, Sebastian le retira las manos
dulcemente incorporándose para él mismo quitarse el chaleco y la camisa.
-Gracias, pero ya lo estaba logrando.
-Sí....Ya lo veía... (sarcásticamente).
Ciel lo empuja contra la almohada, pasea sus dedos
distraídamente por el pecho y torso del mayor depositando algún que otro beso,
Sebastian en un principio parecía imperturbable, cosa que al pequeño lo
cabreaba y frustraba acaso no lo estaba haciendo bien, por lo que paró y se
retiró.
-¿Qué ocurre boochan?.
-¿Qué estoy haciendo mal?.
-Nada lo estabas haciendo bien, no entiendo a que viene esa
pregunta.
-¿Por qué mis besos y mis caricias no surgen el mismo efecto
que provocas tú en mi?.
Sebastian esbozó una sonrisa
-Eso es por que tú eres muchísimo más sensible que yo
(atrayéndolo hacia él depositando un suave beso en sus labios, bajando por su
cuello para luego acabar mordisqueando el lóbulo de su oído dejando a Ciel
levemente excitado). Además hay que saber las zonas más sensibles del cuerpo y
como tratarlas. (señalándoselas con suaves caricias comenzando por el lóbulo
bajando pro su cuello y pecho hasta acabar perdiéndose más abajo de sus
caderas, provocando leves suspiros de placer en Ciel).
-¡No es justo, juegas con mucha ventaja respecto a mi!.
-Ahora que ya te he indicado inténtalo nuevamente.
Ciel volvió a intentarlo comenzando por mordisquear y lamer
el lóbulo provocando leves escalofríos de placer en Sebastian, bajando con
besos por el lateral de su cuello depositando algún que otro mordisco suave
haciendo que el mayor jadeara de placer, subiendo hasta sus labios para besarle
dejando a medias aquel contacto para juguetear con su labio inferior paseando
la punta de su lengua, continuó depositando besos en su garganta cuello y
pecho, hasta llegar a uno de sus pezones, que lamió y succionó provocando en el
otro leves gemidos, repitió la acción con el otro y continuó descendiendo con
caricias por su torso y vientre hasta el empiece del pantalón donde dio leves
soplidos de aire mezclandolos con besos aquel contacto con frío y calor era una
gran fuente de excitación para Sebastian, el menor frenó el avance y miró a
Sebastian con una sonrisa pícara.
-Lo que debía hacer en esta zona (presionando levemente los
genitales del mayor) es la lección que mejor que me enseñaste y la aprendí la
mar de bien, ya que es la zona más sensible de nuestros cuerpos. (Terminó de
desnudarle completamente con ayuda de Sebastian dejando su cuerpo al
descubierto, Ciel se sonrojó el tamaño y el grosor de aquel pedazo de carne
eran perfectos aunque era más grande de lo que esperaba, se avergonzó más al
ver que se había quedado mirándolo fijamente).
-Tenga cuidado al ser la parte más sensible como bien lo has
dicho, puedes hacer bastante daño si no le das un trato delicado, permítame que
le muestre al principio como hacerlo. (le llevó la mano vacilante al menor
hasta su entrepierna realizando la presión y movimiento exacto con ella una vez
que Ciel supo como hacerlo, retiró su mano y dejó que continuara,
concentrándose en la corriente de placer que sentía, Ciel se asuntó al sentir
como aquel trozo de carne se comenzó a poner erecto y duro ante su contacto y
retiró su mano sobresaltado).
Sebastian rompió a reír al ver la expresión y la manera de
actuar de su amo.
-¡Sebastian no tiene gracia! No me acordaba que eso ocurría.
-Es lo que debe ocurrir...(entre carcajadas) Ahora si me
permites es mi turno (cambió de posición colocando a Ciel debajo de él
desnudándole poco a poco pero pro completo, descendió hasta la parte interna de
los muslos del pequeño donde lamió en sentido ascendente, delineando a la vez
con sus dedos las caderas y ingles de Ciel rozando levemente su intimidad,
aquellos contacto excitaban aún más a ambos. Continuó con su avance ascendente
con la punta de la lengua lamiendo de arriba a abajo el miembro del joven que
gimió de pura excitación, lo tomó con una de sus manos y lo comenzó a masajear,
derritiendo de placer a Ciel mientras tanto le apretó con sus labios uno de sus
pezones succionándolo repitiendo la misma acción con el otro hasta que
estuvieran erectos, subió hasta sus labios y lo besó ardientemente haciendo que
Ciel gimiera en medio del beso, lo volteó situándolo boca-abajo soplando y
besándolo por la nuca y los laterales de la columna vertebral provocándole
espasmos de placer que no soportaba por más aquella tortura tan placentera).
-Se-bas-tian...Hazlo ya...Necesito sentirte dentro de mi
(entre gemidos).
Tener a su joven amo bañándose en el placer que él le estaba
profiriendo, excitaba a Sebastian de manera inigualable y tuvo la tentación de
tomarlo así sin más, pero aquello lo dañaría demasiado por lo que se retuvo, lo
colocó nuevamente boca-arriba.
-Tienes que esperar un poco más.
-Esperar a que...
-Si no te preparo antes de recibirme a mí ten por seguro de
que te dolerá bastante más, así es que debo hacer esto ten paciencia. (Lubricó
uno de sus dedos finos y largos y los fue introduciendo lentamente en la
entrada de Ciel que al notar esa intromisión se tensó).
-Debes relajarte...(Le acarició con cariño el rostro y el
cuello aquel contacto relajo al conde, comenzó a mover el dedo lentamente
aquello no dolía demasiado, lubricó e introdujo un segundo realizando la misma
acción al igual que con el tercero en el cual Ciel si soltó un pequeño quejido,
una vez hubo dilatado la entrada lo suficiente los sacó lentamente). Cuando tú
me digas que estas listo continúo.
Después de un par de minutos Ciel asintió levemente,
Sebastian elevó un poco las caderas del menor y entreabrió sus piernas para
mayor comodidad de ambos situándose él en medio.
-Al principio te dolerá pero te aseguro que en un par de
minutos sentirás placer como yo (comenzó a introducirse en él lentamente, sólo
hasta que estuvo completamente dentro Ciel gritó de dolor aferrándose con
fuerza a la almohada, Sebastian sintió como las paredes de la entrada el menor
oprimían levemente su miembro aquella cavidad resultaba tan estrecha que le
hacía sentir muy bien, bajo una leve movimiento de cabeza de Ciel señal de que
podía continuar comenzó a mover las caderas del menor lentamente para que se
acostumbrara aunque antes de que pasará más de un minuto, Ciel enroscó sus
piernas en las caderas de Sebastian y comenzó a inducir presión en ellas).
-Ya no duele Sebastian...Quiero sentir más de ti (entre
gemidos que se entremezclaban con los de Sebastian que aumentó el ritmo del
vaivén, pero aquello no parecía saciar al pequeño que continuamente pedía más).
-Quien iba a decir que un niño tan inocente como tú, iba a
resultar tan insaciable (aferrando con fuerzas las caderas de Ciel).
-Sebastian, deja de hablar y concéntrate...Bajaste el ritmo.
Comenzó a penetrarlo con más dureza debido a las
insistencias del menos que se aferraba esta vez de los barrotes del cabecero de
la cama. El mayor cambió de posición a Ciel situándolo encima de él dotándole
de cierta libertad de movimiento aunque resultaba algo torpe por lo que lo
ayudó a seguir el ritmo, marturbándolo a la vez que lo agarraba de las caderas
con una de sus manos penetrándolo profundamente, Ciel se aferró a él gimiéndole
cerca del oído excitando aún más a Sebastian que se empleaba a fondo para el
disfrute total del menor que no paraba de gemir en sus brazos, hasta que se
vino por primera vez en su mano y vientre con un sonoro gemido, pero no había
resultado lo suficiente para ambos por lo que continuó penetrándolo a ese ritmo
aunque el cansancio ya era palpable en sus cuerpos sudorosos sus gemidos eran
ya sofocantes, Sebastian comenzó a sentir que llegaba a su clímax en una de sus
últimas estocadas encontró el punto más sensible del interior de Ciel se
derramara nuevamente encima de él llegando al orgasmo al que poco después llegó
Sebastian derramando su esencia en su interior, saliendo cuidadosamente de él
recostándolo a un lado, aquel momento que habían compartido ambos había sido el
mejor de su vida.
-Eres alguien difícil de complacer boochan.
-Sabes que soy muy exigente (exhausto).
.Será mejor que me vaya y le deje descansar (depositó un
suave beso en sus labios y se levantó de la cama, Ciel lo retuvo agarrándole de
la mano).
-Por favor no te vayas quédate a mi lado esta y todas las
otras noches.
-Para mí será todo un placer complacerte (volvió a
recostarse nuevamente junto a él y Ciel lo abrazó y se mantuvo lo más pegado
que pudo sintiendo aquella calidez que emanaba del cuerpo de Sebastian que lo
inundaba y borraba el sufrimiento y la humillación que había sentido en aquella
horripilante fiesta, comenzó a cerrar sus ojos aquella sensación era tan
agradable que se rindió al cansancio sumiéndose en un sueño profundo y
relajante en los brazos de la persona amada, Sebastian le dio un beso en la
comisura antes de sumirse en un sueño de vigilia rodeando a Ciel en un abrazo
protector y se prometió a sí mismo que jamás volvería a dejar que nadie le
volviera hacer daño).
Cap 7 ROSAS NEGRAS .
Ciel se sentía solo estaba en una habitación oscura y fría
no había nada no podía ver lo que había más haya de sus pasos, comenzó a andar
entre la oscuridad, tropezó con algo y cayó de rodillas, se hizo derrepente la
luz una luz brillante y resplandeciente que hirió los ojos de Ciel que parpadeó
para acostumbrarse a aquella claridad, centró la vista en aquello con lo que
había tropezado y descubrió que era un cuerpo el cuerpo de Sebastian tenía una
herida profunda en un costado y la sangre brotaba sin cesar robándole
lentamente la vida a la persona que había conseguido que sintiera algo más que
odio, suspiro tras suspiro notaba como la llama de la vida de Sebastian se
apagaba:
-¡SEBASTIAN! ¡SEBASTIAN NO PUEDES MORIR, NO ME DEJES SOLO!
(el niño se agarraba con total desespero al cuerpo del demonio sus lágrimas
brotaban sus cesar de sus ojos la angustia de no poder hacer nada por salvarlo
lo estaba ahogando, se sentía totalmente impotente no sabía que hacer).
Una risa fría cargada de maldad resonó a su espalda el conde
se volvió como un resorte pero con consiguió ver a nadie, sólo estaban ellos
dos y dentro de poco solo quedaría él.
Sebastian entreabrió los ojos con mucha dificultad y
articuló algo pero el conde no pudo oírle, por que no podía oír su voz, que
estaba pasando, notó como Sebastian poco a poco se rendía a un sueño eterno del
que no despertaría más, una sombra se acercaba a lo lejos y le tiró algo, una
rosa negra con tonalidades purpúreas la respiración de Sebastian fue
desapareciendo, ¿aquella rosa negra había resultado ser el símbolo del final de
Sebastian Michaelis?.
-¡Sebastian! ¡Sebastian!
Ciel se despertó todo había sido una pesadilla demasiado
real, las lágrimas recorrían aún su rostro empapado en sudor, lo buscó por la
habitación pero no lo encontró, noto como aquella estancia se volvía fría y
nostálgica aquella calidez experimentada durante la noche que resultaba tan
agradable y le curaba por completo comenzaba a desaparecer hasta no quedar
nada, en ese momento recordó lo sucedido con Sebastian y lo añoró, estaba
aterrado por el sueño, se sintió solo y la angustia y la ansiedad volvían a
punzarle el corazón, se levantó demasiado rápido trastabillando con sus propios
pies hasta casi caer pero unas manos enfundadas de blanco lo sostuvieron
suavemente, levantó la vista y vio el rostro sonriente de su mayordomo.
-¡Sebastian! (lo abrazó con fuerza las lágrimas volvían a
brotar de sus orbes azulados, aquel abrazo estaba cargado de desesperación y
angustia).
-¿Boochan? ¿qué le ocurre? (preocupado por el estado de su
joven amo que no paraba de llorar desconsoladamente, lo rodeó con sus brazos,
con una de sus manos acarició el cabello del niño).
-Sebastian...No me dejes solo nunca, no puedes irte, no me
abandones por favor...(consiguió articular entre sollozos)
Sebastian lo acunó en sus brazos, le dolía ver a su amo así
pero no sabía el por qué.
-Boochan...Tranquilícese estoy aquí, no me he ido a ningún
lado
La calidez del cuerpo de su mayordomo comenzaba a
tranquilizarlo, aquel abrazo lo rodeo de serenidad y se fue calmando, Sebastian
lo fue llevando hasta la cama, recostándolo, se sentó a su lado acariciando una
de sus mejillas dulcemente, hasta que el pequeño se calmó por completo.
-Boochan, ¿Por qué se puso así, que le ocurre?
-Yo...tuve una pesadilla, en la cual estabas herido de
muerte y te ibas a un lugar al que yo no podía seguirte y tu vida se me escapó
de las manos contemplé como morías y me dejabas sólo....
-Sólo fue una pesadilla, nada más, estoy aquí contigo estoy
bien.
-Dime que nunca te vas a ir ni me vas a dejar solo.
-No me voy a ir a ningún lado sin ti, lo prometo.
-Bésame por favor.
Sebastian aproximó sus labios a los de Ciel y le besó dulcemente,
el niño lo rodeó por el cuello aproximándose lo máximo que pudo e introdujo su
lengua para jugar con la del demonio, necesitaba sentirle, le necesitaba ahora
lo comprendía, Sebastian se separó del menor cuando no hubo más aire, las
mejillas de Ciel lucían un tono carmesí y su respiración era agitada, resultaba
de lo más adorable así, deseaba tenerlo de nuevo pero un sonoro ruido los
interrumpió.
-Boochan creo que debo bajar, al parecer Brad a vuelto a
utilizar explosivos en mi cocina.
-¿¡Tienes que irte ahora precisamente?! Me estabas
consolando..(Mordió juguetonamente uno de sus dedos incitando al mayor y
desabrochó un par de botones del camisón).
-Lo siento boochan, si no voy ahora puede empeorarse cuando
Maylene intente limpiarlo, [Esa chica resulta tan torpe que podrían acabar
incendiando la casa entera..] (pensó Sebastian), si me disculpa amo debo
atender ese desastre.
-¡No, no te disculpo!.
-Vendré luego.
-Por mí no vengas. (el orgullo del menor flotaba en el
ambiente)
-Como desee, no vendré entonces, el desayuno lo tiene el
comedor, ¿necesita que el ayude con la ropa?
-¡Vete de una vez! ¡Es más no pienso bajar a desayunar! (se
enrolló entre las sábanas dándole la espalda) ¡Eres un idiota Sebastian!
(enrabietado).
Ciel había vuelto a coger una de sus pataletas, Sebastian se
retiró de la habitación con una sonrisa en sus labios, al menos había
conseguido que su joven amo olvidara aquel sueño que lo había trastornado
tanto.
Al poco tiempo de que terminara de recoger todo aquel
estropicio se encaminó con el desayuno hasta la habitación de Ciel, no tocó y
pasó directamente, el menor seguía en la misma postura que lo había dejado no
se había movido ni un ápice, se notaba que seguía cabreado con él, en verdad se
había molestado como nunca lo había hecho, se aproximó a él y lo giró.
-Ciel..Aquí tienes tú desayuno.
-Mmmm..Te dije que no quería desayunar.(volviendo la
cabeza).
-No me obligue a dárselo yo mismo...
-No pienso comer nada.
-No sea cabezota amo.
-Me lo vas a tener que dar tú.
El desayuno de aquel día constaba de una gran variedad de
frutos rojos con nata montada y el típico té inglés, untó la punta de una de
las fresas y la posicionó en sus labios besó a Ciel que saboreó aquel fruto con
agrado y deleite.
-¿Ahora le apetece más desayunar?
-Mmmm...Creo que se me está abriendo el apetito (metiendo el
dedo en la nata montada y lamiéndolo sugerentemente
Aquella manera tan juguetona que tenía el niño de incitar a
Sebastian lo volvía loco.
Ciel cogió un poco las riendas agarró del chaleco a Sebastian
tirando de él hasta situarlo en la cama a su lado, le quitó con algo más de
habilidad la parte superior del uniforme, lo besó por el cuello, hizo un camino
de nata por su cuerpo y lo fue lamiendo con la punta de su lengua de manera
insinuante, colocó dos frambuesas en los pezones de Sebastian atrapándolos
junto con el fruto entre sus labios succionándolos lentamente, en los ojos de
Sebastian se reflejaba la lujuria y el deseo tornándose más brillantes y
salvajes, el niño lograba sorprenderle haciendo del desayuno un juego excitante
y sensual con la forma en que rozaba su cuerpo con el de él y el como retiraba
cualquier rastro de nata o pieza de fruta, el pequeño podía ser de lo más
ingenioso en cuanto a este luego se trataba.
-Pasemos al segundo plato para saciar más mi apetito ¿no
Sebastian? (lo miró con unos ojos pícaros con un brillo de deseo en ellos)
Desabrochó el pantalón y fue a bajar la ropa interior, pero
Sebastian lo retuvo.
-Espere boochan…No es el mejor día para llegar hasta el
final, le puedo asegurar de que debes estar muy sensible y delicado por lo que
pasó anoche y seguramente que te vuelva a dañar de nuevo (luciendo preocupado)
-Sebastian…Deja de preocuparte tanto sé lo que quiero y
cuando estoy listo o no, además confío en ti sé que no me harás daño (le sonrió
dulcemente algo bastante extraño en él).
Aquella sonrisa le dio la seguridad que le faltaba a
Sebastian que accedió a continuar, Ciel bajó lentamente la ropa interior del
mayor, dejando a la vista el miembro prominente, unto la punta del mismo con un
poco de nata se relamió los labios y la lamió como si fuera el último alimento
que probaría en su vida pero como siempre con cuidado de no hacer daño pero la
ansiedad del niño se veía reflejados en sus actos, recorrió con su lengua todo
el tronco de aquella extremidad, la tomó con decisión entre sus manos
masturbándole con rapidez provocando que el mayor gimiera ante tal acción, se
volvió a introducir aquel pedazo de carne en su boca acuosa succionando
levemente pero con avaricia, Sebastian sentía escalofríos de placer, tiró de
Ciel de los hombros para separarlo no quería correrse, no aún además aquello
sabía perfectamente que al pequeño le resultaría de lo más desagradable, por el
gesto que puso al notar el sabor del líquido pre-seminal, el demonio sonrió con
complacencia había sido un profesor bastante bueno, tiró de él para acercar sus
bocas que se unieron lentamente pero la ansiedad del niño era más evidente
cuanto más tiempo pasaba y Sebastian lo sabía por lo que quiso torturarlo un poco
más, paró el contacto y lo posicionó debajo.
-Amo…Debe aprender a no ser tan impaciente, tiene que
tomarse las cosas con más calma, esa lección no la aprendió, creo que debo
castigarlo por ser mal alumno y portarse mal. (Desabrochó todos los botones del
camisón y lo retiró).
-Sebastian haz lo que quieras castígame todas la veces que
quieras, pero hazme tuyo una vez más por favor.
No pudo continuar hablando por que sus palabras se
convirtieron en gemidos cuando las manso expertas de Sebastian tocaron su
intimidad con total lentitud por encima de la ropa interior, la bajó con sus
labios, volvió a subir hasta su cuello besándolo suavemente, subió hasta sus
labios jugueteó con el labio inferior del pequeño y besó sus comisuras, en
ningún momento besó sus labios haciendo impacientar al menor que lo rodeó por
el cuello y se aproximó a él besándolo sólo se separo al notar la falta de
aire.
-No me hagas sufrir así Sebastian….
-En ningún momento quiero hacerle sufrir, sólo hago más
interesante el juego.
Comenzó a depositar besos por su pecho y torso, continuando
el avance descendente hasta la zona pélvica soplando y besando, aquel contraste
de temperatura enloquecía al menor al cual se le aceleró la respiración y jadeó
de placer, bajó hasta la zona interior del muslo besándola y acariciándola en
sentido ascendente parando a la altura genital pasando al otro repitiendo la
acción.
-Se-bas-tian…¿Por qué me haces esto? (entre gemidos).
Todo aquello era una tortura de lo más placentera para
ambos, pero más para Sebastian que disfrutaba viendo a su joven amo retorcerse
de placer manteniéndolo expectante.
-¿Hacerte qué boochan?.
-Esto…Hacerme esperar tanto…
-Espara su mayor disfrute.
-¡¿Mayor disfrute?! Es una tortura para mí.
-Shh…Guarda silencio.
-¡Me estás mandado callar seb…!
Sus palabras fueron detenidas por un gemido sordo al notar
que su miembro era introducido casi por completo dentro de la boca del
mayordomo que comenzó a lamerlo enteramente desde su punta hasta los testículos
mordiéndolos levemente, aquellos roces eran lentos demasiado lentos para el
menor que se derretía de placer con gran desesperación agarrándose a las
sábanas de pura excitación esta vez Sebastian estaba haciéndolo disfrutar al
máximo.
-Sebastian...y-ya..He aprendido la lección.
-Entonces pasemos directamente al postre, lo haré lento y
dulcemente.
-¡Sebastian eres un idiota no lo hagas así!, no lo
soportaría.
El mayor sonrió traviesamente, le ofreció dos de sus dedos
que el menor rápidamente los chupó, una vez que estuvieron lubricados los saco
y los fue introduciendo lentamente en la entrada de Ciel que gimió de placer ya
que no sintió el mismo dolor que la primera vez sólo era una leve molestia, una
vez que lo hubo preparado lo suficiente se dispuso a entrar colocándose entre
medias de las piernas del menor, Ciel lo empujó a entrar más rápidamente con un
movimiento seco de su cadera, provocando un gemido ronco en ambos, peor mucho
más en un asombrado Sebastian que no se esperaba aquella acción del pequeño.
-En verdad, no puedo cambiar tu actitud precipitada (sin
mover uno de sus músculos).
-Sabes que no puedes mandarme en todo lo que se te antoje
(empezó a mover sus caderas en señal de que continuara).
Ciel se había cansado de aquel juego delicado y suave, había
dolor pero era un dolor más placentero, Sebastian notó que la delicadeza y la
suavidad no le bastaban a su amo por lo que comenzó a envestirlo con más dureza
desde un principio, cambiando de posición sentándolo sobre sus piernas para que
el niño pudiera agarrarse a su espalda, el pequeño lo rodeó por el cuello para
mejor sujeción, debido a las estocadas que estaba recibiendo comenzó a clavarle
las uñas en su espalda del puro placer que sentía.
-Se…bas…tian…no aguanto m-más…me voy a correr, se siente
demasiado profundo… (Con voz entrecortada debido a los continuos gemidos que de
ella salían)
-Aguante un poco boochan quiero llegar contigo…
Aumentó un poco el ritmo mientras con la otra mano lo
masturbaba para maximizar el placer el pequeño si eso era posible, al cabo de
unos minutos ambos llegaron al orgasmo y se tumbaron pesadamente sobre la cama
con sus respiraciones aún aceleradas por el momento y con los cinco sentidos al
máximo, Sebastian lo rodeó entre sus brazos, el grado de satisfacción de ambos
era más que óptimo, permaneció así hasta que notó que la respiración del joven
se ralentizó y se hizo más profunda señal de que se había quedado dormido
debido al agotamiento, se levantó y salió de la habitación para ocuparse de las
pocas tareas que le quedaban por cumplir, mientras bajaba aquellas espléndidas
escaleras de mármol blanco reluciente llamaron a la puerta, se apresuró a abrir
esperándose encontrar a alguien pero sólo había una preciosa rosa negra, con un
sobre en el cual sólo ponía para el Conde Ciel Phantomhive.
CAP 8 Cuando el amor se convierte en obsesión
Una vez recogido el sobre y la flor Sebastian lo llevó a la
habitación del conde que aún dormía profundamente y lo dejo cuidadosamente al
lado suya encima de la almohada salió del cuarto cerrando la puerta sin hacer
el más mínimo ruido, después de media hora, se oyó un grito procedente de la
habitación de Ciel, sobresaltando a todos los que se encontraban en la mansión,
Sebastian corrió como viento que lleva el diablo, entrando precipitadamente en
la habitación descubriendo aun conde consternado abrazándose sus rodillas en un
rincón estaba aterrado.
-¿Boochan que le ocurre?
-Esa maldita flor, que hace aquí...Ha venido a
torturarme....
Sebastian reparó por fin en la flor que yacía en el suelo
junto con la carta.
-Sebastian...quémala, haz lo que quieras con ella pero
sacala de mi vista...(su mirada era de puro terror como si hubiera visto a la
mismísima muerte aunque para Ciel aquella flor era lo que significaba la muerte
de su ser más querido).
-Como desee amo.
-En el sobre pone quien la ha enviado quien es el causante
de tal acto.
-Si me permite, sólo es una flor Ciel no tienes nada que
temer.
Ciel la observó con más detenimiento era negra sí pero no
era idéntica a la de su sueño.
-Dame le carta.
Sebastian le ofreció el sobre que Ciel abrió para proseguir
la lectura.
Querido conde, le envío este presente como muestra de mis
sentimientos más profundos hacia usted, consérvela como muestra de que los
acepta, lo sabré inmediatamente, en el caso de que ocurra lo contrario también
me enteraré y obtendrá consecuencias.
Posdata: Le estaré vigilando Ciel Phantomhive siempre lo
haré.
Aquellas palabras guardaban un tono amenazador, pero Ciel no
quería tener aquella rosa por más tiempo cerca de él, sí le ocurría algo
siempre tendría a Sebastian para protegerle.
-¿Ciel ha cambiado de idea?
- No, deshazte de ella, no quiero tener esa abominación
cerca, me produce un profundo rechazo, me enferma.
-Como desee amo, regresaré enseguida con un té para calmarle
los nervios.
Puesto que Ciel temblaba como una hoja caduca a punto de
caer del árbol al comienzo del otoño.
Alguien desde las sombras en la rama de un árbol lo escuchó
todo.
-Abominación dices...Lo vas a lamentar Ciel...Creo que ya es
hora de que pase a la acción.
Continuó allí inmóvil, escuchando atentamente para descubrir
que punto débil tenía Sebastian o que punto débil tenía el propio Ciel, que
podía hacer para destruirlo completamente sin tener que mancharse sus delicadas
manos con su sangre, tenía que ser obra suya propia y no ajena.
Ya de vuelta Sebastian depositó una taza de té en la mesilla
de noche y se aproximó al conde que seguía abrazado a sí mismo con los ojos
entrecerrados, le cogió en brazos, Ciel se sobresaltó y le propinó un puñetazo.
-Se-bas-tian...Lo siento (tartamudeó el pequeño).
-No se preocupe, le asusté, debí haber llamado antes de
entrar. (depositó el cuerpo sudoroso de Ciel en la cama, lucía como enfermo,
estaba más pálido de lo normal y su respiración era dificultosa y pesada, se le
veía débil y muy asustado ,todo aquello le había afectado en muchos ámbitos no
sólo en lo emocional si no también lo físico, su joven amo resultaba un niño
tan frágil y quebradizo como el más fino cristal, el lo sabía, sabía hasta que
punto se llegaba a sentir mal aunque el pequeño no lo mostrase debido a su
orgullo.
-Tome, beba un poco de té le calmará (ofreciendo la taza de
té que Ciel cogió con su mano temblorosa, Sebastian por miedo a que se le
derramará encima el té hirviendo lo ayudó aproximando la taza a sus labios).
Aquel líquido dorado entraba por su garganta seca calmando
sus nervios, reconfortándolo.
-¿Puedo hacerle una pregunta?
-Si.
-¿Por qué le ha afectado tanto recibir ese obsequio
-Debido a que me pareció que aquella rosa era la misma que
aparecía en mi pesadilla, pensé que mis tormentos se harían realidad.
-Era eso, temió por mi vida.
Ciel asintió.
-Que tierno por su parte boochan pero no tiene de que
preocuparse no podrían hacerme nada ya que el único daño que pueden hacerme a
mí es hacerle daño a usted y mientras que yo pueda protegerle, no correremos
peligro alguno, puede descansar tranquilo le avisaré cuando esté la cena.
Aquellas palabras le bastaron a quienes estaban escuchando.
-El amor que os procesáis será vuestra perdición, os
destruiré os aplastaré como a unas hormigas será vuestro final, por fin podré
ver a Sebastian Michaelis totalmente hundido y por fin obtendré mi venganza,
dos pájaros de un tiro.
-Sebastian espera, quédate conmigo, mi cena puede esperar,
no tengo demasiado apetito, túmbate a mi lado por favor.
Sebastian se tumbó en aquel lecho al lado de Ciel que se
refugió en su pecho, el mayor lo rodeó entre sus brazos acunándolo
protegiéndolo. Se había hecho la promesa de que jamás volverían hacerle daño
alguno y no quería faltar a su promesa, si lo hacía se rompería el contrato y
tendría que abandonarlo y eso no lo permitiría, no podía dejarlo solo, se
incorporó de la cama con mucho cuidado y bajó a la cocina, tenía en mente
prepararle algo ligero para que se acostase temprano debía descansar ya que
aquellos días habían resultado muy duros para él, después de unas débiles
cavilaciones regresó a la habitación de su querido boochan.
-¿Sebastian ya está hecha la cena?
-Pensé que dormía.
-Me desperté cuando te fuiste.
Sólo quería avisarle de que la cena está lista baje cuando
desee
-Súbela al estudio necesito pensar que voy hacer con la
persona que me ha enviado esto. (Estrujando el papel entre sus manos).
Al rato Ciel ya se encontraba en el estudio con la cena
servida meditando sobre que hacer y quien sería tal personaje, lo encontraría y
acabaría con su miserable existencia, golpeó la mesa con uno de sus puños
soltando toda la rabia que tenía en su interior, lastimándose la mano en ello.
-Boochan, no debería hacer eso, se está lastimando usted más
de lo que ya está. (Cogiéndole la mano dolorida).
Ciel suelta el agarre de malas maneras.
-¿Le ocurre algo?.
-No necesito de tus cuidados.
-Sabes una cosa resultas demasiado orgulloso para ser sólo
un crío. (Sale de la habitación en busca de hielo y unas vendas y regresa a los
segundos de haberse ido). Tenga póngase un poco de hielo, si no se le hinchará
y le dolerá más.
Ciel coge a regañadientes la bolsa de hielos y se la aplica
en la mano.
-Sebastian, ¿Puedo hacerte una pregunta?.
-Desde cuando me pide a mí permiso para hacer algo.
Ciel pone cara de pocos amigos.
-¿Sabes quien puede estar detrás de todo esto?.
-Tengo algunas intuiciones pero no estoy totalmente seguro
de ello.
Sebastian en verdad ya sospechaba de cierto demonio y de
aquel niño retorcido y perverso que lo acompañaba, debido al trazo de la letra
de la carta, esperaba encontrarles antes de que le sucediera algo a Ciel ya que
si repasase algo sería única y exclusivamente culpa suya.
-¡Por que si tiene alguna idea no ha ido ya a investigar y
solucionar todo esto, para que yo deje de atormentarme!.
-Estoy esperándo su orden.
-Sebastian, te lo ordeno, ve y encuentra a quien esté detrás
de todo esto pero tráeme a quien sea vivo quiero ser yo quien acabe con esto de
una vez.
-Yes my lord.
Después de recibir esa orden salió de la mansión en busca de
esa pareja que tanto dolor estaba causando en su joven amo.
CAPÍTULO 9
Una nueva rosa con una nueva carta llegaron hasta las manos
de Ciel, que esta vez estaba dispuesto a no sentir miedo a enfrentarlo, sabía
que Sebastian lo resolvería todo, encontraría al culpable o culpables de todo
aquello, no le pasaría nada regresaría en cuanto hubiese cumplido la misión,
pero cuando sería eso y que le ocurriría a él durante ese periodo de tiempo,
abrió el sombre y comenzó a leer:
Estimado conde:
Lamento comunicarle una triste noticia para usted claro, su
mayordomo se encuentra en nuestras instalaciones, te dije que habría
consecuencias si rechazabas lo que te ofrecía, Si usted sale voluntariamente de
su casa a su mayordomo no le pasará nada, me he tomado la molestia de enviarle
un carruaje a buscarle, aunque muy torpe por mi parte no creo que lo haga voluntariamente,
en ese caso cuide su espalda, nunca se sabe lo que puede ocurrir.
Un golpe sordo abrió de par en par las puertas de la
mansión, a Ciel no le dio tiempo ni de reaccionar e intentar defenderse,
alguien lo golpeó por la espalda desequilibrándole, una bolsa cubrió su rostro,
alguien lo cargo hasta el carruaje y abandonaron su casa y con ella la poca
seguridad que podía tener, no podía ver nada, no sabía donde se encontraba ni
adonde le llevaban y mucho menos que fin tenía todo aquello, ¿Dónde estaba
Sebastian y que le habían hecho?. Todo aquello le comenzaba a agobiar, sentía
como su respiración se aceleraba convirtiéndose en una molestia, la sensación
de estar en un grabe peligro le inundaba todo su ser, su vista comenzaba a
nublarse la poca claridad que se traslucía por el tejido de la bolsa comenzaba
a tornarse negra y borrosa hasta que sólo quedó oscuridad, al poco tiempo
llegaron al sitio indicado y arrastraron a Ciel sin ningún cuidado hasta la
habitación destinada, le quitaron la bolsa que cubría su rostro y lo
prepararon.
Después de un tiempo inconsciente Ciel comenzó a abrir sus
ojos, pero seguía estando todo negro. ¿En qué lugar estaba? no estaba seguro,
¿cuánto tiempo llevaba ahí? no lo sabía con exactitud, todo en su mente estaba
confuso. Pero toda aquella situación le sonaba de algo, intentó dar un paso
pero no pudo, notó como un frío hierro presionaba sus muñecas y tobillos,
derrepente una luz brillante y clara inundó la habitación, dañando los orbes
azulados de Ciel que parpadeó varias veces para habituarse a aquella claridad,
en ese mismo momento, se le pasó por la mente la escena de su sueño, miró hacía
abajo con gran temor esperando encontrarse con el cuerpo de Sebastian pero no
encontró nada, suspiró aliviado, sólo se encontraba él en medio de toda esa
claridad a la que poco a poco se fue acostumbrando, todo estaba cubierto por
sábanas blancas, salvo la pared en la que estaba encadenado, se encontraba
aterrado ¿cómo saldría de esta?, una puerta se abrió ante él, una sombra entró al
principio demasiado borrosa para saber de quien se trataba debido a la
distancia, luego esa silueta se convirtió en una persona más visible para él
para luego descubrir de quien se trataba.
-¡Alois Trancy! debí haberme imaginado que eras tú el
maldito insecto, que estaba detrás de todo esto.
-¿Quien si no, iba a estar detrás de tan bello e ingenioso
plan?.
-Maldito, te juró que te aplastaré como la mugrienta araña
que eres, Sebastian vendrá a rescatare y se encargará de ti y de tu asqueroso
mayordomo.
-Hablando de Claude, me dijo que él y Sebastian se estaban
divirtiendo mucho, no creo que pueda atenderte, para lo que están haciendo se
necesita de mucha concentración (sonrió perversamente).
-Sebastian no haría nada con ese detestable mayordomo! ¡Le
habéis engañado! ¡Eres un rastrero! ¡una inmundicia! (tirando de las cadenas lo
más que podía, intentando atrapar a Alois, haciendo que la cadenas se le
clavaran más aún en su piel).
-Modera tu lenguaje, acaso tus padres no te enseñaron
modales, Sebastian accedió el sólo a compartir momentos íntimos con Claude, no
le obligamos a nada, él estaba cansado e ti de tus órdenes y caprichos.
Había tocado dos puntos débiles de Ciel, Alois lo sabía, el
conde giró su rostro, pero el mayor lo agarró con rudeza del mentón volteándole
la cara para ver su mirada.
-Tienes unos ojos tan arrogantes aún cuando no deberías
serlo (dándole una pequeña bofetada). Di en dos de tus puntos más sensibles
¿verdad pequeño Ciel? (con tono burlón).
-Sabes lo que deberías aprender tú, a mantener tu veneno
dentro de tus colmillos.
- eres un niño engreído que se cree que lo tiene todo bajo
su poder y que es intocable, peor eso ya...Se acabó, que es del arrogante y
poderoso Ciel Phantomhive, sólo es un niño asustado sometido ante mi poder y
deseos.
-¡En cuanto salga de esta Alois, te prometo....
-¡Me prometes que! (agarrándole del pelo) no estás en
condiciones de amenazar a nadie y mucho menos a mi, que puedo hacerte
desaparecer en un abrir y cerrar de ojos, es más que harás sin Sebastian a tu
lado, conviértete en mi marioneta Ciel y te aseguro que no os mataré a ninguno
de los dos. (esbozó una sonrisa maligna).
-¿Puedo hacerle una pregunta su alteza? (cada palabra que
pronunció de esa frase le repugnaba pero forzó una sonrisa amistosa).
-Si me lo pides así, claro que puedes.
-¿Por qué me enviaste esas rosas? ¿Qué intenciones guardas
tras todo eso? ¿Qué querías conseguir?.
-Sólo quería que aceptaras mis más profundos sentimientos,
pero tú en tu arrogancia los rechazaste, diciendo que era un abominación, algo
repugnante que te enfermaba, te confieso una cosa, en verdad todo esto lo he
planeado para que fueras mío si no lo consigo tu fin estará más cercano.
Ciel debía salir de esta, pero que debería hacer, quizás
engañarle para ganar tiempo, hasta que Sebastian viniera a rescatarlo, pero en
verdad ¿vendría o estaba demasiado ocupado con Claude?, la rabia lo consumía
por dentro, decidió intentar salvarse por sí mismo.
-Pero Alois, no ves que ya soy tuyo...
-Si eres mío como tú dices, bésame como lo haces con
Sebastian. (se acercó a él lo más que pudo).
Como sabía que él había besado a Sebastian, acaso los había
estado observando desde un principio y para ellos había pasado totalmente
desapercibido.
-El tiempo corre Ciel-kun, no tengo todo el día.
Ciel guardó el profundo asco que sentía al tener que hacer
aquello por salvarse, venderse de aquella forma resultaba totalmente
humillante, hasta que punto llegaría todo aquello y cuanto podría aguantar.
Ciel presionó sus labios con los del mayor ((nota de recordatorio:
Alois es un año mayor que Ciel, supongo que lo sabréis pero por si acaso se os
olvidó)) y lo besó con un profundo desagrado, pensando que no era Alois el que
estaba ahí, cerró los ojos con fuerza al notar la lengua del rubio en su
interior,se mantuvo prácticamente inmóvil.
-No me convences del todo Ciel.
-¿Qué más quieres?.
-Dime que me quieres, pero de corazón, ya que si me mientes
lo veré en tus ojos.
-Te quiero (con una sinceridad totalmente fingida pero lo
suficiente para parecer creíble).
-Ahora dime que me quieres más que ha Sebastian.
-Te quiero más que a Sebastian (entre dientes pero
procurando parecer sincero).
-Dime que quieres que te lo haga, tantas veces como quiera
aquí y ahora.
-Quiero hacerlo contigo (comenzando a temblarle la voz).
-Continúa Ciel...
-tantas veces como quieras aquí y ahora.
- Y ahora por último dime que deseas ser mi juguetito sexual
y que podré hacer contigo cuanto desee.
Eso era demasiado Ciel esbozó una mueca de odio y rabia.
-¡No pienso decir tal cosa! ¡No me rebajaré a ese nivel.
-Que pena, en ese caso no me quedará otra opción que...(saca
un puñal y se lo pone a Ciel en el cuello) matarte y ordenar a Claude que mate
a Sebastian (susurrándoselo pero pronunciando cada palabra sin vacilar y con un
tono cantarín).
Ciel tragó saliva, estaba apunto de decir las palabras más
humillantes de su vida.
Deseo que...(se le quebró la voz, bajó la cabeza, unas
lagrimas traicioneras brotaron de sus ojos convirtiendo esa situación en más
humillante aún).
-Deseas que...(haciéndole alzar la cabeza para que le
mirase).
-Deseo ser tu juguetito sexual y puedes hacer cuanto desees
conmigo.
Alois se relamió los labios aquellas palabras resultaban la
mar de deliciosas para sus oídos.
-Gracias por todas esas palabras resultan la mar de
gratificantes para mi Ciel...(acariciándole la mejilla).
Toda aquella conversación fue escuchada por Sebastian que no
se creía lo que había oído, no podía ser cierto pweo Ciel había sonado tan
convincente, Claude lo arrastró lejos de allí.
En el interior de la habitación.
-¡Eres un bastando Alois!
Alois le profirió otra bofetada pero esta vez más fuerte que
la anterior.
-Te dije que cuidaras tu lenguaje ante mí, muestra respeto.
-¡Nunca respetaré a alguien como tú!.
-Tendré que humillarte aún más para que aprendas, por cierto
todas tus palabras las ha escuchado tu preciado Sebastian, no me lo tomes muy
en cuenta no lo hice a propósito...(sonrió con picardía, le lamió el lateral
del rostro que había golpeado, comenzó a besar su cuello con lascivia, desgarró
sus ropas deshaciéndose de ella, dejando el pecho de Ciel al descubierto,
empezó a tocar su cuerpo cada roce le resultaba desagradable al pequeño, que se
pegó a al pared para alejarse de aquel perturbado, Alois tiró de una de las
cadenas que ataban a Ciel acercándolo de nuevo, mordió y besó su pecho y
rostro, dejando marquitas rojizas, prosiguió mordisqueando y pellizcando sus
pezones, Ciel se mordió la lengua no quería sentir aquel placer que estaba
sintiendo). Vamos Ciel regálame uno de esos soniditos que le regalabas tan
gustosamente a Sebastian (susurrándoselo).
-¡Ni lo sueñes!
Alois introdujo con rabia las manos dentro del pantalón y su
ropa interior, tocando con poco cariño la intimidad de Ciel haciendo que se
estremeciera ante aquel contacto, aumentó la marcha recorriendo con su mano
toda la extensión al completo del miembro del más joven, haciendo que Ciel
gimiera inconscientemente.
-Eso es...¿No era tan difícil verdad?.
Le bajó los pantalones y la ropa interior.
-Y ahora te haré mío.
-¡No! (comenzó a retorcerse).
-Como que no, me dijiste que querías, no vale cambiar de
opinión...(giró el cuerpo de Ciel, posicionándolo de cara contra la pared).
-Alois, no hace falta que lo hagas por favor, si yo te
quiero en serio.
-Hay que consolidarlo.(rodeó a Ciel por la cintura,
preparándose para invadir al menor).
Ciel notó como el miembro del mayor rozaba su entrada y se
tensó no quería hacerlo, sentía el miedo más terrible que había sentido nunca,
no quería ser de él sólo quería pertenecer a Sebastian, su cuerpo, su mente y
el mismo lo sabía, su cuerpo se resistía al contacto con aquel rubio, pero se
sentía débil Sebastian no vendría a buscarle, no le salvaría esa vez, estaba
solo y no podía hacer nada, sentía como su corazón se encogía de dolor, ese
maldito mayordomo le había traicionado faltó a su palabra de que siempre le
protegería, le mintió, como fue capaz de hacerle esto, todo lo que compartieron
solo fue para él un simple juego diversión quizás, mientras que en el pequeño
crecieron sentimientos hacia él, unas lagrimas volvieron a brotar esa vez
dolían mucho más las sentía con todo el alma.
-Sebastian…por-favor…Ven…te lo suplico…
-Ciel, él no vendrá ya te lo dije está ocupado…Te ha dejado
solo…En verdad él no te quiere, sólo estaba jugando contigo, fuiste muy crédulo
al pensar lo contrario, es un demonio retorcido y sin sentimientos alguno eres
muy inferior a él como tan si quiera pudiste pensar que podía resultar lo
vuestro, que inmaduro.
Alois se estaba deleitando del sufrimiento aquellas lágrimas
que Ciel estaba derramando eran de lo más deliciosas para él ya que todo
aquello le estaba doliendo en lo más profundo de su alma corrompiéndola.
Sin previo aviso y sin prepararlo Alois se introdujo en él,
hiriendo cada fibra de su ser a Ciel que profirió un grito de dolor, no solo
por aquella invasión si no por los sentimientos que tenía los sentimientos de
su alma.
Desde la lejanía
-¡Boochan! (yendo hacia la dirección de ese grito, un grito
de lo más desgarrador para sus oídos, era tan profundo el dolor que expresaba
con ello su joven amo que lo sentía él desde lejos).
Claude frenó su avance.
-No puedo dejar que vayas, si lo haces Alois matará a Ciel,
antes de que tú pudieras hacer nada, el me dijo que ni tú ni Ciel sufriríais un
daño irreparable pero si tú entras y le interrumpes, te puedo asegurar que
cambiará de parecer, se que es complicado y doloroso.
-Pretendes que me quedé aquí sin hacer nada, mientras oigo
como sufre.
-Aunque no lo creas estoy de parte de vosotros dos y te digo
que es lo mejor que puedes hacer, ya que ninguno de nosotros dos quiere ver a
Ciel muerto ya que resulta muy valioso.
Mientras tanto en aquella habitación Alois había empezando a
envestir a Ciel sin hacer caso a las suplicas de que parase del menor, le lamió
toda la columna vertebral provocándole un escalofrío, Ciel se rindió por más
que gritase o suplicara que parase sabía a la perfección de que no lo haría,
bajo la cabeza en señal de sumisión y dejo de resistirse ya que no cambiaría
nada, se entrego al propio dolor que sentía en todo su ser, que importaba ya
cuando se encontraba solo y abandonado de nuevo en ese mundo, Sebastian había
preferido quedarse después de todo con Claude, Alois tenía razón él era un ser
muy inferior a Sebastian que había preferido algo mejor, no le salvaría esta
vez, no acudiría en su ayuda nadie, las lagrimas comenzaron a caerle sin cesar
de sus ojos de pura impotencia de no poder hacer nada de nada, de sentir que no
tenía a nadie a su lado, de notar como era violado una y otra vez incansablemente,
deseaba que parara, quería dejar de oír los gemidos de Alois, su cuerpo estaba
dolorido no sentía nada en absoluto, sólo sintió alivio cuando noto que el
miembro de Alois se hinchaba en su interior derramándose en él, aunque aquello
significaba el final de su tortura no fue nada agradable cuando el mayor sacó
su miembro de él, sintió un gran escozor, debido a las heridas que le había
producido, pero ya poco le importaba todo aquello, ya se había terminado, que
más podía hacerle aquella persona tan retorcida, lo había humillado y lo había
sometido a él forzadamente robándole el poco orgullo que le podía quedar.
Alois lo volteó.
-Sabes una cosa Ciel-kun, ha sido todo un placer sentirme
dentro de ti, pero tu colaboración no ha sido completa, no me has complacido en
absoluto, no sirves ni para esto…(lo abrazó y le susurró) Prometí no matarte
cuando hubieras sido mío pero…El placer que he sentido no ha sido suficiente,
lo siento por ti.
Ciel sintió como un acero frío se introducía en el por uno
de sus costados sólo fue un instante lo que duró dentro pero le basto para
contener la respiración al sacarlo notó un profundo dolor y un líquido caliente
brotó a borbotones de la herida al ser extraído el puñal, ese sería su fin,
todo aquello acaba ahí, su propia vida se terminaba de aquella forma tan
denigrante, Alois sacó una rosa negra con tonalidades purpúreas, su sueño todo
aquello formaba parte de él, pero no le cuadraba no debería morir él si no
Sebastian, el sólo hecho de pronunciar su nombre le dolía, aunque ahora ya daba
igual quien viviera o muriera, aunque prefería morir él mismo para acabar con
aquel sufrimiento tan profundo que sentía. Alois lo desató, Ciel se escurrió
por la pared hasta quedar tendido en el suelo con la cabeza apoyada en la pared
-Sabes una cosa con esto…Mato dos pájaros de un tiro, me
deshago de ti y contigo de tu querido mayordomo, dulces sueños Conde Ciel
Phantomhive. (tiró la rosa a su lado, y se marchó por una puerta trasera,
dejando a un moribundo Ciel tirado en aquel frío suelo con su vida apagándose
lentamente, para reunirse con Claude, todo se había acabado).
¿SERÁ EL PRINCIPIO DEL FIN DE CIEL?
CAP 10 Un principio y un final parte 1ª
Ciel sentía frío en todo su cuerpo, pero ¿por qué él no
moría? ¿Por qué aún empeñándose en dormir para no despertar nunca, en apartarse
de la vida ella se empeñaba en agarrarse a él, quería seguir torturándolo?. Se
sentía indefenso, traicionado por quien no esperaba, todo le había salido mal y
su vida propia se reía del él, y ano le quedaba nada, lo había perdido todo, su
vida había dejado de tener sentido, como iba a tener sentido algo tan vacío
como aquello, su vista se nublaba, se sentía adormecido, por fin había llegado
su final, sin embargo sus ojos no se rendían al sueño, ansiaba irse de aquel
mundo que había sido tan cruel con él, pero su corazón se resistía a dejar de
latir, oyó el sonido de unas puertas abrirse, pero no podía moverse, su cuerpo
había dejado de responderle, vio a alguien entrar, en él había sentimientos
contradictorios, por una parte quería morir, pero por otra deseaba pedir ayuda
a aquel que había cruzado la puerta, en su cabeza rondaba una pregunta que no
tomaba respuesta ¿qué haría él con una vida vacía con sentimientos que
sobraban?.
Intentó gritar a la persona pero de él no salió sonido
alguno, la persona se acercó a él precipitadamente y se arrodillo a su lado,
pero Ciel había decidido morir, se rendía, no quería sufrir más quería que la
oscuridad lo abrazase para no soltarle jamás. Una voz familiar lo habló:
-¡Boochan resista! Lo sacaré de aquí. (con gran
preocupación).
¿Quién era?, no lograba verle con claridad, pero de algún
mundo u otro se sintió a salva ante su presencia y su alma reconfortada, unos
brazos fuertes pero delicados lo recogieron del suelo, ¿acaso era un ángel
quien lo había salvado de su destino fatal?.
-No se duerma por favor, mírame, debes permanecer despierto,
no sé que haré si te mueres, sin ti no creo que sea capaz de vivir, escucha mi
voy, pronto estaremos en casa, aguanta un poco más, no puedes dejarme así.
(Estrechó el cuerpo de Ciel contra su pecho).
No sabía por qué pero aquellas palabras curaban su alma
herida se sentía algo parecido a estar en paz, la visión de Ciel se nubló
completamente.
¿Había muerto?, no sabía exactamente cuanto tiempo llevaba
inconsciente, peor al despertar lo hizo en un entorno familiar, era su cuarto,
aquella persona lo había traído hasta allí, con cuidado se tocó el costado lo
tenía vendado, sin duda no había sido un sueño, las imágenes y las imágenes y
palabras de aquel instante brotaron en su mente.
-Sebastian no te quiere, el no vendrá esta vez, está ocupado
divirtiéndose con Claude necesita mucha concentración, no se conformaría con un
ser tan inferior a ti.
Todas aquellas palabras que le había dicho Alois volvieron a
herir su débil corazón que se contrajo fuertemente, aquello volvía a
torturarlo, le dolía demasiado, pero…¿Por qué le dolía?, él no podía sentir
nada por Sebastian, o si, no quería admitir sus sentimientos.
La puerta de su cuarto se abrió, Ciel se giró y se encontró
con la mirada de sus ojos escarlatas, le dio un vuelco el corazón que le empezó
a palpitar fuertemente, ¿por qué le por qué le ponían tan nerviosos aquellos
ojos?.
-Sebastian, ¿qué haces aquí? ¿acaso vienes a torturarme?.
-Sólo vine a asegurarme de que estabas bien, y como has
despertado quiero explicarte…
-¡Callate, no quiero oír ni una sola de tus palabras! ¡No me
debes nada! ¡No tienes que explicarme nada! ¡has venido aquí a reírte de mí y
burlarte de mi sufrimiento!.
-Yo nunca haría eso, no quiero que sufra más, cuando le vi
ahí tirado, mimando se me hizo trizas al pensar que le había perdido, pero al
ver que aún respiraba, lo traje hasta aquí, ¡yo le salvé la vida1 ¡Y aún así me
dice que me burlo de ti!
-¡Que tú me salvaste! ¡Mentiroso todo lo que dices es
mentira! ¡Que tú me salvaste, no me hagas reír, me dejaste a mi suerte! ¡que es
lo que pretendes ya me han humillado suficiente! Ya sé lo que quieres, quieres
verme agonizar mientras te veo con Claude ¿no? ¡Me abandonaste por él,
preferiste quedarte con Claude!
Un momento acaso estaba sintiendo celos, todo en la mente de
Ciel tomaba sentido sus sentimientos hacia Sebastian brotaba en cada palabra
que pronunciaba si se lo callaba por más tiempo iba a explotar.
-¡Claro que me quedé con él, pero por su bien…Él me dijo
que…
Sus palabras fueron interrumpidas por el menor un nuevo
destello de ira brotó de él.
-¡Tienes la osadía de admitir que te quedaste con él, y me
dices que fue por mi bien!, ¡Que te dijo!(sentía que las palabras se le
escapaban de sus labios y así fue por fin la bomba estalló) ¡QUE ÉL TE
SATISFARÍA MEJOR QUE UN CRÍO COMO YO!¡ERES UN DESGRACIADO, DURANTE TODO ESTE
TIEMPO ESTUVISTE JUGANDO CONMIGO Y CON MIS SENTIMIENTOS!
Por fin todo su ser admitía que amaba a Sebastian pero no
quería que fuera así.
-Lo estas malinterpretando todo, Ciel por favor, ¡Piensa con
sensatez!.
-¡Malinterpretando! ¡Yo no estoy malinterpretando nada!. ¡Te
acostaste con Claude! ¡dime por qué! (lo agarró del cuello de la camisa
aproximándole a él, zarandeándolo) ¡No se te ocurra mentirte!.
-¿acostarme? Yo no me acosté con Claude.
-No juegues más conmigo ya lo has hecho suficiente, mientras
tú te divertías yo sentía cosas por ti, ¡acaso no te satisfacía lo suficiente
yo! ¡que hice mal para que me abandonaras por él! ¿Soy tan inferior a ti? (unas
lagrimas de frustración e ira afloraron de sus ojos resbalándose por sus
mejillas, acomodó su cabeza en el pecho de Sebastian y lo golpeó con sus puños
con rabia como un niño pequeño) ¿Por qué me haces esto? ¡Te odio!.
Sebastian lo alejó de él, agarrándolo por los hombros.
-Siento haberte hecho daño, no sabes cuanto lo siento, no te
pude salvar a tiempo por que si lo hacía Claude me dijo que Alois te mataría
antes de que yo pudiera hacer nada, por lo que tuve que esperar, pero me dolió
oír la conversación entre vosotros, no actúes como un santo por que no lo eres,
no me quise interponer entre vosotros por que dijiste que querías más a Alois
que a mi.
-¿Querer a Alois? ¡Cómo iba a querer a semejante insecto
repelente!. ¡Me obligó a decirlo!¡Amenazó con matarme si no lo decía!.
Todo aquello había sido otro de sus engaños, un juego nuevo
de ese niño rubio y él, había caído como un estúpido.
-Contéstame a una cosa, en verdad me odia Ciel.
Ciel guardó silencio estaba sopesando la respuesta,
pero…¿Cómo iba a odiarlo después de todo lo que habían pasado?.
Sebastian interpretó su silencio como una respuesta
afirmativa.
-En ese caso no tengo nada que hacer aquí, me marcharé… (Su
voz sonó amarga y su mirada era como la de un perro abandonado por su dueño).
-¡Espera Sebastian! (le agarró la mano) ¡Perdóname! Perdona
que no te haya creído y me haya tragado las palabras de Alois, caí como un
tonto en su trampa, tú estabas preocupado por mi, y yo echándote las cosas en
cara, soy un egoísta, lo siento (comenzando a llorar como un niño pequeño al
cual le quitan su juguete).
Las manos rápidas de Sebastian atraparon a Ciel en un fuerte
abrazo.
-No se sienta culpable, Alois aprovechó su estado de
debilidad y lo utilizó en su contra y en la mía, (acariciándole sus cabellos)
yo soy quien más lo siente, siento no haber estado allí para protegerle, siento
no haberme dado cuenta de sus sentimientos, siento que usted creyera que jugaba
con él cuando no era cierto, pero sobre todo siento haberme dejado engañar por
esos dos, no quiero que vuelva a pasar es más no lo hará, enmendaré mi error,
espero que me perdone, por todo el dolor que ha tenido que sufrir, debido a mi
incompetencia.
-Puedo hacerte una pregunta.
-No tiene que pedirlo.
Ciel rompe el abrazo para mirarle a los ojos.
-¿Me dices la verdad de que no te acostaste con Claude?.
-No te mentí, dije la verdad, no tengo ningún interés en él.
-¿Piensas que soy inferior a ti? (la voz que empleó era
tímida pero firme, seguía algo molesto aún a sabiendas que no tenía porque
estarlo, pero no quería que su Sebastian pasara tiempo a solas con Claude,
podía llamarle egoísta pero él no iba a seguir siendo)
-No puedes ser inferior a mi, por que yo nunca amaría a un
ser inferior.
Los ojos de Ciel se desorbitaron ante la contestación,
aunque no se fiaba mucho de lo que había oído quizás había sido una treta de su
cerebro que le daba lo que él quería escuchar.
-Es-pe-ra, ¿puedes repetirme lo que acabas de decir creo que
no escuché bien?.
-¿Qué tal si te lo muestro mejor? (lo envolvió con el beso
más apasionado que nunca había dado, dejando a Ciel sin respiración y le
susurró) Te amo Ciel….
Sus palabras volvieron a ser nítidas y claras para sus oídos
que se deleitaron con el sonido vibrante de cada una de esas letras, lágrimas
de emoción contenida amenazaban por desbordarse, sus sentimientos se notaban a
flor de piel, y en su interior ardía en deseos de marcar a ese demonio como
suyo.
Sebastian le abrió sus brazos invitándolo a entrar entre
ellos, Ciel saltó hacia él agarrándose a su cuello, el mayor lo sostuvo en el
aire, mientras los ansiosos labios del menor se encontraban con los suyos de
manera precipitada y ardiente, aquel beso inundó de calidez ambos corazones, se
entregaron a ese besa a la pasión que sentían en ese momento, no supieron
cuando ni en que momento los dos estaban tumbados en la cama y sus ropas
tiradas por el suelo, la lujuria hervía en el ambiente.
Sebastian acarició las mejillas sonrosadas del pequeño que
respiraba agitadamente.
-Ciel, te quiero, tú lo eres todo para mí (le besó el
rostro, el cuello y el pecho, el menor le agarraba de los cabellos
juguetonamente) ¿Ahora me sigues odiando? (esbozó una sonrisa pícara)
-Tonto…No podría odiarte…Tú eres el único que me puede hacer
feliz, pero…
-¿Pero?.
-Yo quisiera preguntarte algo…(se sonrojó de arriba abajo).
-¿Qué ocurre?.
-Yo…Bueno…No estoy seguro de que te complazca del todo.
Sebastian rompió a reír.
-¡No te burles! (totalmente avergonzado, tapándose con las
manos su rostro).
-Ciel…(le agarró de las manos colocándoselas junto a las
suyas a los lados de la cama).
Tú eres el único que me satisface al 100%, me haces sentirme
completamente vivo cuando estoy contigo. (Casi susurrándoselo)
-¿En serio?.
-Yo siempre hablo en serio, en cambio tú te andas con rodeos
ocultándome las cosas, ¿qué me estas ocultando esta vez?
Nada escapa de la suspicacia del mayor.
-Yo…Bueno…Es que…Quería probar una cosa…
-Como tú siempre me lo haces a mí, quiero…(casi escupió
aquellas palabras).
-¿Quieres que lo hagamos a la inversa? (esbozó una
sonrisilla, le encantaba esa faceta de su pequeño tan curiosa).
-Bueno…No es necesario hacerlo (ríe tontamente) sólo era una
sugerencia…
Sebastian guardó silencio por un momento para luego comenzar
a besar el cuello del menor, lamer su lóbulo, bajar por su pecho besándolo y
lamiéndolo, borrándole cualquier marca que le pudiera haber hecho el rubio,
mordisqueando uno de sus pezones, a la vez que su mano se habría paso hasta el
miembro del menos comenzando la fricción, Ciel no se esperaba todo aquello
junto un mar de sensaciones flotaban en él, no podía dejar de suspirar y gemir,
ante tal contacto que tanto su cuerpo necesitaba sentir.
-Ciel, dime que me quieres por favor, necesito oírlo… (Con
la voz excitada).
-S-se-bas-tian… yo…Te-quiero (entre gemidos).
Aquellas palabras eran de total excitación para el mayor que
bajó con besos hasta las caderas llegando a la zona genital, donde lamió toda
la extensión, robándole a Ciel unos gemidos profundos, el niño le lamió dos de
sus dedos apresuradamente, Sebastian negó con la cabeza.
-Pero….(ahogó sus palabras en un gemido prolongado, al notar
como su miembro se hundía en el interior del mayor).
-Para que veas cuanto te quiero…Tus deseos son órdenes para
mí, te permito que hagas lo que ha nadie le había permitido hacer. (Comenzó a
autopenetrarse el mismo con cuidado de no dejar caer todo su peso encima del
menor que se agarró fuertemente casi con desesperación ate tales descargas de
placer a su cuello, haciendo más profundo el contacto entre ellos, tanto para
Sebastian como para Ciel resultaba totalmente placentero, se notaba por sus
gemidos prolongados y los tirones de sábanas que daban con ansias de más.
-Fuiste mío y ahora yo soy tuyo…(le susurró al oído entre
gemidos a Ciel, al cual le robó un gemido cercano al orgasmo, que no tardó en
producirse debido a la poca experiencia del menor, que sabía a la perfección
que aquello no había sido gran cosa, se desanimó soltando un profundo suspiro).
-¿Qué le sucede boochan?.
-No fue suficiente para ti…Lo siento…No estoy a la altura
(volteó hacia un lado).
-No tienes que sentir nada, ha sido perfecto, con el tiempo
sabrás contenerte. (le besó por la espalda), ha sido bastante gratificante
(susurrándoselo para luego mordisquearle el lóbulo robándole a Ciel un tímido
gemido) Pero..Por qué dejar las cosas a medias…
-Sebastian…pervertido…
-¿Pervertido? (ríe divertido) son mis ansias insaciables de
ti, y no me podrás negar que tú las tienes de mí (girándole para ver el sonrojo
que seguramente le habría sacado sonriéndole maliciosamente).
-¡Sebastian deja de avergonzarme! (tapándose con las manso
el rostro).
-¡Eres tan tierno! Esta vez lo haré lento y suave…
Ciel intentó ocultar su cara de desagrado, que no pasó
desapercibida para el mayor.
-Se me olvidaba que eras tú el que no quería cosas suaves y
delicadas…Muy bien…(lo agarró por ambas muñecas con una de su manos
colocándoselas por encima de su cabeza).
-Sebastian…(aquella era una pequeña sumisión, no tenía nada
que ver con la de Alois, era más divertida y estaba con la persona que él más
deseaba en todo el mundo).
Sebastian le ofreció dos de sus dedos que el menor aceptó
chupándolos juguetonamente, la manera que tenía de hacerlo excitaba al mayor,
una vez que estuvieron ya lubricados, introdujo uno en él y lo empezó a mover,
Ciel se mordió el labio inferior esperaba sentir dolor, pero con Sebastian en
aquel momento sólo podía sentir placer, el mayor introdujo un segundo, aquello
parecía como una tortura para el pequeño que se retorcía ansioso de sentir más
placer ya que aquello había dejado de ser suficiente para él.
-Pídeme por esa boquita Ciel… ¿Qué es lo que quieres que
haga?
-Se-bas-tian…Necesito más, no es suficiente…(con voz
entrecortada debido a la excitación).
El moreno sacó los dedos de su entrada y se dispuso a entrar
en él, pero se detuvo.
-N-no dudes…Sebastian…N-no me ocurrirá nada…
Sebastian estaba preocupado por el daño que le hubiera
podido hacer Alois.
-¿Seguro?
-S-si…No..pares…(enroscó sus piernas prácticamente en las
caderas del mayor y empujó con sus caderas para que se introdujera, sintió como
la punta del miembro de Sebastian penetraba en él, en ese momento sintió una
olea de placer que jamás anteriormente lo había sentido, al introducirse del
todo, Ciel llegó a su primer orgasmo, al sentirle en toda su totalidad).
-Boochan…Está muy sensible hoy (acariciándole juguetonamente
la espiad, arrancándole nuevos gemidos al menor).
-Se-bas-tian..No me tortures más...Muévete…
Sebastian jugueteó con el miembro de Ciel, haciéndose de
rogar para desesperar al menor.
-Se-bas-tian…p-por favor…(movió con más insistencia sus
caderas, mirándole con forma de suplica).
El moreno lo comenzó a envestir a un ritmo moderado.
-N-no es suficiente…(entre gemidos).
-Se me ocurre una cosa (soltó las manos del menor por un
momento, cogió su camisa y la rasgo).
-Sebastian, ¿que haces? ¡Tu traje!.
-Shh…(el trozo que había cortado se lo puso a modo de venda
en los ojos).
-Sebastian..No puedo ver nada…quítame esto… (Echándose mano
a la venda, Sebastian volvió a cogerle con una de sus manos por las muñecas y
las dejo descansar encima de la almohada).
-Te aseguro que te gustara…
Su voz sonaba mucho más sugerente, aquella pequeña sumisión
era cada vez más excitante, arqueó la espalda al notar la nueva reanudación del
movimiento, cada envestida la notaba multiplicada por tres, todos sus sentidos
restantes se habían agudizado, el menor se enloqueció, todos sus gemidos se
podían escuchar en la mansión, era la cumbre del placer.
-Sebastian..esto es genial…(diciendo su nombre entre gemidos
complaciendo al mayor con ello).
El clímax llegaba, el menor comenzaba a estar agotado, le
soltó y se agarró a su cuello fuertemente clavándole las uñas, el mayor retiró
las vendas de sus ojos, el menor replicó por ello.
-No querrá despertar por completo a todas las personas que
viven aquí….(sonriéndole pícaramente) ¿Podrían interrumpirnos, aunque a mi me
daría igual tener un poco de publico?
-Sebastian…(se sonrojó aún más de lo que estaba) vuelves ha
avergonzarme…
Reanudó los movimientos, Ciel comenzó de nuevo a gemir peor
esta vez en su oído haciéndolo aún más excitante para el mayor.
-¡Sebastian sólo un poco más! (con gemidos desbocados)
Al diablo si despertaban a alguien al diablo si interrumpían
quería sentir a Ciel al 100%, comenzó a masturbarle para maximizar el placer y
complacerle totalmente, di una última envestida, tocando el punto más sensible
y más ansiado por él del menor, llegando al clímax ambos, se dejaron hacer
exhaustos sobre la cama con las respiraciones agitadas, complacer al menor
resultaba bastante agotador.
Sebastian abrazó fuertemente al menor.
-Ciel…Te amo…(en susurros).
-Yo también te amo…(entrecerró sus parpados, su alma ahora
estaba totalmente en paz, podía dormir tranquilo, su cuerpo se relajó y se dejó
vencer por el sueño).
Esa noche Sebastian podría dormir relajado, sus almas
estaban totalmente conectadas, se durmió con el tacto sedoso del pelo y la piel
del menor.
Todo estaba previsto pronto acabaría y sólo estarían ellos
dos en la inmensa eternidad.
UN PRINCIPIO Y UN FINAL 2ª PARTE
A la mañana siguiente, Ciel se despertó solo en su cama como
de costumbre, suspiro
-¿Por qué diablos ese estúpido demonio no me despertó cuando
se fue? (visiblemente molesto, se giro al lado en el cual debería estar
Sebastian topándose con una nota dirigida a él, la tomó con manos temblorosas
temiendo de que fuera algo horripilante, comenzó a leerla y sintió un gran
alivio al ver la caligrafía esmerada y elegante que estaba plasmada en ese
trozo de papel resultaba ser la de Sebastian).
Querido boochan:
Hoy me levanté temprano, seguramente esté molesto por ello y
se pregunte ¿Por qué no lo desperté? a lo que yo le respondo esto, parecía tan
tranquilo dormido y era un escena tan bella a contemplar que me dio pena
despertarlo, y aunque lo hubiera hecho, al enterarse de donde iba a ir, no
habría venido conmigo por nada del mundo, no quiero que usted me contemple en
esa situación, quiero mantenerte lejos de un nuevo baño de sangre, en estos momentos
dirá que es una estupidez querer protegerlo de ello, sin duda alguna se que
sabría defenderse, pero no quiero que corra riesgos innecesarios, ya que toda
esta situación ha sido culpa mía.
Me voy a enfrentar a todo esto yo solo, no me guarde rencor
por actuar esta vez pensando egoístamente, pero lo único que quiero es que
pueda vivir tranquilo y, ami lado por mucho que me duela escribir estas
palabras no podrá hacerlo. Pero no se preocupe me ocuparé de esos dos
personalmente aún teniendo que sacrificar mi vida para ello.
Espero que pueda perdonarme por todo, falté a mi palabra
nuevamente, no pude protegerle de todo, por lo que no podría volver a ser su
mayordomo al no poder cumplir una simple promesa que me hice a mi mismo y a
usted, pero hoy lo enmendaré.
Posdata
No llore por mi, al fin y al cabo solo soy un triste demonio
mayordomo a su servicio.
Ciel arrugó la carta, todas aquellas palabras hicieron que
su alma se cayera a pedazos bajo él.
-¡SEBASTIAN ERES UN ESTÚPIDO! (las lagrimas brotaban sin
cesar de sus ojos, la sola idea de vivir sin él le martilleaba el corazón). ¡Si
crees que voy a quedarme de brazos cruzados y esperar a que regreses o no ,
estas loco! (se vistió precipitadamente, estaba hecho un desastre había que
admitirlo, pero a quien le importaba había cosas más importantes en juego que
su imagen).
Pidió que le preparaban un carruaje y partió rápidamente,
sabía adonde dirigirse a la perfección, aún no podía creerse que Sebastian
pensara que podía vivir sin él, había sido muy egoísta por su parte.
Mientras tanto en la mansión Trancy mucho antes de la
llegada de Sebastian, en los muros de auqel palacio se oía la risa perturbada
del amo del lugar.
-¡Claude! No es genial este juego, todo está saliendo a la
perfección, sin duda Sebastian debe estar furioso, en este mismo instante debe
estar dirigiéndose aquí, sólo falta el último paso para finalizar y habré
matado a ambos amantes....¡Tú matarás a Sebastian!, me proporcionarás esa
diversión y yo te prometo que mi alma será tuya.
Claude lo miraba con un gran desagrado disimulado, mostrando
una sonrisa amigable la mar engañosa.
-Me has oído, ¿Claude?.
-Si, su majestad, así se hará.
Pero todo el mundo sabe que la palabra de un demonio puede
ser muy traicionera.
Alois sonrió ampliamente, todo le iba a salir a la
perfección o eso pensaba él.
-Ahora vísteme elegante, Sebastian está a punto de llegar
debemos recibir a nuestro invitado como se debe (rió de manera aniñada).
Una vez hubo terminado de vestirlo con sus mejores galas,
Sebastian penetró en el recibidor de la casa, Claude ya lo estaba esperando.
-Sebastian, se que has venido a matarme para luego matar a
mi amo, pero yo al igual que tú he sido presa del juego astuto y perverso de
Alois, no tenía que haber creído en la palabra de ese niño, me dijo que no
mataría a Ciel y yo le creí.
-¡ Cállate! ¡No me vengas con excusas!, he venido a matarte
para que mi amo pueda vivir tranquilo y eso es lo que haré aunque me lleve la
vida en ello.
-¿Vivir? ¿Ciel está vivo?
Sebastian dio punto y final a la conversación, estaba tan
furioso con todos ellos y con el mismo que la ira lo consumía y hervía en su
sangre, y en ese mismo ahí surgió su transformación, dotando a su cuerpo de su
verdadera forma, y se enzarzó en la pelea, en esa pelea a muerte, en las que
Sebastian tenía todas las de perder debido a sus sentimientos que tenía por
Ciel, que lo estaban volviendo más humano y por lo tanto más débil y él mismo
lo sabía.
Al mismo tiempo tiempo Ciel se colaba en los aposentos de
Alois sin ser percibido, el tenía su propia batalla que luchar, quería
recuperar el orgullo perdido en manos de Alois, que le esperaría un destino
final, se cobraría todo su daño causado por él con su vida, allí lo encontró
sentado en su escritorio de espaldas a él, era la oportunidad perfecta, empuñó
su arma dispuesto a matarlo pero la voz del rubio lo detuvo.
-Vaya vaya...Ciel Phantomhive he de decir que me sorprende
que sigas vivo, en verdad juré que te había matado, que persistente eres, me
exaspera la forma en que te agarras desesperadamente a la vida y vengas en
busca de venganza aún sabiendo el resultado de victoria de mi parte lo tienes
todo en contra amigo mío...pero ya que tienes tantas ganas de morir te mataré
en presencia de tu amado Sebastian...Escucha atentamente...¿lo oyes?.
Ciel puso atención al ruido que había, era leve pero claro,
alguien estaba luchando abajo.
-[Sebastian...](pensó el menor).
-Como ya debes haberte dado cuenta, Sebastian está aquí, está
luchando una batalla por ti, la cual no podéis ganar ninguno de los dos, me
tomaré la molestia de explicarte el por qué perderéis y pereceréis ambos,
Sebastian se ha vuelto débil, ha dejado de ser cruel y despiadado es...Como
decirlo más humano y va a morir por eso y...Sabes lo más gracioso ¿De quien
será la culpa?, solamente tuya...
Ciel presionó el cañón de su pistola contra la cabeza de
Alois.
-¡Mientes! (lagrimas de rabia se derramaban sin ningún
cuidado por sus mejillas).
¿Por qué estaba llorando en un momento como este? Quizás en
su interior supiera que Alois tenía razón él lo invocó y de alguna manera lo
condenó a todo esto.
-Sabes que tengo razón....Ahora baja el arma por favor.
-¡No lo haré! Voy a matarte y luego ayudaré a Sebastian.
-¡Ayudar! ¡Eres patético!, los sentimientos os hacen
débiles, ¿ayudar? sólo empeorarías las cosas...
Ciel estaba listo para disparar y lo hizo, pero Alois unos
minutos antes lo había empujado, haciéndolo fallar, nuevamente él mismo había
hecho empeorar la situación, se maldijo así mismo.
Sebastian se despistó un momento al escuchar el disparo,
había sido la pistola de Ciel, pero que diablos hacía allí, esa mínima
distracción fue suficiente para notar que Claude estaba empuñando su arma hacia
su cuello.
Alois inmovilizó ambos brazos de Ciel a su espalda y lo
amenazó con su propia arma.
-Demos un paseo, a la parte de abajo Ciel...
Se encaminaron escaleras abajo hasta estar en frente de la
otra pareja.
-Mira quien nos ha honrado de su visita Sebastian (la voz que
utilizó fue cantarina y llena de alegría)
-¡Ciel! ¡No deberías estar aquí! (gritó Sebastian)
Claude se mordió el labio inferior con frustración y
desesperación ante la situación.
-Se..bas..tian... (tartamudeó el menor) ¿eres tú?
Aquella criatura oscura no podía ser "su"
Sebastian, la criatura poco a poco fue tomando la forma de su apreciado
mayordomo.
-¡Sebastian, suelta tus armas o la vida de Ciel acabará aquí
y ahora. 8le ordenó Alois)
Sebastian no tenía otra opción de obedecer tiró sus armas a
regañadientes.
-Sebastian...Lo siento pero no podía dejar que te
enfrentaras a esto tú solo.
-¡Ciel eres un estúpido, sólo trataba de protegerte! no
quería que murieras, ¡debías permanecer a salvo!, ¡Te das cuenta de en que
situación te encuentras!.
Y que pasaba con la situación en la que se encontraba él,
acaso no se había parado a pensar que también moriría, en ningún momento
Sebastian le había importado su vida, el prefería morir en su lugar.
Alois rió divertidamente, aquello era mucho mejor de lo que esperaba,
verlos a ambos sufrir tanto lo llenaba por completo.
-Ahora Ciel....Dile tus últimas palabras a Sebastian....Seré
benévolo y te daré unos minutos para despedirte de él (con voz burlona) ¿No
tienes nada que decir Ciel?, que triste..Pensé que iba a ser más emotivo, pero
está bien...¡Claude mata a Sebastian!.
-¡No Claude no lo hagas por favor! (gritó Ciel con
desesperación y gran dolor, las lagrimas brotaban de sus ojos sin cesar).
Aquello destrozaba a Claude, él no quería herirlo tan
profundamente es más no quería hacerle más daño, sus servicios realmente le
pertenecían a quien habitaba verdaderamente en su corazón y ese era el
peliazul, sus sentimientos eran más fuertes que cualquier orden de aquel niño
malcriado, esto se acaba ahí, no recibiría ni una sola orden más, si iba a
desaparecer lo haría con Alois, Claude se alejó de Sebastian y con gran
velocidad empujó a Ciel a un lado quedando en frente de Alois.
-¿Claude que haces?
-Quiero decirte una cosa, lo único que hay más fuerte que
una orden son los sentimientos de la persona, tu alma dejó de ser valiosa para
mí al estar tan corrompida, no pienso obedecerte, es curioso que digas que no
tiene sentimientos cuando yo sé perfectamente a quien pertenece tu corazón,
interesante que te vaya a matar a la persona a quien pertenecen esos
sentimientos que tanto niegas tener, llegó tu fin, el juego ha terminado (le
incrustó en el pecho su arma) Siempre fue Ciel mucho más valioso que tú (susurrándoselo
en el oído) Nos veremos en el infierno. (sacó el puñal del interior de Alois y
ambos desaparecieron en un mar de llamas).
Lo último que vio Ciel, fue la sonrisa de disculpa de Claude
que iba enteramente dirigida a él.
Sebastian se aproximó a Ciel y lo incorporó del suelo entre
sus brazos.
-Boochan, llegó el momento.
-¿Deseas mi alma ahora?.
-¿Tú alma? (desconcertado)
-Si.
-No la quiero.
Aquello descuadró los esquemas del pequeño, que no entendía
nada.
-De ti, no sólo deseo tu alma, si no que también quiero tu
cuerpo y tus sentimientos, digo que llegó el momento de permanecer tú y yo
solos en la inmensa eternidad ?me harías el honor de permanecer a mi lado?.
-¡Sí, es lo que más deseo! (gritó como respuesta) Sebastian
Michaelis, es una orden, se mio para siempre y yo a cambio seré tuyo
completamente.
-Yes my lord.
Con un beso sellaron su nuevo pacto al margen de la venganza
del odio y de la ira en ese mundo nuevo sólo tenía cabida su amor.
FIN.