domingo, 10 de febrero de 2013

¨Reason to love¨ [Oneshot] [kuroshitsuji] [SebastianxCiel] [R+18] [Concurso San Valentin ]


                 ¨Reason to love ¨


Ciel: Han pasado ya más de un siglo desde que soy un demonio como tú, es extraño, creí que te sentirías mal, pero te las arreglado para vivir, al igual que yo, te alimentas de almas en pena, tus ojos usualmente están de ese color… de un color carmesí, me atrae mucho ese color… a pesar de que mis ojos tienen ese mismo tono ahora, solo me atraen los tuyos, que estúpido… sería mejor si solo te largaras… pero sé que yo aun que lo diga no lo permitiría, te pusiste distante tks… que molesto, puedes mirarme, aun que sinceramente sé que no es posible *se levanto de su asiento dejando la pluma a un lado* ¿donde estarás? *dijo molesto* hace dos días no estás en la mansión *dijo para luego salir*
Cuando estos se fueron de la mansión Phantomhive, se fueron a otro lugar, primero vivieron en Francia, pero luego por cosas que pasaron volvieron a Londres, a una mansión que sinceramente parecía hecha por un amante del terror, había un cementerio en este, el aspecto era lúgubre, perfecto como guarida para demonios, Ciel se cambio y fue a la ciudad de Londres, era invierno, la gente estaba abrigada con abrigos, las tiendas estaban cerrando y por decirlo, estaba muy calmado, camino hasta llegar a un parque, ahí se encontraba Sebastian sonriente acariciando a un minino, el conde frunció el ceño y se acerco, se puso frente a él y lo abofeteo.
Ciel: ¿¡Por qué no has regresado a la mansión!?
Sebastian: *guardo silencio y luego sonrió* ¿De verdad me necesita?
Ciel: … *no supo que decir* t-tu solo tienes que obedecerme! , no puedes irte así como así!
Sebastian: ¿Por qué simplemente desase el contrato? (me alejo de ti por una razón) *pensó y luego lo miro*
Ciel: … *puso sus manos en el cuello de Sebastian y empezó a apretarlo con fuerza*
Sebastian: a… así que matarme? *dijo casi sin aire y con una sonrisa*
Ciel: tks… *lo soltó y se sentó arriba de Sebastian, de frente, no dijo nada y lo miro*
Sebastian: *tomo las manos de Ciel y las puso en su cuello* apriétalo, de todos modos no podr-
Ciel: *se abrazo del cuello de Sebastian sin decir nada*
Sebastian: … ¿Te volviste humano?*dijo al ver la reacción que tomo el conde*
Ciel: Sebastian
Sebastian: mh?
Ciel: estás loco
Sebastian: ¿lo dice alguien que abraza a un demonio y guarda silencio?
Ciel: si, ¿tiene un problema eso?
Sebastian: … no *giro su rostro para encontrarse con la del conde* bocchan
Ciel abrió los ojos de par en par, desde hace unos años este ya no le decía así, a decir verdad ya ni se hablaban, Ciel le había restado interés, pero luego se dio cuenta que lo necesitaba, el conde apretó sus manos contra las ropas del mayor y cerró los ojos.
Ciel: creí… que habías olvidado como decirme *rio*
Sebastian: ríes siendo que estas con el corazón a mil por hora?
Ciel: oye! *dijo mirándolo sonrojado y le empezó a pegar pequeñas bofetadas*
Sebastian: *detuvo las manos del conde y lo miro fijamente* …
Ciel: … te odio
Sebastian: yo también
Ciel: … te quiero
Sebastian: …
Ciel: *suspiro* lo sabia *dijo para luego soltarse y tratar de pararse*
Sebastian: *lo sujeto de las caderas*…
Ciel: ¿Qué? ¿Te vas a burlar de mí ahora?
Sebastian: *lo acerco y beso*
Ciel: *se trato de alejar de él pero este lo tomo de las manos impidiéndole moverse* Sebastian! Basta!
Sebastian: *se detuvo* ¿Usted sabe la razón por la cual me aleje de usted?
Ciel: no… *dijo mirando para otro lado porque se había sonrojado*
Sebastian: *le tomo el rostro con suavidad y lo miro a los ojos* ¿es normal que un demonio aprenda un sentimiento humano tan complejo como el amor?
Ciel: un humano enamorado y un demonio enamorado, son lo mismo ¿Ves la diferencia?, los dos persiguen su objetivo *lo miro*
Sebastian: entonces, ¿es normal?
Ciel: para mí lo es, así estoy ahora
Sebastian: entonces no huya luego de decir que me quiere
Ciel: corrección… yo no te quiero
Sebastian: …
Ciel: *le pega suavemente en la frente* yo me enamore de ti
Sebastian: entonces no corra de mi *lo miro*
Ciel: *apoyo su frente con la de Sebastian* y tu no juegues conmigo
Sebastian: entonces, dame una razón para amarte
Ciel: estaré junto a ti por la eternidad, sin mencionar que ahora que  sabes mis sentimientos no me dejaras
Sebastian: eres un mocoso engreído
Ciel: así no hables a tu amo
Sebastian: entonces, deja que te ame
Ciel: Sebastian, esta es una orden… ámame hasta la eternidad
Sebastian: Yes, my lord *dijo para luego abrazarlo y besarlo gentilmente*
Ciel: *acaricio el rostro de Sebastian suavemente mientras era besado* Sebastian… vamos a la mansión
Sebastian: ¿Te da vergüenza besarme en público?
Ciel: me da vergüenza otra cosa… *dijo agachando la cabeza*
Sebastian: *rio suavemente*
Ciel: Sebastian!
Sebastian: lo siento *lo toma en brazos* vamos
Ciel: *asintió*
Los dos demonios llegaron a la mansión, fueron al sillón que había en la sala y Sebastian recostó a Ciel ahí, lo volvió a besar fogosamente, eran de esos besos que dan paso a algo mas, tomo la mano del conde y la beso
Sebastian: bocchan…
El demonio mayor susurro, Ciel solo miro para otro lado sonrojado, Sebastian sonrió salidamente para luego quitarle lentamente la polera que este llevaba, procedió a besar el cuello de este, dejando chupones y marcas de mordidas, bajo hasta los pezones de este lamiéndolos y mordiéndolos, se quito la polera que llevaba y lo miro, le quito los pantalones y su ropa interior,  bajo hasta la entrepierna de este y tomo el miembro del conde entre sus manos y acaricio la punta de este con su dedo.
Ciel: mh~ agh~ nh~ espera~ *dijo quejándose aferrándose al sillón*
Sebastian: pero si aquí pide por mas *dijo mientras introducía el miembro en su boca*
Ciel: ahh~ Se-Sebastian….~
El demonio sonrió mientras con su lengua jugaba con la punta del miembro de Ciel, subió para besarlo y luego metió dos de sus dedos en la boca del conde, el conde solo comenzó a lamerlos sensualmente mientras con su pierna acariciaba el miembro de Sebastian por arriba de sus ropas, el mayor al ver la acción de este se quito su ropa dejando ver su erección.
Sebastian: acaso quieres hacerlo tu también?
Ciel: *sonrojado no respondió*
El conde se acerco tomando entre sus manos el miembro del mayor masturbándolo con rapidez mientras lamia desde arriba hasta abajo la masculinidad del demonio, empezó a hacer círculos en la punta del miembro de este con su lengua, Sebastian sujeto la cabeza del conde, Ciel bajo y lamio la base de este, subió mordiendo todo el miembro de este y luego lo miro, se sonrojo y luego volvió a chupar y besar la punta del miembro del mayor, Sebastian tomo a Ciel del mentón y lo beso.
Sebastian: que impaciente, se dio tanto tiempo para mi pero no me dejo hacerle las cosas que yo quería a usted *ríe*
Ciel: cállate! *le arroja un cojín*
Sebastian sonrió y luego lo puso sobre sus piernas y beso
Sebastian: estás listo?
Ciel: si…
Sebastian introdujo su miembro completamente dentro de Ciel, el ojiazul se aferro fuertemente mientras lo besaba, Sebastian lo empezó a embestir con rapidez.
Sebastian: realmente… aquí pide mucho *dio mientras lo besaba*
Ciel: ah~ ah… ahhh~ cal-callate!
Sebastian tomo entre sus manos el miembro de Ciel masturbándolo mientras lo embestía.
Sebastian: muévete *dijo con una sonrisa mientras un leve sonrojo se mostraba en su mejilla*
Ciel: *asintió*
El conde empezó a mover sus caderas en círculos mientras caía por el miembro del demonio, Sebastian seguía masturbando el miembro de Ciel con rapidez mientras tomaba con su otra mano las caderas de este haciendo que cayera con más rapidez en este.
Sebastian: bocchan… ya…
Ciel: yo también… ah... ya no puedo más… ahh~
Gimió por última vez dejando salir su esencia en el pecho de Sebastian, Sebastian se corrió dentro de Ciel gustosamente, las paredes del interior de Ciel se acomodaron perfectamente al miembro del mayor, Ciel se sonrojo al ver como dejo manchado a Sebastian y trato de limpiarlo con su mano, Sebastian rio y lo beso, saco su miembro del interior de este y luego lo abrazo desde la cintura besándolo.
Sebastian: eres demasiado lindo *dijo para luego apoyar su mentón en el hombro de Ciel*
Ciel: S-Se-Sebastian… *dijo y correspondió el abrazo* te amo
Sebastian: aun que sea difícil… y sé que lo es aun mas porque soy alguien que supuestamente no puede sentir amor…. Pero… bocchan *lo toma del mentón* lo amo bocchan
Ciel sonrió y lo abrazo, le acaricio el cabello y beso la frente de Sebastian.
Ciel: mas te vale que no me vuelvas a abandonar
Sebastian: no lo haré bocchan, me asegurare de quedarme junto a usted para la eternidad… y no como su mayordomo… si no como su amado
Dijo para luego cubrirlo con su saco y besarle apasionadamente, Sebastian lo miro y le dijo
Sebastian: Hasta que la muerte nos separe bocchan
En ese momento Ciel comprendió que su amor seria para la eternidad, dos demonios juntos en amor, una nueva historia comienza, una nueva razón de amor comenzó desde ese día.


By: Raven Michaelis

viernes, 21 de diciembre de 2012

Se mío y yo seré tuyo

Hola a tod@s soy nueva en este blog la verdad es que no se me da demasiado bien manejar esto...Ser pacientes hasta que me amolde a esto, si alguien puede indicarme y prestarme su ayuda para facilitarme las cosas yo lo agradezco.


CAP 1


En la mansión Phantonhive todos dormían excepto un cierto mayordomo, la hora de despertar a su adorado amo se acercaba, caminó por el interminable pasillo hasta llegar a la habitación de Ciel, tomó con delicadeza el picaporte y abrió la puerta sin hacer ni el más mínimo ruido, se aproximó a la cama donde yacía su joven amo y lo observó dormir su respiración era agitada y tenía un leve rubor en sus mejillas se veía tan adorable.

-Debe de estar teniendo un sueño de lo más agradable. (Flexionó su cuerpo hasta llegar a la altura del rostro de Ciel y le susurro) Boochan, es hora de despertar.
-Mmm.…Lárgate es muy temprano

Fue lo único que recibió de respuesta, el niño se dio la vuelta y continuó durmiendo.

-Como desee Boochan no me ha dejado otra opción intenté despertarle por las buenas….Emplearé métodos un poco más drásticos, no puedo permitir que las pocas actividades que tiene usted a primera hora de la mañana no se cumplan a su debido tiempo.

Se aproximó a la ventana descorrió las cortinas dejando entrar toda la claridad del día, haciendo removerse a Ciel ante tanta claridad, al no ser suficiente con eso abrió la ventana dejando que entrara una brisa fresca en la habitación.

-Buenos días bello durmiente hace un día demasiado hermoso para pasarlo en la cama además tiene que realizar varias tareas en la mañana del día de hoy. (Se aproximó a la cama y tiró de las sábanas poniendo a descubierto el pálido y delicado cuerpo del menor, Sebastian se quedó maravillado su figura lucía tan angelical y corrompible se fue acercando más y más al rostro del joven sus instintos le hacían desear aquellos labios tan delicados del menor)

Ciel se despertó al comenzar a notar el aire frío sobre su piel, abriendo los ojos de pan en par encontrándose el rostro de Sebastian demasiado cerca del suyo propio, su sonrojo se hizo más visible.

-¡Sebastian que demonios haces…Aléjate! ¿Qué pretendes?
-Pretender…Únicamente pretendía despertarle.

Aquellas palabras que pronunció no eran para nada ciertas, ya que aquel demonio sentía deseos profundos y oscuros de poseer a su querido amo.

-Para eso no hacía falta que te acercaras tanto….Podría decir perfectamente que pretendías cualquier otra cosa-El tono de Ciel denotaba nerviosismo-.
-Boochan…Yo nunca le haría nada de lo que usted está pensando.

Aquellas palabras molestaron a Ciel aunque ni el mismo entendía muy bien porque.

-Sal de mi cuarto, ahora mismo.
-¿Pretende vestirse usted solo?
-Sí, lo haré yo mismo ¡Sal de mi vista!.-El enfado de Ciel iba en aumento realmente le cabreaba que Sebastian no le desease-.

Sebastian había entendido a la perfección el porque del enfado de su joven amo, ya hacía unas semanas que Ciel se comportaba de una manera muy extraña con él, lo evitaba e intentaba cruzarse y pedirle cualquier cosa lo menos posible y al mínimo acercamiento se ponía nervioso se ruborizaba y evadía la situación de cualquier forma, Ciel ansiaba estar con él, pero le avergonzaban aquellos sentimientos. Sebastian esbozó una sonrisita divertida y lo observó con picardía.

-Si usted deseaba que mis intenciones fueran de otro tipo sólo tenía que darme la orden y yo le complacería Boochan. (Se aproximó al conde que se incorporó de la cama aquella situación lo estaba incomodando ya que el deseaba que las intenciones de su mayordomo fueran de otro tipo pero aceptándolo le daría la razón.
Sebastian empujó a Ciel levemente este cayó sobre la cama, el mayor se colocó encima de él. Ciel no cabía en su asombro acaso Sebastian había enloquecido los labios de este estaban cada vez más próximos a los de Ciel casi se rozaban y sus respiraciones se entremezclaban convirtiéndose en una sola, el menor clavo su mirada en los ojos rojizos de Sebastian que lucían totalmente hipnóticos, iba a replicarle por aquella situación pero comenzó a perderse en aquella mirada parecía como si hubiera abandonado por completo su juicio y sólo latía el deseo, notó los labios de Sebastian presionando con apremio los suyos que respondían con torpeza la necesidad de beber de él del mayor, que sólo separó sus labios al notar la falta de aire el menor, aquel contacto había sido sensual aunque lleno de ansiedad ante tanto tiempo de contención).

-¿Tú primer beso verdad? Luces tan inocente que hacer que pierda la razón.

Ciel se obligó a sí mismo a salir de aquel trance aquello no estaba bien, tenía que frenar aquella situación antes de que desembocase en algo más, aquellos sentimientos hacía Sebastian lo aprisionaban, su cuerpo quería lo contrario a lo que le decía su mente.

-Sebastian para yo no quiero esto…
-Te conozco bastante bien, para saber cuando mientes y cuando no.
-¡No te atrevas a llamarme mentiroso! No me faltes al respeto, sólo te pido una cosa sal de mi cuarto por favor.
-Perdone mi actitud ha sido totalmente irrespetuosa y descarada me disculpo.

El mayordomo salió de la habitación cerrando la puerta tras de si, sólo en ese momento Ciel pudo relajarse, posó dos de sus dedos sobre sus labios los podía notar aún calientes y húmedos volvió a evocar la sensación que le produjo aquel beso, recordó las palabras de Sebastian y se avergonzó al ver que en realidad sí había sido su primer beso.
Al otro lado de la puerta Sebastian sonreía de manera triunfal sabía a la perfección que aquello sólo había sido el principio.


CAP 2: LECCIONES QUE DA LA VIDA

Después de una larga mañana de asuntos que atender, el conde se encerró en su estudio acción que tenía como objetivo evadir a Sebastian ya que su sola presencia evocaba en él sentimientos que jamás habría creído tener y ante todo quería evitar aquella mirada que le dejaba sin respiración, aquella mirada de esos ojos que le hacían verse sumiso ante él. Ciel agitó la cabeza molesto por un momento recordó aquella sensación y aquel contacto entre ellos y su cuerpo reaccionó queriendo más, acaso su propio cuerpo lo estaba traicionando a él mismo, su mente no comenzaba a pensar con claridad la única persona que había presa en ella era Sebastian y comenzó a fantasear más y más con él parecían los deseos más profundos que Ciel quería mantener ocultos y ahora estaban allí torturándolo invitándolo a fantasear con aquel hombre, Ciel se sonrojó y comenzó a sentir mucho calor parecía como excitación.

-¿Qué es este sensación tan extraña que recorre todas las partículas de mi cuerpo? ¡Maldito seas Sebastian! (Dio un puñetazo a la mesa de su escritorio se levantó y miró por la ventana, el paisaje que observó se tornaba gris, apoyó su puño cerrado contra el cristal y se recostó en el taciturno, el cristal estaba frío aquella frialdad reconfortó a su sofocado cuerpo, su rostro denotaba rabia, por una vez en su vida no controlaba la situación aquello le crispaba los nervios, todo iba en su contra estaba indefenso ante Sebastian, sentía que su mayordomo podía hacer lo que quisiese con él, ya que Ciel se sentía…) ¡Inferior no puedo ser inferior a él!

-¿Inferior a quién? Boochan.

Ciel tan siquiera lo había oído llamar y ahí estaba el fruto de su debilidad Sebastian Michaelis.
Pegó un respingo al verle a su lado y tropezó con la pata de su silla cayendo al suelo ante la sorpresa del mayor.

-¡Sebastian!
-Ante de que diga nada amo llamé tres veces y al ver que no contestaba me preocupé y entré.
-¿Qué es lo que quieres? Estaba ocupado.
-Le traigo su té de las cinco como de costumbre, esta ves será el té llamado sueño de medianoche su aroma y su sabor recuerdo a los frutos rojos y lo acompaño con unos pasteles de bizcocho esponjoso en cuyo corazón se encuentra un delicioso chocolate fundido con un toque de canela, en su boca provocará una explosión de sensaciones.

Ciel continuaba en el suelo, no se dignaba a mirarle es más no quería hacerlo

-Boochan, ¿Se encuentra bien? ¿Necesita ayuda?. (Le tendió una mano que Ciel tomo a regañadientes para ayudarse a levantarse, Sebastian aprovechó la oportunidad para estar más cerca de su amo y continuar lo que habían dejado a medias, lo impulsó con más fuerza de la debida elevando el liviano cuerpo del joven cargándolo cual princesa entre sus brazos)

-Sebastian…¡Suéltame! (se removió entre los brazos de él)
-Si sigue haciendo eso puede hacerse daño y no me gustaría que lo hiciera Boochan, eres demasiado preciado para mí (le acarició el cabello bajando hasta la mejilla y el mentón alzando su cabeza para que sus ojos se encontraran una vez más) ¿Y bien de quien se sentía usted inferior?
-Yo…Bueno…Verás… (Comenzó a titubear)
-Se ve tan tierno así (paseó su dedo índice por los labios de Ciel).
-Yo me siento inferior a ti.
-¿A mi? ¿Cómo podría sentir tal cosa? Sabe perfectamente que usted es superior a cualquier subordinado incluyéndome, no piense eso.
-Pero es así, tú…Bueno…Yo…Esto…Tú…

Ciel comenzaba a no poder explicarse con claridad aquellos temas lo avergonzaba empezó a hiperventilar y se le trababa la lengua, aquello que estaba a punto de decir lo iba a poner en evidencia ante él pero eso ya no importaba necesitaba decírselo o si nos explotaría tarde o temprano.

-Tranquilícese boochan.

Sebastian decidió que era mejor dejar lo que se había propuesto para otro momento, no quería alterarlo más de lo que ya estaba, lo dejó sentado en la silla.

-Beba un poco de té e intente explicarse.

Ciel cogió la taza de té, el aroma le calmaba era perfecto y su sabor era exquisito tenía un excelente equilibrio, todo lo que hacía Sebastian resultaba magnificente.

-Tú eres…Superior a mi en cuento a experiencia en…Bueno ya sabes a lo que me refiero… (Bajó la cabeza ruborizado)

Sebastian esbozó una de sus típicas sonrisas

-Con que es eso..Puedo ayudarle si quiere, para mi sería todo un placer (recalcando aquella última palabra se aproximó a Ciel lo tomó por el mentón alzándole el rostro sus mejillas comenzaban a tomar un color más carmesí, se inclinó para besarlo pero notó la expresión dubitativa y vacilante del menor) ¿No desea hacerlo boochan? (alejándose nuevamente).

Pero no le dio tiempo a alejarse demasiado ya que Ciel se lanzó a sus brazos colgándose de su cuello, a Sebastian aquella acción del menor, le pilló desprevenido no estaba acostumbrado a ver en el pequeño aquella efusividad, se inclinó inmediatamente para facilitarle las cosas al menor que lo besó aquel contacto mostraba su clara inexperiencia.
A Sebastian le divertía ver como su señor intentaba experimentar y notaba como se enrabietaba al no ver el resultado que esperaba, Ciel alejó sus labios y volteó la cara molesto.

-Boochan permítame mostrarle como se hace (lo alzó en sus brazos y lo sentó de nuevo en el borde del escritorio para mayor confort del pequeño, en un principio lo besó lentamente para que Ciel pudiera seguirle el ritmo, conforme los labios del menor se volvían más apremiantes y ansiosos por recibir más el beso se tornó más profundo, el mayor lo agarró por la nuca para optimizar el contacto, introdujo su lengua en la boca acuosa de Ciel levemente no queriendo invadir demasiado jugueteando con la del menor que comenzó a experimentar con la suya propia enredándola con la de Sebastian, después de un rato Ciel comenzó a notar la falta de aire pero no quería separarse en ese mismo instante en el cual se adueñaba un poco de la situación, fue Sebastian quien se separó, pero el conde lo retuvo enroscando sus piernas alrededor de las de él, el mayordomo observó que Ciel estaba ansioso, su respiración era acelerada y en sus ojos ardía el deseos de aprender más, el menor tiró de él con la intención de besarlo pero Sebastian lo retuvo sellando sus labios con dos dedos).

-Ya es suficiente por ahí Boochan, Lección uno aprendida (Se alejó de él encaminándose hacia la puerta.
Ciel seguía en shock no comprendía la actitud del mayor, oyó la puerta de su estudio abrirse Sebastian estaba a punto de irse).
-¡Espera Sebastian, que eso de la lección 1! ¡Quiero saber más, no sólo la lección 1! (Su voz era implorante caso como un ruego).

Pero Sebastian no daría su brazo a torcer, estaba decidido a dejarlo así una lección por día era lo máximo que soportaba su joven amo, sin más decidió abandonar la estancia cerrando la puerta, dejando a Ciel totalmente insatisfecho.
CAP 3 ENSEÑANZA

Ciel no pudo dormir en toda la noche, ese maldito mayordomo había perturbado su sueño, se levantó de su cama había tomado una decisión si Sebastian no le enseñaba las demás lecciones restantes por las buenas el haría que fuera por las malas aunque no sabía muy bien como hacerlo, recorrió el pasillo en busca de Sebastian pero no lo encontró, recordó que todos sus subordinados tenían un cuarto propio fue buscando puerta por puerta hasta que dio con la correcta, la habitación estaba semi iluminada, avanzó con cautela hasta la cama donde reposaba el mayor, lo contempló, parecía aparentemente dormir pero nada más allá de eso Sebastian lo había escuchado entrar y se mantenía inmóvil y expectante, Ciel se aproximó hasta el borde de la cama recostándose en ella lentamente y girándose hacia Sebastian elevó su mano hasta su rostro y rozó con las yemas de sus dedos la mejilla de este el tacto de su piel lo sorprendió era bastante más suave de lo que esperaba.

-Si me subo encima y lo inmovilizó de alguna forma.

Se dispuso a colocarse encima de él pero Sebastian había leído sus intenciones de ante mano y antes de que el menor pudiera hacer un solo movimiento, con una oscilación rápida de su cuerpo se colocó encima del conde y con una sola de sus manos inmovilizó ambas muñecas del joven.

-Boochan, ¿Qué hace despierto a estas horas?
-Sebastian te lo ordeno enséñame más.
-Perdone que le replique pero en el contrato que firmamos establecimos que las únicas normas que estaba obligado a cumplir eran las referidas a su venganza, este asunto no tiene nada que ver con ella por lo cual, no me veo en disposición de contentarle.

Aquello fue un golpe bajo para Ciel pero tenía razón.

-Eso es injusto Sebastian sabes perfectamente que…
-Se perfectamente que un hombrecito de su categoría no debería entrar en cuartos ajenos.
-Eres un completo idiota, sabes perfectamente que me muero de ganas…. (Se mordió el labio inferior no podía creer lo que había dicho)
-No debes apresuras las cosas
-Si tú no vas hacerlo, le pediré a otra persona que lo haga por ti....¡A Claude quizás!

Esas palabras fueron como un jarrón de agua fría, no podía permitir que la pureza de su joven amo se la llevara otra persona que no fuera él.

-Eso es jugar sucio boochan.
-Lo sé…Voy aprendiendo de ti.
-Esta seguro que desea avanzar ahora mismo.
-Si que lo estoy.

Sebastian besó sin miramientos a Ciel, aquel beso no resultó ser igual a los anteriores era más salvaje, lujurioso y arrebatador al separar sus bocas dejó a Ciel jadeante, dio un paso más y comenzó depositar besos y pequeños mordiscos en el cuello delicado del conde arrancándole suspiros de excitación, soltó las manos del pequeño y comenzó a adentrarse por aquel camisón blanco que usaba para dormir acariciando su cuerpo mientras mordisqueaba el lóbulo de su oreja cosa que excitó aún más a Ciel que comenzó a notar como Sebastian iba desabrochando botón a botón su camisón dejándole al descubierto ante la atenta mirada de aquellos ojos rojizos que comenzaban a tornarse más brillantosos, el menor se tensó un poco aquello resultaba un tanto vergonzoso.

-Relájate y disfruta, note preocupes te ves hermoso, te voy hacer descender al mismísimo infierno conmigo (le susurró al oído, se quitó la parte superior de su atuendo ya que su ropa comenzaba a estorbar).

Ciel observó su torso, tenía una figura esterilizada pero fuerte, sentía deseos de tocarle pero se contuvo.

-No te contengas haz lo que desees hacer, de eso se trata dar y recibir.

El mismo le llevó sus manos a su pecho, el niño delineó cada curvatura de los músculos de Sebastian que comenzó a besar el pecho de Ciel pasando su lengua mientras que sus manos expertas acariciaban la parte interior de sus muslos, su lengua llegó a su destino aquel botón rosado comenzó a succionarlo y lamerlo provocando leves descargas de placer en el conde subió para besarlo pausadamente, su mano experta continuó su avanza ascendente rozando la virilidad de Ciel que soltó un gemido en mitad del beso.

-Para, no hagas eso Sebastian, se siente raro…
-¿Acaso no te gusta, no te produce placer? (Rozó nuevamente pero esta vez más pausadamente con más detenimiento, provocando una vez más que Ciel gimiera esta vez más audible) ¿Resulta ahora más agradable verdad Ciel?
-D-desde c-cuando t-tú p-puedes llamarme por mi nom-bre… (Entrecortadamente debido a la excitación).
-Bueno he pensado que al estar “conociéndonos” más a fondo podría llamarle de tu.
-Esta b-bien.

Sebastian sonrió divertido al ver como su querido amo se bañaba en lujuria y deseo, le mordisqueó el cuello dejando leves marquitas rojizas.

-Sebastian esto es todo lo que me puedes dar, necesito más…(Entre gemidos).

Aquel tono de voz le resultó de lo más excitante al mayordomo que ardía en deseos de hacer suyo a su señor, verle en esas condiciones totalmente sumiso con su cuerpo al descubierto entrando en contacto con el suyo, gimiendo con cada roce que él le proporcionaba hacía que despertarse en él su parte más oscura y si continuaba así acabaría haciéndole muchísimo más daño, necesitaba frenar un poco el avance quería que Ciel disfrutara cuando entraran en el acto y sabía que en las condiciones en las que se encontraba no lo haría, pero no volvería a dejar al pequeño a medias.
Tomó el miembro de Ciel completamente con una mano y lo masajeó más rápidamente al mismo tiempo que mordisqueaba sus pezones para darle aún mayor placer, llegadas a esas alturas Ciel no paraba de gemir debajo de él, empezaba a notar como el menor comenzaba a entrar en el clímax debido a que su respiración era más agitada, a la forma en la que se agarraba con fuerza a la almohada y a que sus gemidos eran más continuos los unos de los otros.

-Ciel, haz una cosa cierra los ojos.

Ciel cerró obedientemente los ojos, al instante notó como se agudizaban más sensaciones, Sebastian comenzó a masajear la punta de la intimidad de Ciel, ya que sabía perfectamente que era más sensible.

-Mmm…Sebastian más…Eso se siente genial (entre gemidos).

Ciel decidió proba runa última cosa para que Ciel acabara totalmente satisfecho y no pensara en avanzar más por el momento, se introdujo la punta de la erección en la boca comenzando a lamer lentamente en un principio para ver si le gustaba al pequeño al cual le recorrió como una descarga por toda su espina dorsal aquello que le estaba haciendo era todavía mejor, sus manos instintivamente agarraron el cabello de Sebastian que tomó aquella acción como respuesta afirmativa y aumentó el ritmo ayudándose con una mano, aquello enloqueció los sentidos del menor que no cabía de placer, con un último movimiento Ciel arqueó su espalda llegando al clímax tras un gran orgasmo derramando su esencia en los labios y manos de Sebastian que no pudo resistir la tentación de probar como sabía su señor.
Ciel puso cara de asco ante aquella acción.

-No pongas esa cara resultas delicioso. (le acarició el rostro con cariño, la expresión del menor de notaba cansancio, ya que su cuerpo resultaba bastante débil y no estaba acostumbrado a tantas emociones juntas y menos de ese tipo).
-Sebastian continuemos....
-Para hacer lo que viene después de esto debe tener fuerzas, tiene que descansar.
-Pero si estoy bien…

El cuerpo de Ciel comenzó a dejar de fabricar la sustancia llamada adrenalina en cuenta fue desapareciendo la euforia del momento comenzó a sentirse pesado y exhausto.

-Por esta vez te daré la razón a ti….(Le comenzaban a pesar los parpados, en esos instantes se sentía tan relajado que no se dio cuenta cuando abrazó a Sebastian y se quedó dormido).
CAP 4 Encuentro inesperado

A la madrugada siguiente Ciel comenzaba a despertarse bajo los rayos de sol que inundaban la habitación entreabrió sus parpados obligando a sus adormilados ojos a enfocar la vista, aquella no era su habitación era la habitación de:

-Sebastian…

Los oídos del demonio pudieron captar su nombre desde la cocina, apresurándose a terminar de preparar el desayuno de su señor que sin lugar a duda habría despertado con bastante hambre.

-Pasé la noche aquí (Se incorporó de la cama su cuerpo estaba agarrotado, su cabeza le dolía y estaba mareado parecía como si hubiera dormido poco y en efecto así había sido sólo había descansado 2 ó 3 horas antes de que el cielo se tornase del tono rosado del amanecer había sido una noche muy larga, dejó caer la sábana con la que estaba envuelto y pudo ver su imagen reflejada en el espejo que tenía enfrente, tenía un aspecto horrible el pelo revuelto, en sus ojos se marcaban unas leves ojeras, y su camisón estaba desaliñado y desabrochado, subió la mirada hasta su cuello y observó un camino de manchas rojizas fruto de los besos ardientes de su mayordomo, en su mente comenzaron a brotar imágenes de lo ocurrido aunque no lo recordaba demasiado bien el pensó que por fin había conseguido el fruto de sus deseos, decidió preguntarle a Sebastian en cuanto le viera).

El sonido de la puerta al abrirse sobresaltó al menor.

-Buenos días boochan ¿Ha dormido bien?
-Como puedes preguntarme eso, sólo tienes que ver el aspecto que tengo.
-No luces tan mal (le aproximó la bandeja donde traía el desayuno).

A Ciel se le revolvía el estómago no se encontraba demasiado bien aquella mañana.

-¿Te puedo hacer una pregunta?
-Por supuesto amo.
-Al final lo…Bueno ya sabes lo hicimos anoche.
-Como respuesta le digo que si lo hubiéramos hecho lo recordarías a la perfección.

Aquello enfadó a Ciel, nuevamente Sebastian no había llegado hasta el final , se levantó rápidamente de la cama, en ese instante le importaba un comino su aspecto.

-¡Tendré que buscarme a otro que desee enseñarme más que tú incluso que me complazca más que tú, posiblemente ese otro sea un cierto mayordomo que ya mostró interés en mí!
-Espere señor, Claude no es tan bueno como piensa él sólo quiere una cosa de usted y esa cosa es…

Sus palabras fueron acalladas con un sonoro portazo, Sebastian suspiró, su joven amo resultaba tan testarudo la mayoría de las veces, quería apresurar tanto las cosas hasta el punto de no saber cuanto daño iban a causarle, sabía que si intentaba hablar con él del tema no entraría en razones ni tan si quiera le escucharía, debía alejarle de Claude fuera como fuese, decidió dejarle un tiempo hasta que se le pasara y subió a su habitación, llamó tres veces pero nadie contestó, entreabrió la puerta.

-Boochan, con su permiso voy a entrar (al pasar a la habitación vio que estaba vacía observó que el camisón de su amo estaba tirado en la cama y parte de la vestimenta de ese día no estaba).

Ciel salió corriendo por la puerta principal de la mansión mirando hacia atrás por si Sebastian lo seguía, quería encontrar un lugar donde estar a solas un tiempo para pensar antes de que Sebastian lo encontrara, sin percatarse de que un carruaje se dirigía hacia é, el conductor frenó en seguida al ver al niño que resbaló hacía atrás al ver las pezuñas del caballo dirigirse hacia él golpeándose la cabeza contra el suelo quedándose medio inconsciente tendido en el suelo, aquel ruido alertó a Sebastian que salió inmediatamente de la casa. Un sorprendido Claude salió de la carroza.

-¡Que demonios está pasando!.
-Lo siento mucho, un muchacho se cruzó en el camino del carruaje y tuve que frenar antes de golpearle (intentó excusarse el chofer)
-A que muchacho se está refiriendo (se puso por delante del carruaje y descubrió que el muchacho que estaba tumbado en el suelo al cual casi atropellan era nada más y nada menos que Ciel Phantomhive) ¡Por todos los cielos casi matas al Conde Ciel Phantomhive! (se aproximo al conde incorporándole del suelo y zarandeó al bastante aturdido Ciel, que comenzó a entreabrir sus ojos su visión estaba cubierta de una neblina, no podía distinguir bien la figura que le sostenía, peor el parecía que era Sebastian).
-Sebastian…Suéltame…Llévame a la mansión Trancy, deseo ver a Claude no comentes nada no deseo hablar contigo (balbuce el niño que conforme la visión se le fue clareando pudo detectar que aquella silueta le preteñía a Claude y no a Sebastian) ¡Claude eres tú! En ese caso me has ahorrado el tener que ir a buscarte tengo que pedirte una cosa.
-¡Boochan se encuentra bien! (Sebastian se arrodillo en el suelo junto a él).
-Estoy perfectamente él me salvó.

Hasta ese momento Sebastian no se había percatado debido a su preocupación por el niño de que las manos que lo sostenían eran las de Claude.

-¡Quítale las manos de encima! (Prácticamente las palabras le salieron como un rugido de ira).
-Sebastian Michaelis así me agradeces el haber ayudado a tu adorado amo.

Ciel se intentó incorporar, Sebastian fue a ayudarlo.

-Puedo hacerlo solo Sebastian, no preciso de tu ayuda (incorporándose por completo)
-Que diablos haces aquí Claude (el tono que Sebastian empleó en su voz era más bien de advertencia no era bienvenido allí).
-Sebastian…No seas descortés, él me ayudo en el momento en el que tú no estabas.

Sebastian tuvo que contenerse para no acabar con el muy satisfecho Claude que disfrutaba con aquella situación, en aquel día las palabras de su amo no parabas de herirle.

-Perdona la falta de cortesía de mi mayordomo, Sebastian discúlpate.
-Me disculpo por no mostrarle el camino por donde has venido, pero lo enmendaré.
-¡Sebastian!.
-Ciel, no se enoje con él, no tiene importancia (esbozó una cálida sonrisa para el menor)
-¿Qué te trae hasta aquí? (preguntó Ciel).
-Alois Trancy va a realizar un banquete con baile después y estaría encantado de que vinieras. (Esbozando esta vez una sonrisa arrebatadora).
-[Todo lo que está diciendo lo está haciendo con segundas y Ciel no se está dando cuenta] (pensó Sebastian).

Claude le entregó el sobre con la invitación.

-Esperamos verle allí Ciel Phantomhive. (tras eso entró en el carruaje y se marchó

Cap 5 humillación y frustración

Después de la partida de Claude ya dentro de la mansión se sentía de mejor humor que nunca y abrazaba con fuerza aquel sobre con la invitación en su interior, por fin conseguiría lo que tanto ansiaba aunque el no sabía que las cosas no iban a salir como el pensaba ni con la persona que el pensaba. Aquella felicidad no duró por mucho tiempo.

-Boochan no creo que deba ir a esa fiesta.
-¿Y por qué no debería según tú?
-Además de tener otros asuntos que atender, a usted no le gustan nada los banquetes y mucho menos los bailes.
-Aplazaré las cosas que tenga que hacer estaremos en la mansión Trancy esta noche a las diez en punto como dice la invitación y no se hable más.
-No te permitiré ir a la fiesta Ciel.
-No eres quien para darme órdenes Sebastian, ya se lo que está pasando aquí estas celoso de que Claude muestre interés en mí y yo le corresponda.
-[No es exactamente Claude quien tiene interés en ti si no Alois Trancy] (pensó Sebastian) Puede creer lo que quiera, peor si está empeñado en ir, irá usted sólo.
-Sebastian obedecerás mis órdenes si no puedes regresar de donde viniste.
-Sabe que no puedo hacer eso hasta que el contrato no se cumpla.
-En ese caso Sebastian, es una orden vendrás conmigo a la fiesta y sólo seguirás las órdenes que te dé ¿entendido?.
-Yes...My Lord.

Continuaron el camino hasta la habitación de Ciel en silencio y ninguno de los dos volvió a dirigirse la palabra hasta que el carruaje en el que se montaron se detuvo en la entrada de la mansión Trancy, donde Sebastian bloqueó la salida de Ciel.

-Tenga mucho cuidado boochan, yo intentaré no separarme de usted en ningún momento, pero si por algún casual lo hago sólo tiene que ordenar lo que precise.
-No me pasará nada, ahora apártate Sebastian.

En el porche los estaban esperando el anfitrión de la fiesta Alois Trancy y acompañándole se encontraba Claude.

-Ciel Phantomhive, pensé que no vendrías, no es genial Claude que haya venido (le hizo un guiño imperceptible para Ciel pero no para los ojos de Sebastian que sabía a la perfección que no tramaba nada bueno).
-No podría perderme una de sus fiestas Alois Trancy.

Claude les indicó que entraran abriéndoles la puerta, la casa estaba muy iluminada cada rincón y cada mesa de aquel amplio salón se encontraba vestido con sus mejores galas, aquello resultaba sobrecargado y desagradable para Ciel que no acostumbraba a acudir ni celebrar fiestas, se centró en la idea principal por la cual estaba allí, se infiltró entre la gente seguido muy de cerca por Sebastian, aquel salón estaba abarrotado entre toda esa gente le iba a resultar difícil encontrar a Claude.
Alguien lo agarró del brazo, quien osaba tener tanta confianza con él.

-Haga el favor de soltarme, como se atreve (se giró hacía aquella persona y descubrió que era) ¡Alois, que demonios haces, suéltame! ( se zafó del agarre bruscamente con gran molestia se apartó de él pero le sujetó por la muñeca para que no escapara).
-Ciel, me alegra tanto que hayas venido a verme.
-Lo siento Alois, no pretendo ser grosero, pero ni vine a verte a ti exactamente, aunque agradezco tu invitación pero vine a ver a otra persona, si me disculpas tengo prisa en encontrarle (apartó la muñeca que le tenía presa).
-¡Oh venga Ciel! disfruta un poco de mi fiesta, tengo una cosa que hizo Claude expresamente para ti, decía que era muy especial y que te lo diera de su parte ya que tenía otro asunto que tratar antes, luego se reuniría contigo ya que teníais cosas que tratar. (Le mostró un suculento y delicioso dulce que Ciel aceptó sin precedentes actuando con gran inconsciencia se lo comió lentamente, el sabor era un deleite para su paladar). Permíteme que te guíe hasta la habitación en la que te reunirás con él.

Sebastian se aproximó a Ciel pero Alois tiró de él subiendo rápidamente unas inmensas escaleras, el mayordomo iba a seguirlos pero sus pasos fueron detenidos por la figura de Claude.

-Sebastian, hay algo que quiero tratar contigo.
-En estos momentos no puedo atenderte. ((Comentarios de la autora esta frase me recuerda a los contestadores automáticos "en estos momentos no puedo atenderte deja tu mensaje después de la señal piii" perdón por la interrupción)).
-Quiero decirte algo sobre Ciel y disculparme por la situación de esta mañana.
-Muy bien te escucho.
-Podría ser en privado, acompáñame. (Se dio la vuelta y comprobó con una leve ojeada por el rabillo de su ojo que Sebastian le seguía siguió andando, el plan estaba resultando un éxito para su amo ya que él no estaba conforme, Sebastian estaba tan cegado por el amor que sentía hacia Ciel que no se daba cuenta del error que estaba cometiendo al seguirlo, llegaron hasta una habitación, Claude le ofreció entrar primero, Sebastian accedió aunque aquello le empezaba a resultar bastante extraño.

-Y bien Claude que querías decirme. (Oyó como una puerta pesada se cerraba sus espaldas, se volvió alarmado y descubrió que estaba solo en aquella habitación, se acercó hacia la puerta con intención de derribarla, ya que no habría puerta que lo alejara de Ciel pero al rozarla recibió una pequeña descarga que le recorrió todo el cuerpo).
-Yo que tú no lo intentaría de nuevo, esta puerta tiene el suficiente voltaje como para quitarle de en medio a un demonio como tú, Alois mandó construir esta habitación para llevar a cabo su plan, él quiere destruir a Ciel y yo me veo obligado a ayudarle ya que debo acatar sus órdenes pero yo no deseo hacerle daño alguno a Ciel, aún así mi amo no desea que mueras electrificado resulta bastante retorcido ya que quiere verte luego sufrir cuando no tengas más opción que abandonar a Ciel ya que no le quedará nada puro que darte, quiere veros sufrir a ambos, por lo que me ordenó que no te matara que simplemente te impidiera que pudieras rescatar a Ciel, por lo que también mando instalar bombas de gas paralizantes (pulsó el botón que liberaba el gas del interior de las bombas inundando la habitación de aquel gas) Te dejará inmovilizado durante 20 minutos intenta recuperarte para ese entonces quizás no sea demasiado tarde entretendré a Alois cuanto pueda peor no puedo hacer más por ti nos encontraremos en la última habitación de este pasillo.

Mientras tanto Alois condujo a Ciel al interior de la habitación cerrándola con llave, Ciel comenzaba a no encontrarse bien, comenzaba a sudar frío y su cuerpo no le respondía debidamente.

-Por cierto Ciel se me olvidó comentarte que aquel pastel que te comiste antes (aproximándose a él le susurró) contenía una sustancia tóxica inodora de sabor neutro no perceptible para el paladar pero de gran eficacia y rápida reacción, y que si no me equivoco te debe de comenzar a hacer efecto ya que empiezas a sudar, posteriormente empezarás a ver borroso y te sentirás débil y mareado, pero no te preocupes no te matará no te deseo muerto aún, te recomiendo que te sientes (prácticamente obligándole a sentarse, se colocó en una postura sugerente con una mano y una de sus rodillas entremedias de las piernas de Ciel muy cercanas a la zona genital, acomodando su pecho contra el de Ciel, mientras que los dedos de la su otra mano jugueteaban distraídamente con los cabellos de Ciel). Ahora que estamos estrechando más nuestros lazos te voy a contar mi historia para que conozcas el por qué de la situación, cuando era bastante joven con otros chicos de mi edad o incluso más jóvenes que yo nos llevaron a una mansión donde vivía un viejo vicioso y bastante desagradable, que nos iba examinando uno por uno si le gustabas te comparaba cuando llegó mi turno se quedó maravillado con mi rostro angelical y mi apariencia en poco tiempo pasé a ser uno de sus favoritos, a los elegidos por el nos encerraron en una habitación que olía a humedad, pensé que las cosas no podían ir a peor hasta que un día vinieron a buscarme, aquel hombre que nos había comprado resultaba ser un pederasta, prácticamente me obliga a entregar mi cuerpo a él, me trató como un juguete sexual pero al morir en raras circunstancias ese maldito viejo me hizo su heredero y cierto mayordomo tuyo es culpable de la muerte de mi familia. Al haber tenido esa infancia tan digámos horrible ya que me arrebataron mi felicidad poco a poco y mi niñez fui desarrollando cierta personalidad morbosa y manipuladora y una actitud adversa hacia la felicidad de otros, y al notar lo feliz que podrías ser tú con ese maldito mayordomo tuyo no lo pude evitar y empecé a quererte para mí para hacerte sufrir y luego por que no acabar con tu miserable vida, te haré sentir lo que sentí yo te destruiré hasta un punto en el ya no te quede nada para darle a Sebastian y este desaparecerá dejándote solo y ahí es donde mi personalidad compasiva te dará muerte.

-Sebastian no haría eso, él nunca me abandonaría, te corroe la envidia por las venas sientes celos de la relación estrecha que tenemos Sebastian y yo que tú nunca tendrás con Claude debido a que ha perdido interés en ti.

Alois le mordió el labio inferior a Ciel lastimándolo.

-Yo que tú mediría mis palabras (presionó su mano contra la entrepierna de Ciel) Alois estas en mis manos aunque seré benévolo contigo se me ocurre una mejor idea para ti te convertirás en mi esclavo sexual haré contigo todo lo que quiera y te perdonaré la vida a cambio. (Le lamió el lóbulo de la oreja para luego morderlo con un poco más fuerza de la debida provocando un leve quejido del menor que intentó quitarse de encima al rubio, pero aquella acción pareció como una leve caricia, aquel juego morboso divertía a Alois que lo tumbó sin ningún esfuerzo debido a la poca fuerza que opuso Ciel, el rubio dejó la llave que haría libre al moreno en la mesa que tenían al lado y se tumbó salvajemente encima de él, lo agarró del mentón y lo besó a la fuerza).

En ese momento la puerta se abría apareciendo Claude.

-Claude, vienes en el mejor momento he empezado a divertirme, ya puedes deshacerte de la llave tírala a la chimenea encendida (se incorporó y fue hacia él) ¿Cómo está nuestro otro invitado de honor? ¿Disfruta de su estancia cómoda instancia en esa habitación?.
-[Debo ganar tiempo para que Sebastian se recupere] (pensó Claude). Bien, digamos que el plan está saliendo como planeó.

Alois rió divertido aquello parecía como un juego de niños para él. Claude observó como Ciel a duras penas intentaba acercarse para coger la llave.

-¿Qué pretendes hacer con Ciel? (entreteniendo al niño).
-Te lo dije, es que ya no te acuerdas de nada…Últimamente te tengo que decir las cosas dos veces donde tienes la cabeza, aunque bueno te lo repetiré (al comenzar a relatar el plan a Ciel se le resbala la llave que se estampa contra el suelo alertando a Alois que se gira y lo descubre intentando coger la llave y se acerca furiosamente aquella expresión que tenía en su rostro estremeció de miedo a Ciel, Alois lo obliga a levantarse agarrándole de su camisa) eres un desagradecido iba a ser benevolente contigo pero se me ha ocurrido algo peor que hacerte mataré dos pájaros de un tiro (lo soltó pero Ciel se tambaleó y cayó al suelo) Claude te ordeno que traigas a Sebastian.
-Si, su majestad (tras eso abandonó la habitación).

Alois se arrodilló hasta quedar a poca altura de Ciel, lo agarró del cabello provocándole cierto dolor hasta colocarlo de rodillas frente a él.
-He aquí al grandioso Ciel Phantomhive arrodillado ante mí, me resulta muy divertido y gratificante…

La palabras de Alois fueron interrumpidas ante la llegada de Claude arrastrando tras de sí maniatado a un aturdido Sebastian.

-Vaya Sebastian que bien que estés aquí, toma asiento por favor (le indicó a Claude que le sentara) Estaba a punto de explicarle a Ciel por que os he reunido a los dos, Ciel no hay cosa más humillante que ser visto cuando alguien te está arrebatando tu honor y para Sebastian no hay mayor tortura y impotencia que ver como sufres tú sin poder hacer nada, no es genial la de mejoras que obtuvo mi plan, Claude aproxímate preciso de tu ayuda por si Ciel intenta escapar pero en el estado en el que se encuentra lo dudo.

Antes de alejarse Claude le dejó un cuchillo con disimulo a Sebastian con el cual pudiera cortar sus ataduras.
-Tumba a Ciel en el sofá y agárrale por las muñecas

Claude obedeció a regañadientes.
Alois comenzó a divertirse con el cuerpo del menor, mordiéndole e cuello con avaricia, quitándole la camisa sin miramientos y pasando sus manos por todo su pecho y abdomen con lascivia “ensuciando la piel de Ciel” que notaba como aquellas caricias no le satisfacían y eran un tanto amargas y frías todo aquello le dolía y humillaba verse expuesto así todo le estaba saliendo mal no era como lo había planeado, giró su cabeza hacía Sebastian que mantenía la cabeza agachada, tenía la expresión más triste óyele había visto nunca, mientras tanto aquel niño rubio comenzó a mordisquear y lamer sin cuidado los pezones de Ciel al contacto le dolía muchísimo más que cualquier otro ya que era una zona muy delicada y de sus orbes azules empezaron a brotar lágrimas no sólo por aquel dolor y aquella humillación si no también por el dolor y la frustración que estaba pasando Sebastian.

-Se-bas-ti-an… (Consiguió articular Ciel)

Sebastian levantó la cabeza y miró al pobre Ciel llorar sin él poder hacer nada, Alois le tapó la boca con una de sus manos mientras con la otra desvestía completamente al menor.

-él no puede ayudarte, es inútil que se lo pidas así (continuó devorando con avaricia el pecho de Ciel dañando cada trozo de su delicada piel a su paso, se dispuso a avanzar más).

Pero aquella frase que pronunció Alois le hizo recordar lo que le dijo Sebastian antes de entrar en la mansión, mordió la mano que aprisionaba sus labios hasta que los dejó libres.

-Si no se lo puedo pedir así, hace esto ¡Sebastian te lo ordeno sálvame…por-fa-vor!.(Utilizó sus pocas fuerzas que le quedaban para pronunciar aquella frase y se desmayó).

Aquellas palabras de su amo le bastaron para liberarse de sus ataduras y avanzar con paso firme hacia ellos.

-Mi intención en estos momentos no es de mataros, sólo deseo llevarme a mi joven a mi de aquí, pero si no me dejáis no tendré otra opción los mataré a los dos aquí y ahora. (Los ojos de Sebastian denotaban una fiereza nunca vista hasta el propio Claude se estremeció al mirarlos y soltó a Ciel).

-Alois por el momento no cree que lo mejor sería irnos…
-¿Por qué debería hacer eso?
-No querrá hacer un escándalo con los invitados abajo.
-Es verdad la fiesta, se me había olvidado por completo, será mejor que dejemos este juego para otro día me he divertido mucho.

Tras eso se marcharon rápidamente de la habitación, Sebastian se acercó a Ciel.

-Boochan ya está a salvo. (Lo envolvió en su propia chaqueta y lo cargó entre sus brazos, Ciel al notar aquella calidez tan conocida del cuerpo de Sebastian entreabrió los ojos y se acurrucó más contra su pecho).
-Sebastian…Gracias por todo… (Con un hilo de voz)
-Guarda silencia…Boochan…Ya hablaremos cuando regresemos a la mansión.

Abandonaron aquella fiesta y con Ciel aún en sus brazos se montó en el carruaje de les llevaría de vuelta al lugar del cual no tendrían que haber salido nunca

CAP 6: Dame tu calor y borra este dolor.

Una vez en la Mansión Phantomhive, Sebastian recostó a Ciel en su cama había sido un día muy duro para él.

-Sebastian, creo que debo darte las gracias si no me llegas a ayudar me hubiera metido en un buen lío del que no hubiera salido bien parado, en definitiva odio las fiestas.
-Ya se lo dije, que tuviera cuidado y usted no me hizo caso como de costumbre y actuó de forma impulsiva, irresponsable y caprichosa, para mí no resultó nada fácil todo aquello.
-Deja de reprocharme las cosas ya di las gracias.
-Dejaré de reprocharte las cosas como usted dice cuando comiences a actuar de un modo más responsable y menos egoísta.
-¡Me parece bien! ¡Haz lo que te venga en gana! (se tapa de arriba a bajo con las sábanas y se hace un ovillo).
-Siento mi osadía de hablarle así.
-No importa, en realidad pensándolo a fondo tienes razón (sacando la cabeza de debajo de las sábanas).
-¿Podría repetir lo que ha dicho? (Perplejo).
-No me hagas repetirlo lo has oído perfectamente (enfurruñándose).
-Lo sé, sólo quería hacerle de rabiar pone una cara muy linda ( se sienta en un lado de la cama).
-Sebastian siento mucho no haberte hecho caso y haber actuado de aquella forma sólo pensando en mí, mientras que tú pensabas en los dos, me estoy empezando a dar cuenta de que no puedo estar sin ti ( se abraza a la cintura del mayor).
-Agradezco su sinceridad amo.
-Por cierto...Aún no he conseguido lo que quería..(jugueteando distraídamente con sus dedos por su camisa).
-No creo que hoy sea el mejor día.
-Pues yo sí lo creo (le tira de la camisa tumbándolo en la cama y se sube encima de él) Vamos...Por favor....(en un ruego besándolo por el cuello y dándole tímidos mordiscos).
-Vale está bien (intentando colocar a Ciel debajo).
-No, me niego a moverme, tú mismo dijiste que es dar y recibir.
-En ese caso te dejo experimentar lo que quieras [Esto va a ser divertido] (pensó Sebastian).

Comenzó a desabrochar la corbata del uniforme de Sebastian con bastante dificultad continuando con los botones de aquel maldito chaleco que con mucho esfuerzo consiguió desabrochar hasta dar con aún más botones mucho más pequeños que los del chaleco los de aquella maldita camisa impacientándose ante la lentitud de su avance, Sebastian le retira las manos dulcemente incorporándose para él mismo quitarse el chaleco y la camisa.

-Gracias, pero ya lo estaba logrando.
-Sí....Ya lo veía... (sarcásticamente).

Ciel lo empuja contra la almohada, pasea sus dedos distraídamente por el pecho y torso del mayor depositando algún que otro beso, Sebastian en un principio parecía imperturbable, cosa que al pequeño lo cabreaba y frustraba acaso no lo estaba haciendo bien, por lo que paró y se retiró.

-¿Qué ocurre boochan?.
-¿Qué estoy haciendo mal?.
-Nada lo estabas haciendo bien, no entiendo a que viene esa pregunta.
-¿Por qué mis besos y mis caricias no surgen el mismo efecto que provocas tú en mi?.

Sebastian esbozó una sonrisa

-Eso es por que tú eres muchísimo más sensible que yo (atrayéndolo hacia él depositando un suave beso en sus labios, bajando por su cuello para luego acabar mordisqueando el lóbulo de su oído dejando a Ciel levemente excitado). Además hay que saber las zonas más sensibles del cuerpo y como tratarlas. (señalándoselas con suaves caricias comenzando por el lóbulo bajando pro su cuello y pecho hasta acabar perdiéndose más abajo de sus caderas, provocando leves suspiros de placer en Ciel).
-¡No es justo, juegas con mucha ventaja respecto a mi!.
-Ahora que ya te he indicado inténtalo nuevamente.

Ciel volvió a intentarlo comenzando por mordisquear y lamer el lóbulo provocando leves escalofríos de placer en Sebastian, bajando con besos por el lateral de su cuello depositando algún que otro mordisco suave haciendo que el mayor jadeara de placer, subiendo hasta sus labios para besarle dejando a medias aquel contacto para juguetear con su labio inferior paseando la punta de su lengua, continuó depositando besos en su garganta cuello y pecho, hasta llegar a uno de sus pezones, que lamió y succionó provocando en el otro leves gemidos, repitió la acción con el otro y continuó descendiendo con caricias por su torso y vientre hasta el empiece del pantalón donde dio leves soplidos de aire mezclandolos con besos aquel contacto con frío y calor era una gran fuente de excitación para Sebastian, el menor frenó el avance y miró a Sebastian con una sonrisa pícara.

-Lo que debía hacer en esta zona (presionando levemente los genitales del mayor) es la lección que mejor que me enseñaste y la aprendí la mar de bien, ya que es la zona más sensible de nuestros cuerpos. (Terminó de desnudarle completamente con ayuda de Sebastian dejando su cuerpo al descubierto, Ciel se sonrojó el tamaño y el grosor de aquel pedazo de carne eran perfectos aunque era más grande de lo que esperaba, se avergonzó más al ver que se había quedado mirándolo fijamente).
-Tenga cuidado al ser la parte más sensible como bien lo has dicho, puedes hacer bastante daño si no le das un trato delicado, permítame que le muestre al principio como hacerlo. (le llevó la mano vacilante al menor hasta su entrepierna realizando la presión y movimiento exacto con ella una vez que Ciel supo como hacerlo, retiró su mano y dejó que continuara, concentrándose en la corriente de placer que sentía, Ciel se asuntó al sentir como aquel trozo de carne se comenzó a poner erecto y duro ante su contacto y retiró su mano sobresaltado).

Sebastian rompió a reír al ver la expresión y la manera de actuar de su amo.

-¡Sebastian no tiene gracia! No me acordaba que eso ocurría.
-Es lo que debe ocurrir...(entre carcajadas) Ahora si me permites es mi turno (cambió de posición colocando a Ciel debajo de él desnudándole poco a poco pero pro completo, descendió hasta la parte interna de los muslos del pequeño donde lamió en sentido ascendente, delineando a la vez con sus dedos las caderas y ingles de Ciel rozando levemente su intimidad, aquellos contacto excitaban aún más a ambos. Continuó con su avance ascendente con la punta de la lengua lamiendo de arriba a abajo el miembro del joven que gimió de pura excitación, lo tomó con una de sus manos y lo comenzó a masajear, derritiendo de placer a Ciel mientras tanto le apretó con sus labios uno de sus pezones succionándolo repitiendo la misma acción con el otro hasta que estuvieran erectos, subió hasta sus labios y lo besó ardientemente haciendo que Ciel gimiera en medio del beso, lo volteó situándolo boca-abajo soplando y besándolo por la nuca y los laterales de la columna vertebral provocándole espasmos de placer que no soportaba por más aquella tortura tan placentera).

-Se-bas-tian...Hazlo ya...Necesito sentirte dentro de mi (entre gemidos).

Tener a su joven amo bañándose en el placer que él le estaba profiriendo, excitaba a Sebastian de manera inigualable y tuvo la tentación de tomarlo así sin más, pero aquello lo dañaría demasiado por lo que se retuvo, lo colocó nuevamente boca-arriba.

-Tienes que esperar un poco más.
-Esperar a que...
-Si no te preparo antes de recibirme a mí ten por seguro de que te dolerá bastante más, así es que debo hacer esto ten paciencia. (Lubricó uno de sus dedos finos y largos y los fue introduciendo lentamente en la entrada de Ciel que al notar esa intromisión se tensó).
-Debes relajarte...(Le acarició con cariño el rostro y el cuello aquel contacto relajo al conde, comenzó a mover el dedo lentamente aquello no dolía demasiado, lubricó e introdujo un segundo realizando la misma acción al igual que con el tercero en el cual Ciel si soltó un pequeño quejido, una vez hubo dilatado la entrada lo suficiente los sacó lentamente). Cuando tú me digas que estas listo continúo.

Después de un par de minutos Ciel asintió levemente, Sebastian elevó un poco las caderas del menor y entreabrió sus piernas para mayor comodidad de ambos situándose él en medio.

-Al principio te dolerá pero te aseguro que en un par de minutos sentirás placer como yo (comenzó a introducirse en él lentamente, sólo hasta que estuvo completamente dentro Ciel gritó de dolor aferrándose con fuerza a la almohada, Sebastian sintió como las paredes de la entrada el menor oprimían levemente su miembro aquella cavidad resultaba tan estrecha que le hacía sentir muy bien, bajo una leve movimiento de cabeza de Ciel señal de que podía continuar comenzó a mover las caderas del menor lentamente para que se acostumbrara aunque antes de que pasará más de un minuto, Ciel enroscó sus piernas en las caderas de Sebastian y comenzó a inducir presión en ellas).
-Ya no duele Sebastian...Quiero sentir más de ti (entre gemidos que se entremezclaban con los de Sebastian que aumentó el ritmo del vaivén, pero aquello no parecía saciar al pequeño que continuamente pedía más).
-Quien iba a decir que un niño tan inocente como tú, iba a resultar tan insaciable (aferrando con fuerzas las caderas de Ciel).
-Sebastian, deja de hablar y concéntrate...Bajaste el ritmo.

Comenzó a penetrarlo con más dureza debido a las insistencias del menos que se aferraba esta vez de los barrotes del cabecero de la cama. El mayor cambió de posición a Ciel situándolo encima de él dotándole de cierta libertad de movimiento aunque resultaba algo torpe por lo que lo ayudó a seguir el ritmo, marturbándolo a la vez que lo agarraba de las caderas con una de sus manos penetrándolo profundamente, Ciel se aferró a él gimiéndole cerca del oído excitando aún más a Sebastian que se empleaba a fondo para el disfrute total del menor que no paraba de gemir en sus brazos, hasta que se vino por primera vez en su mano y vientre con un sonoro gemido, pero no había resultado lo suficiente para ambos por lo que continuó penetrándolo a ese ritmo aunque el cansancio ya era palpable en sus cuerpos sudorosos sus gemidos eran ya sofocantes, Sebastian comenzó a sentir que llegaba a su clímax en una de sus últimas estocadas encontró el punto más sensible del interior de Ciel se derramara nuevamente encima de él llegando al orgasmo al que poco después llegó Sebastian derramando su esencia en su interior, saliendo cuidadosamente de él recostándolo a un lado, aquel momento que habían compartido ambos había sido el mejor de su vida.

-Eres alguien difícil de complacer boochan.
-Sabes que soy muy exigente (exhausto).
.Será mejor que me vaya y le deje descansar (depositó un suave beso en sus labios y se levantó de la cama, Ciel lo retuvo agarrándole de la mano).
-Por favor no te vayas quédate a mi lado esta y todas las otras noches.
-Para mí será todo un placer complacerte (volvió a recostarse nuevamente junto a él y Ciel lo abrazó y se mantuvo lo más pegado que pudo sintiendo aquella calidez que emanaba del cuerpo de Sebastian que lo inundaba y borraba el sufrimiento y la humillación que había sentido en aquella horripilante fiesta, comenzó a cerrar sus ojos aquella sensación era tan agradable que se rindió al cansancio sumiéndose en un sueño profundo y relajante en los brazos de la persona amada, Sebastian le dio un beso en la comisura antes de sumirse en un sueño de vigilia rodeando a Ciel en un abrazo protector y se prometió a sí mismo que jamás volvería a dejar que nadie le volviera hacer daño).

 Cap 7 ROSAS NEGRAS .


Ciel se sentía solo estaba en una habitación oscura y fría no había nada no podía ver lo que había más haya de sus pasos, comenzó a andar entre la oscuridad, tropezó con algo y cayó de rodillas, se hizo derrepente la luz una luz brillante y resplandeciente que hirió los ojos de Ciel que parpadeó para acostumbrarse a aquella claridad, centró la vista en aquello con lo que había tropezado y descubrió que era un cuerpo el cuerpo de Sebastian tenía una herida profunda en un costado y la sangre brotaba sin cesar robándole lentamente la vida a la persona que había conseguido que sintiera algo más que odio, suspiro tras suspiro notaba como la llama de la vida de Sebastian se apagaba:

-¡SEBASTIAN! ¡SEBASTIAN NO PUEDES MORIR, NO ME DEJES SOLO! (el niño se agarraba con total desespero al cuerpo del demonio sus lágrimas brotaban sus cesar de sus ojos la angustia de no poder hacer nada por salvarlo lo estaba ahogando, se sentía totalmente impotente no sabía que hacer).

Una risa fría cargada de maldad resonó a su espalda el conde se volvió como un resorte pero con consiguió ver a nadie, sólo estaban ellos dos y dentro de poco solo quedaría él.

Sebastian entreabrió los ojos con mucha dificultad y articuló algo pero el conde no pudo oírle, por que no podía oír su voz, que estaba pasando, notó como Sebastian poco a poco se rendía a un sueño eterno del que no despertaría más, una sombra se acercaba a lo lejos y le tiró algo, una rosa negra con tonalidades purpúreas la respiración de Sebastian fue desapareciendo, ¿aquella rosa negra había resultado ser el símbolo del final de Sebastian Michaelis?.

-¡Sebastian! ¡Sebastian!

Ciel se despertó todo había sido una pesadilla demasiado real, las lágrimas recorrían aún su rostro empapado en sudor, lo buscó por la habitación pero no lo encontró, noto como aquella estancia se volvía fría y nostálgica aquella calidez experimentada durante la noche que resultaba tan agradable y le curaba por completo comenzaba a desaparecer hasta no quedar nada, en ese momento recordó lo sucedido con Sebastian y lo añoró, estaba aterrado por el sueño, se sintió solo y la angustia y la ansiedad volvían a punzarle el corazón, se levantó demasiado rápido trastabillando con sus propios pies hasta casi caer pero unas manos enfundadas de blanco lo sostuvieron suavemente, levantó la vista y vio el rostro sonriente de su mayordomo.

-¡Sebastian! (lo abrazó con fuerza las lágrimas volvían a brotar de sus orbes azulados, aquel abrazo estaba cargado de desesperación y angustia).
-¿Boochan? ¿qué le ocurre? (preocupado por el estado de su joven amo que no paraba de llorar desconsoladamente, lo rodeó con sus brazos, con una de sus manos acarició el cabello del niño).
-Sebastian...No me dejes solo nunca, no puedes irte, no me abandones por favor...(consiguió articular entre sollozos)

Sebastian lo acunó en sus brazos, le dolía ver a su amo así pero no sabía el por qué.

-Boochan...Tranquilícese estoy aquí, no me he ido a ningún lado

La calidez del cuerpo de su mayordomo comenzaba a tranquilizarlo, aquel abrazo lo rodeo de serenidad y se fue calmando, Sebastian lo fue llevando hasta la cama, recostándolo, se sentó a su lado acariciando una de sus mejillas dulcemente, hasta que el pequeño se calmó por completo.

-Boochan, ¿Por qué se puso así, que le ocurre?
-Yo...tuve una pesadilla, en la cual estabas herido de muerte y te ibas a un lugar al que yo no podía seguirte y tu vida se me escapó de las manos contemplé como morías y me dejabas sólo....
-Sólo fue una pesadilla, nada más, estoy aquí contigo estoy bien.
-Dime que nunca te vas a ir ni me vas a dejar solo.
-No me voy a ir a ningún lado sin ti, lo prometo.
-Bésame por favor.

Sebastian aproximó sus labios a los de Ciel y le besó dulcemente, el niño lo rodeó por el cuello aproximándose lo máximo que pudo e introdujo su lengua para jugar con la del demonio, necesitaba sentirle, le necesitaba ahora lo comprendía, Sebastian se separó del menor cuando no hubo más aire, las mejillas de Ciel lucían un tono carmesí y su respiración era agitada, resultaba de lo más adorable así, deseaba tenerlo de nuevo pero un sonoro ruido los interrumpió.

-Boochan creo que debo bajar, al parecer Brad a vuelto a utilizar explosivos en mi cocina.
-¿¡Tienes que irte ahora precisamente?! Me estabas consolando..(Mordió juguetonamente uno de sus dedos incitando al mayor y desabrochó un par de botones del camisón).
-Lo siento boochan, si no voy ahora puede empeorarse cuando Maylene intente limpiarlo, [Esa chica resulta tan torpe que podrían acabar incendiando la casa entera..] (pensó Sebastian), si me disculpa amo debo atender ese desastre.

-¡No, no te disculpo!.
-Vendré luego.
-Por mí no vengas. (el orgullo del menor flotaba en el ambiente)
-Como desee, no vendré entonces, el desayuno lo tiene el comedor, ¿necesita que el ayude con la ropa?
-¡Vete de una vez! ¡Es más no pienso bajar a desayunar! (se enrolló entre las sábanas dándole la espalda) ¡Eres un idiota Sebastian! (enrabietado).

Ciel había vuelto a coger una de sus pataletas, Sebastian se retiró de la habitación con una sonrisa en sus labios, al menos había conseguido que su joven amo olvidara aquel sueño que lo había trastornado tanto.
Al poco tiempo de que terminara de recoger todo aquel estropicio se encaminó con el desayuno hasta la habitación de Ciel, no tocó y pasó directamente, el menor seguía en la misma postura que lo había dejado no se había movido ni un ápice, se notaba que seguía cabreado con él, en verdad se había molestado como nunca lo había hecho, se aproximó a él y lo giró.

-Ciel..Aquí tienes tú desayuno.
-Mmmm..Te dije que no quería desayunar.(volviendo la cabeza).
-No me obligue a dárselo yo mismo...
-No pienso comer nada.
-No sea cabezota amo.
-Me lo vas a tener que dar tú.

El desayuno de aquel día constaba de una gran variedad de frutos rojos con nata montada y el típico té inglés, untó la punta de una de las fresas y la posicionó en sus labios besó a Ciel que saboreó aquel fruto con agrado y deleite.

-¿Ahora le apetece más desayunar?
-Mmmm...Creo que se me está abriendo el apetito (metiendo el dedo en la nata montada y lamiéndolo sugerentemente
Aquella manera tan juguetona que tenía el niño de incitar a Sebastian lo volvía loco.
Ciel cogió un poco las riendas agarró del chaleco a Sebastian tirando de él hasta situarlo en la cama a su lado, le quitó con algo más de habilidad la parte superior del uniforme, lo besó por el cuello, hizo un camino de nata por su cuerpo y lo fue lamiendo con la punta de su lengua de manera insinuante, colocó dos frambuesas en los pezones de Sebastian atrapándolos junto con el fruto entre sus labios succionándolos lentamente, en los ojos de Sebastian se reflejaba la lujuria y el deseo tornándose más brillantes y salvajes, el niño lograba sorprenderle haciendo del desayuno un juego excitante y sensual con la forma en que rozaba su cuerpo con el de él y el como retiraba cualquier rastro de nata o pieza de fruta, el pequeño podía ser de lo más ingenioso en cuanto a este luego se trataba.

-Pasemos al segundo plato para saciar más mi apetito ¿no Sebastian? (lo miró con unos ojos pícaros con un brillo de deseo en ellos)

Desabrochó el pantalón y fue a bajar la ropa interior, pero Sebastian lo retuvo.

-Espere boochan…No es el mejor día para llegar hasta el final, le puedo asegurar de que debes estar muy sensible y delicado por lo que pasó anoche y seguramente que te vuelva a dañar de nuevo (luciendo preocupado)
-Sebastian…Deja de preocuparte tanto sé lo que quiero y cuando estoy listo o no, además confío en ti sé que no me harás daño (le sonrió dulcemente algo bastante extraño en él).

Aquella sonrisa le dio la seguridad que le faltaba a Sebastian que accedió a continuar, Ciel bajó lentamente la ropa interior del mayor, dejando a la vista el miembro prominente, unto la punta del mismo con un poco de nata se relamió los labios y la lamió como si fuera el último alimento que probaría en su vida pero como siempre con cuidado de no hacer daño pero la ansiedad del niño se veía reflejados en sus actos, recorrió con su lengua todo el tronco de aquella extremidad, la tomó con decisión entre sus manos masturbándole con rapidez provocando que el mayor gimiera ante tal acción, se volvió a introducir aquel pedazo de carne en su boca acuosa succionando levemente pero con avaricia, Sebastian sentía escalofríos de placer, tiró de Ciel de los hombros para separarlo no quería correrse, no aún además aquello sabía perfectamente que al pequeño le resultaría de lo más desagradable, por el gesto que puso al notar el sabor del líquido pre-seminal, el demonio sonrió con complacencia había sido un profesor bastante bueno, tiró de él para acercar sus bocas que se unieron lentamente pero la ansiedad del niño era más evidente cuanto más tiempo pasaba y Sebastian lo sabía por lo que quiso torturarlo un poco más, paró el contacto y lo posicionó debajo.

-Amo…Debe aprender a no ser tan impaciente, tiene que tomarse las cosas con más calma, esa lección no la aprendió, creo que debo castigarlo por ser mal alumno y portarse mal. (Desabrochó todos los botones del camisón y lo retiró).
-Sebastian haz lo que quieras castígame todas la veces que quieras, pero hazme tuyo una vez más por favor.

No pudo continuar hablando por que sus palabras se convirtieron en gemidos cuando las manso expertas de Sebastian tocaron su intimidad con total lentitud por encima de la ropa interior, la bajó con sus labios, volvió a subir hasta su cuello besándolo suavemente, subió hasta sus labios jugueteó con el labio inferior del pequeño y besó sus comisuras, en ningún momento besó sus labios haciendo impacientar al menor que lo rodeó por el cuello y se aproximó a él besándolo sólo se separo al notar la falta de aire.

-No me hagas sufrir así Sebastian….
-En ningún momento quiero hacerle sufrir, sólo hago más interesante el juego.

Comenzó a depositar besos por su pecho y torso, continuando el avance descendente hasta la zona pélvica soplando y besando, aquel contraste de temperatura enloquecía al menor al cual se le aceleró la respiración y jadeó de placer, bajó hasta la zona interior del muslo besándola y acariciándola en sentido ascendente parando a la altura genital pasando al otro repitiendo la acción.

-Se-bas-tian…¿Por qué me haces esto? (entre gemidos).

Todo aquello era una tortura de lo más placentera para ambos, pero más para Sebastian que disfrutaba viendo a su joven amo retorcerse de placer manteniéndolo expectante.

-¿Hacerte qué boochan?.
-Esto…Hacerme esperar tanto…
-Espara su mayor disfrute.
-¡¿Mayor disfrute?! Es una tortura para mí.
-Shh…Guarda silencio.
-¡Me estás mandado callar seb…!

Sus palabras fueron detenidas por un gemido sordo al notar que su miembro era introducido casi por completo dentro de la boca del mayordomo que comenzó a lamerlo enteramente desde su punta hasta los testículos mordiéndolos levemente, aquellos roces eran lentos demasiado lentos para el menor que se derretía de placer con gran desesperación agarrándose a las sábanas de pura excitación esta vez Sebastian estaba haciéndolo disfrutar al máximo.

-Sebastian...y-ya..He aprendido la lección.
-Entonces pasemos directamente al postre, lo haré lento y dulcemente.
-¡Sebastian eres un idiota no lo hagas así!, no lo soportaría.

El mayor sonrió traviesamente, le ofreció dos de sus dedos que el menor rápidamente los chupó, una vez que estuvieron lubricados los saco y los fue introduciendo lentamente en la entrada de Ciel que gimió de placer ya que no sintió el mismo dolor que la primera vez sólo era una leve molestia, una vez que lo hubo preparado lo suficiente se dispuso a entrar colocándose entre medias de las piernas del menor, Ciel lo empujó a entrar más rápidamente con un movimiento seco de su cadera, provocando un gemido ronco en ambos, peor mucho más en un asombrado Sebastian que no se esperaba aquella acción del pequeño.

-En verdad, no puedo cambiar tu actitud precipitada (sin mover uno de sus músculos).
-Sabes que no puedes mandarme en todo lo que se te antoje (empezó a mover sus caderas en señal de que continuara).

Ciel se había cansado de aquel juego delicado y suave, había dolor pero era un dolor más placentero, Sebastian notó que la delicadeza y la suavidad no le bastaban a su amo por lo que comenzó a envestirlo con más dureza desde un principio, cambiando de posición sentándolo sobre sus piernas para que el niño pudiera agarrarse a su espalda, el pequeño lo rodeó por el cuello para mejor sujeción, debido a las estocadas que estaba recibiendo comenzó a clavarle las uñas en su espalda del puro placer que sentía.

-Se…bas…tian…no aguanto m-más…me voy a correr, se siente demasiado profundo… (Con voz entrecortada debido a los continuos gemidos que de ella salían)
-Aguante un poco boochan quiero llegar contigo…

Aumentó un poco el ritmo mientras con la otra mano lo masturbaba para maximizar el placer el pequeño si eso era posible, al cabo de unos minutos ambos llegaron al orgasmo y se tumbaron pesadamente sobre la cama con sus respiraciones aún aceleradas por el momento y con los cinco sentidos al máximo, Sebastian lo rodeó entre sus brazos, el grado de satisfacción de ambos era más que óptimo, permaneció así hasta que notó que la respiración del joven se ralentizó y se hizo más profunda señal de que se había quedado dormido debido al agotamiento, se levantó y salió de la habitación para ocuparse de las pocas tareas que le quedaban por cumplir, mientras bajaba aquellas espléndidas escaleras de mármol blanco reluciente llamaron a la puerta, se apresuró a abrir esperándose encontrar a alguien pero sólo había una preciosa rosa negra, con un sobre en el cual sólo ponía para el Conde Ciel Phantomhive.
CAP 8 Cuando el amor se convierte en obsesión

Una vez recogido el sobre y la flor Sebastian lo llevó a la habitación del conde que aún dormía profundamente y lo dejo cuidadosamente al lado suya encima de la almohada salió del cuarto cerrando la puerta sin hacer el más mínimo ruido, después de media hora, se oyó un grito procedente de la habitación de Ciel, sobresaltando a todos los que se encontraban en la mansión, Sebastian corrió como viento que lleva el diablo, entrando precipitadamente en la habitación descubriendo aun conde consternado abrazándose sus rodillas en un rincón estaba aterrado.

-¿Boochan que le ocurre?
-Esa maldita flor, que hace aquí...Ha venido a torturarme....

Sebastian reparó por fin en la flor que yacía en el suelo junto con la carta.

-Sebastian...quémala, haz lo que quieras con ella pero sacala de mi vista...(su mirada era de puro terror como si hubiera visto a la mismísima muerte aunque para Ciel aquella flor era lo que significaba la muerte de su ser más querido).
-Como desee amo.
-En el sobre pone quien la ha enviado quien es el causante de tal acto.
-Si me permite, sólo es una flor Ciel no tienes nada que temer.

Ciel la observó con más detenimiento era negra sí pero no era idéntica a la de su sueño.

-Dame le carta.

Sebastian le ofreció el sobre que Ciel abrió para proseguir la lectura.

Querido conde, le envío este presente como muestra de mis sentimientos más profundos hacia usted, consérvela como muestra de que los acepta, lo sabré inmediatamente, en el caso de que ocurra lo contrario también me enteraré y obtendrá consecuencias.
Posdata: Le estaré vigilando Ciel Phantomhive siempre lo haré.

Aquellas palabras guardaban un tono amenazador, pero Ciel no quería tener aquella rosa por más tiempo cerca de él, sí le ocurría algo siempre tendría a Sebastian para protegerle.

-¿Ciel ha cambiado de idea?
- No, deshazte de ella, no quiero tener esa abominación cerca, me produce un profundo rechazo, me enferma.
-Como desee amo, regresaré enseguida con un té para calmarle los nervios.

Puesto que Ciel temblaba como una hoja caduca a punto de caer del árbol al comienzo del otoño.

Alguien desde las sombras en la rama de un árbol lo escuchó todo.
-Abominación dices...Lo vas a lamentar Ciel...Creo que ya es hora de que pase a la acción.

Continuó allí inmóvil, escuchando atentamente para descubrir que punto débil tenía Sebastian o que punto débil tenía el propio Ciel, que podía hacer para destruirlo completamente sin tener que mancharse sus delicadas manos con su sangre, tenía que ser obra suya propia y no ajena.

Ya de vuelta Sebastian depositó una taza de té en la mesilla de noche y se aproximó al conde que seguía abrazado a sí mismo con los ojos entrecerrados, le cogió en brazos, Ciel se sobresaltó y le propinó un puñetazo.

-Se-bas-tian...Lo siento (tartamudeó el pequeño).
-No se preocupe, le asusté, debí haber llamado antes de entrar. (depositó el cuerpo sudoroso de Ciel en la cama, lucía como enfermo, estaba más pálido de lo normal y su respiración era dificultosa y pesada, se le veía débil y muy asustado ,todo aquello le había afectado en muchos ámbitos no sólo en lo emocional si no también lo físico, su joven amo resultaba un niño tan frágil y quebradizo como el más fino cristal, el lo sabía, sabía hasta que punto se llegaba a sentir mal aunque el pequeño no lo mostrase debido a su orgullo.

-Tome, beba un poco de té le calmará (ofreciendo la taza de té que Ciel cogió con su mano temblorosa, Sebastian por miedo a que se le derramará encima el té hirviendo lo ayudó aproximando la taza a sus labios).

Aquel líquido dorado entraba por su garganta seca calmando sus nervios, reconfortándolo.

-¿Puedo hacerle una pregunta?
-Si.
-¿Por qué le ha afectado tanto recibir ese obsequio
-Debido a que me pareció que aquella rosa era la misma que aparecía en mi pesadilla, pensé que mis tormentos se harían realidad.
-Era eso, temió por mi vida.

Ciel asintió.

-Que tierno por su parte boochan pero no tiene de que preocuparse no podrían hacerme nada ya que el único daño que pueden hacerme a mí es hacerle daño a usted y mientras que yo pueda protegerle, no correremos peligro alguno, puede descansar tranquilo le avisaré cuando esté la cena.

Aquellas palabras le bastaron a quienes estaban escuchando.

-El amor que os procesáis será vuestra perdición, os destruiré os aplastaré como a unas hormigas será vuestro final, por fin podré ver a Sebastian Michaelis totalmente hundido y por fin obtendré mi venganza, dos pájaros de un tiro.

-Sebastian espera, quédate conmigo, mi cena puede esperar, no tengo demasiado apetito, túmbate a mi lado por favor.

Sebastian se tumbó en aquel lecho al lado de Ciel que se refugió en su pecho, el mayor lo rodeó entre sus brazos acunándolo protegiéndolo. Se había hecho la promesa de que jamás volverían hacerle daño alguno y no quería faltar a su promesa, si lo hacía se rompería el contrato y tendría que abandonarlo y eso no lo permitiría, no podía dejarlo solo, se incorporó de la cama con mucho cuidado y bajó a la cocina, tenía en mente prepararle algo ligero para que se acostase temprano debía descansar ya que aquellos días habían resultado muy duros para él, después de unas débiles cavilaciones regresó a la habitación de su querido boochan.

-¿Sebastian ya está hecha la cena?
-Pensé que dormía.
-Me desperté cuando te fuiste.
Sólo quería avisarle de que la cena está lista baje cuando desee
-Súbela al estudio necesito pensar que voy hacer con la persona que me ha enviado esto. (Estrujando el papel entre sus manos).

Al rato Ciel ya se encontraba en el estudio con la cena servida meditando sobre que hacer y quien sería tal personaje, lo encontraría y acabaría con su miserable existencia, golpeó la mesa con uno de sus puños soltando toda la rabia que tenía en su interior, lastimándose la mano en ello.

-Boochan, no debería hacer eso, se está lastimando usted más de lo que ya está. (Cogiéndole la mano dolorida).

Ciel suelta el agarre de malas maneras.

-¿Le ocurre algo?.
-No necesito de tus cuidados.
-Sabes una cosa resultas demasiado orgulloso para ser sólo un crío. (Sale de la habitación en busca de hielo y unas vendas y regresa a los segundos de haberse ido). Tenga póngase un poco de hielo, si no se le hinchará y le dolerá más.

Ciel coge a regañadientes la bolsa de hielos y se la aplica en la mano.

-Sebastian, ¿Puedo hacerte una pregunta?.
-Desde cuando me pide a mí permiso para hacer algo.

Ciel pone cara de pocos amigos.

-¿Sabes quien puede estar detrás de todo esto?.
-Tengo algunas intuiciones pero no estoy totalmente seguro de ello.

Sebastian en verdad ya sospechaba de cierto demonio y de aquel niño retorcido y perverso que lo acompañaba, debido al trazo de la letra de la carta, esperaba encontrarles antes de que le sucediera algo a Ciel ya que si repasase algo sería única y exclusivamente culpa suya.

-¡Por que si tiene alguna idea no ha ido ya a investigar y solucionar todo esto, para que yo deje de atormentarme!.
-Estoy esperándo su orden.
-Sebastian, te lo ordeno, ve y encuentra a quien esté detrás de todo esto pero tráeme a quien sea vivo quiero ser yo quien acabe con esto de una vez.
-Yes my lord.

Después de recibir esa orden salió de la mansión en busca de esa pareja que tanto dolor estaba causando en su joven amo.

CAPÍTULO 9


Una nueva rosa con una nueva carta llegaron hasta las manos de Ciel, que esta vez estaba dispuesto a no sentir miedo a enfrentarlo, sabía que Sebastian lo resolvería todo, encontraría al culpable o culpables de todo aquello, no le pasaría nada regresaría en cuanto hubiese cumplido la misión, pero cuando sería eso y que le ocurriría a él durante ese periodo de tiempo, abrió el sombre y comenzó a leer:

Estimado conde:

Lamento comunicarle una triste noticia para usted claro, su mayordomo se encuentra en nuestras instalaciones, te dije que habría consecuencias si rechazabas lo que te ofrecía, Si usted sale voluntariamente de su casa a su mayordomo no le pasará nada, me he tomado la molestia de enviarle un carruaje a buscarle, aunque muy torpe por mi parte no creo que lo haga voluntariamente, en ese caso cuide su espalda, nunca se sabe lo que puede ocurrir.

Un golpe sordo abrió de par en par las puertas de la mansión, a Ciel no le dio tiempo ni de reaccionar e intentar defenderse, alguien lo golpeó por la espalda desequilibrándole, una bolsa cubrió su rostro, alguien lo cargo hasta el carruaje y abandonaron su casa y con ella la poca seguridad que podía tener, no podía ver nada, no sabía donde se encontraba ni adonde le llevaban y mucho menos que fin tenía todo aquello, ¿Dónde estaba Sebastian y que le habían hecho?. Todo aquello le comenzaba a agobiar, sentía como su respiración se aceleraba convirtiéndose en una molestia, la sensación de estar en un grabe peligro le inundaba todo su ser, su vista comenzaba a nublarse la poca claridad que se traslucía por el tejido de la bolsa comenzaba a tornarse negra y borrosa hasta que sólo quedó oscuridad, al poco tiempo llegaron al sitio indicado y arrastraron a Ciel sin ningún cuidado hasta la habitación destinada, le quitaron la bolsa que cubría su rostro y lo prepararon.
Después de un tiempo inconsciente Ciel comenzó a abrir sus ojos, pero seguía estando todo negro. ¿En qué lugar estaba? no estaba seguro, ¿cuánto tiempo llevaba ahí? no lo sabía con exactitud, todo en su mente estaba confuso. Pero toda aquella situación le sonaba de algo, intentó dar un paso pero no pudo, notó como un frío hierro presionaba sus muñecas y tobillos, derrepente una luz brillante y clara inundó la habitación, dañando los orbes azulados de Ciel que parpadeó varias veces para habituarse a aquella claridad, en ese mismo momento, se le pasó por la mente la escena de su sueño, miró hacía abajo con gran temor esperando encontrarse con el cuerpo de Sebastian pero no encontró nada, suspiró aliviado, sólo se encontraba él en medio de toda esa claridad a la que poco a poco se fue acostumbrando, todo estaba cubierto por sábanas blancas, salvo la pared en la que estaba encadenado, se encontraba aterrado ¿cómo saldría de esta?, una puerta se abrió ante él, una sombra entró al principio demasiado borrosa para saber de quien se trataba debido a la distancia, luego esa silueta se convirtió en una persona más visible para él para luego descubrir de quien se trataba.

-¡Alois Trancy! debí haberme imaginado que eras tú el maldito insecto, que estaba detrás de todo esto.
-¿Quien si no, iba a estar detrás de tan bello e ingenioso plan?.
-Maldito, te juró que te aplastaré como la mugrienta araña que eres, Sebastian vendrá a rescatare y se encargará de ti y de tu asqueroso mayordomo.
-Hablando de Claude, me dijo que él y Sebastian se estaban divirtiendo mucho, no creo que pueda atenderte, para lo que están haciendo se necesita de mucha concentración (sonrió perversamente).
-Sebastian no haría nada con ese detestable mayordomo! ¡Le habéis engañado! ¡Eres un rastrero! ¡una inmundicia! (tirando de las cadenas lo más que podía, intentando atrapar a Alois, haciendo que la cadenas se le clavaran más aún en su piel).
-Modera tu lenguaje, acaso tus padres no te enseñaron modales, Sebastian accedió el sólo a compartir momentos íntimos con Claude, no le obligamos a nada, él estaba cansado e ti de tus órdenes y caprichos.

Había tocado dos puntos débiles de Ciel, Alois lo sabía, el conde giró su rostro, pero el mayor lo agarró con rudeza del mentón volteándole la cara para ver su mirada.

-Tienes unos ojos tan arrogantes aún cuando no deberías serlo (dándole una pequeña bofetada). Di en dos de tus puntos más sensibles ¿verdad pequeño Ciel? (con tono burlón).
-Sabes lo que deberías aprender tú, a mantener tu veneno dentro de tus colmillos.
- eres un niño engreído que se cree que lo tiene todo bajo su poder y que es intocable, peor eso ya...Se acabó, que es del arrogante y poderoso Ciel Phantomhive, sólo es un niño asustado sometido ante mi poder y deseos.
-¡En cuanto salga de esta Alois, te prometo....
-¡Me prometes que! (agarrándole del pelo) no estás en condiciones de amenazar a nadie y mucho menos a mi, que puedo hacerte desaparecer en un abrir y cerrar de ojos, es más que harás sin Sebastian a tu lado, conviértete en mi marioneta Ciel y te aseguro que no os mataré a ninguno de los dos. (esbozó una sonrisa maligna).
-¿Puedo hacerle una pregunta su alteza? (cada palabra que pronunció de esa frase le repugnaba pero forzó una sonrisa amistosa).
-Si me lo pides así, claro que puedes.
-¿Por qué me enviaste esas rosas? ¿Qué intenciones guardas tras todo eso? ¿Qué querías conseguir?.
-Sólo quería que aceptaras mis más profundos sentimientos, pero tú en tu arrogancia los rechazaste, diciendo que era un abominación, algo repugnante que te enfermaba, te confieso una cosa, en verdad todo esto lo he planeado para que fueras mío si no lo consigo tu fin estará más cercano.

Ciel debía salir de esta, pero que debería hacer, quizás engañarle para ganar tiempo, hasta que Sebastian viniera a rescatarlo, pero en verdad ¿vendría o estaba demasiado ocupado con Claude?, la rabia lo consumía por dentro, decidió intentar salvarse por sí mismo.

-Pero Alois, no ves que ya soy tuyo...
-Si eres mío como tú dices, bésame como lo haces con Sebastian. (se acercó a él lo más que pudo).

Como sabía que él había besado a Sebastian, acaso los había estado observando desde un principio y para ellos había pasado totalmente desapercibido.

-El tiempo corre Ciel-kun, no tengo todo el día.

Ciel guardó el profundo asco que sentía al tener que hacer aquello por salvarse, venderse de aquella forma resultaba totalmente humillante, hasta que punto llegaría todo aquello y cuanto podría aguantar.
Ciel presionó sus labios con los del mayor ((nota de recordatorio: Alois es un año mayor que Ciel, supongo que lo sabréis pero por si acaso se os olvidó)) y lo besó con un profundo desagrado, pensando que no era Alois el que estaba ahí, cerró los ojos con fuerza al notar la lengua del rubio en su interior,se mantuvo prácticamente inmóvil.

-No me convences del todo Ciel.
-¿Qué más quieres?.
-Dime que me quieres, pero de corazón, ya que si me mientes lo veré en tus ojos.
-Te quiero (con una sinceridad totalmente fingida pero lo suficiente para parecer creíble).
-Ahora dime que me quieres más que ha Sebastian.
-Te quiero más que a Sebastian (entre dientes pero procurando parecer sincero).
-Dime que quieres que te lo haga, tantas veces como quiera aquí y ahora.
-Quiero hacerlo contigo (comenzando a temblarle la voz).
-Continúa Ciel...
-tantas veces como quieras aquí y ahora.
- Y ahora por último dime que deseas ser mi juguetito sexual y que podré hacer contigo cuanto desee.

Eso era demasiado Ciel esbozó una mueca de odio y rabia.
-¡No pienso decir tal cosa! ¡No me rebajaré a ese nivel.
-Que pena, en ese caso no me quedará otra opción que...(saca un puñal y se lo pone a Ciel en el cuello) matarte y ordenar a Claude que mate a Sebastian (susurrándoselo pero pronunciando cada palabra sin vacilar y con un tono cantarín).

Ciel tragó saliva, estaba apunto de decir las palabras más humillantes de su vida.

Deseo que...(se le quebró la voz, bajó la cabeza, unas lagrimas traicioneras brotaron de sus ojos convirtiendo esa situación en más humillante aún).

-Deseas que...(haciéndole alzar la cabeza para que le mirase).
-Deseo ser tu juguetito sexual y puedes hacer cuanto desees conmigo.

Alois se relamió los labios aquellas palabras resultaban la mar de deliciosas para sus oídos.

-Gracias por todas esas palabras resultan la mar de gratificantes para mi Ciel...(acariciándole la mejilla).

Toda aquella conversación fue escuchada por Sebastian que no se creía lo que había oído, no podía ser cierto pweo Ciel había sonado tan convincente, Claude lo arrastró lejos de allí.
En el interior de la habitación.

-¡Eres un bastando Alois!

Alois le profirió otra bofetada pero esta vez más fuerte que la anterior.

-Te dije que cuidaras tu lenguaje ante mí, muestra respeto.
-¡Nunca respetaré a alguien como tú!.
-Tendré que humillarte aún más para que aprendas, por cierto todas tus palabras las ha escuchado tu preciado Sebastian, no me lo tomes muy en cuenta no lo hice a propósito...(sonrió con picardía, le lamió el lateral del rostro que había golpeado, comenzó a besar su cuello con lascivia, desgarró sus ropas deshaciéndose de ella, dejando el pecho de Ciel al descubierto, empezó a tocar su cuerpo cada roce le resultaba desagradable al pequeño, que se pegó a al pared para alejarse de aquel perturbado, Alois tiró de una de las cadenas que ataban a Ciel acercándolo de nuevo, mordió y besó su pecho y rostro, dejando marquitas rojizas, prosiguió mordisqueando y pellizcando sus pezones, Ciel se mordió la lengua no quería sentir aquel placer que estaba sintiendo). Vamos Ciel regálame uno de esos soniditos que le regalabas tan gustosamente a Sebastian (susurrándoselo).
-¡Ni lo sueñes!

Alois introdujo con rabia las manos dentro del pantalón y su ropa interior, tocando con poco cariño la intimidad de Ciel haciendo que se estremeciera ante aquel contacto, aumentó la marcha recorriendo con su mano toda la extensión al completo del miembro del más joven, haciendo que Ciel gimiera inconscientemente.

-Eso es...¿No era tan difícil verdad?.

Le bajó los pantalones y la ropa interior.

-Y ahora te haré mío.
-¡No! (comenzó a retorcerse).
-Como que no, me dijiste que querías, no vale cambiar de opinión...(giró el cuerpo de Ciel, posicionándolo de cara contra la pared).
-Alois, no hace falta que lo hagas por favor, si yo te quiero en serio.
-Hay que consolidarlo.(rodeó a Ciel por la cintura, preparándose para invadir al menor).

Ciel notó como el miembro del mayor rozaba su entrada y se tensó no quería hacerlo, sentía el miedo más terrible que había sentido nunca, no quería ser de él sólo quería pertenecer a Sebastian, su cuerpo, su mente y el mismo lo sabía, su cuerpo se resistía al contacto con aquel rubio, pero se sentía débil Sebastian no vendría a buscarle, no le salvaría esa vez, estaba solo y no podía hacer nada, sentía como su corazón se encogía de dolor, ese maldito mayordomo le había traicionado faltó a su palabra de que siempre le protegería, le mintió, como fue capaz de hacerle esto, todo lo que compartieron solo fue para él un simple juego diversión quizás, mientras que en el pequeño crecieron sentimientos hacia él, unas lagrimas volvieron a brotar esa vez dolían mucho más las sentía con todo el alma.

-Sebastian…por-favor…Ven…te lo suplico…
-Ciel, él no vendrá ya te lo dije está ocupado…Te ha dejado solo…En verdad él no te quiere, sólo estaba jugando contigo, fuiste muy crédulo al pensar lo contrario, es un demonio retorcido y sin sentimientos alguno eres muy inferior a él como tan si quiera pudiste pensar que podía resultar lo vuestro, que inmaduro.

Alois se estaba deleitando del sufrimiento aquellas lágrimas que Ciel estaba derramando eran de lo más deliciosas para él ya que todo aquello le estaba doliendo en lo más profundo de su alma corrompiéndola.

Sin previo aviso y sin prepararlo Alois se introdujo en él, hiriendo cada fibra de su ser a Ciel que profirió un grito de dolor, no solo por aquella invasión si no por los sentimientos que tenía los sentimientos de su alma.

Desde la lejanía
-¡Boochan! (yendo hacia la dirección de ese grito, un grito de lo más desgarrador para sus oídos, era tan profundo el dolor que expresaba con ello su joven amo que lo sentía él desde lejos).

Claude frenó su avance.

-No puedo dejar que vayas, si lo haces Alois matará a Ciel, antes de que tú pudieras hacer nada, el me dijo que ni tú ni Ciel sufriríais un daño irreparable pero si tú entras y le interrumpes, te puedo asegurar que cambiará de parecer, se que es complicado y doloroso.
-Pretendes que me quedé aquí sin hacer nada, mientras oigo como sufre.
-Aunque no lo creas estoy de parte de vosotros dos y te digo que es lo mejor que puedes hacer, ya que ninguno de nosotros dos quiere ver a Ciel muerto ya que resulta muy valioso.

Mientras tanto en aquella habitación Alois había empezando a envestir a Ciel sin hacer caso a las suplicas de que parase del menor, le lamió toda la columna vertebral provocándole un escalofrío, Ciel se rindió por más que gritase o suplicara que parase sabía a la perfección de que no lo haría, bajo la cabeza en señal de sumisión y dejo de resistirse ya que no cambiaría nada, se entrego al propio dolor que sentía en todo su ser, que importaba ya cuando se encontraba solo y abandonado de nuevo en ese mundo, Sebastian había preferido quedarse después de todo con Claude, Alois tenía razón él era un ser muy inferior a Sebastian que había preferido algo mejor, no le salvaría esta vez, no acudiría en su ayuda nadie, las lagrimas comenzaron a caerle sin cesar de sus ojos de pura impotencia de no poder hacer nada de nada, de sentir que no tenía a nadie a su lado, de notar como era violado una y otra vez incansablemente, deseaba que parara, quería dejar de oír los gemidos de Alois, su cuerpo estaba dolorido no sentía nada en absoluto, sólo sintió alivio cuando noto que el miembro de Alois se hinchaba en su interior derramándose en él, aunque aquello significaba el final de su tortura no fue nada agradable cuando el mayor sacó su miembro de él, sintió un gran escozor, debido a las heridas que le había producido, pero ya poco le importaba todo aquello, ya se había terminado, que más podía hacerle aquella persona tan retorcida, lo había humillado y lo había sometido a él forzadamente robándole el poco orgullo que le podía quedar.
Alois lo volteó.

-Sabes una cosa Ciel-kun, ha sido todo un placer sentirme dentro de ti, pero tu colaboración no ha sido completa, no me has complacido en absoluto, no sirves ni para esto…(lo abrazó y le susurró) Prometí no matarte cuando hubieras sido mío pero…El placer que he sentido no ha sido suficiente, lo siento por ti.

Ciel sintió como un acero frío se introducía en el por uno de sus costados sólo fue un instante lo que duró dentro pero le basto para contener la respiración al sacarlo notó un profundo dolor y un líquido caliente brotó a borbotones de la herida al ser extraído el puñal, ese sería su fin, todo aquello acaba ahí, su propia vida se terminaba de aquella forma tan denigrante, Alois sacó una rosa negra con tonalidades purpúreas, su sueño todo aquello formaba parte de él, pero no le cuadraba no debería morir él si no Sebastian, el sólo hecho de pronunciar su nombre le dolía, aunque ahora ya daba igual quien viviera o muriera, aunque prefería morir él mismo para acabar con aquel sufrimiento tan profundo que sentía. Alois lo desató, Ciel se escurrió por la pared hasta quedar tendido en el suelo con la cabeza apoyada en la pared

-Sabes una cosa con esto…Mato dos pájaros de un tiro, me deshago de ti y contigo de tu querido mayordomo, dulces sueños Conde Ciel Phantomhive. (tiró la rosa a su lado, y se marchó por una puerta trasera, dejando a un moribundo Ciel tirado en aquel frío suelo con su vida apagándose lentamente, para reunirse con Claude, todo se había acabado).

¿SERÁ EL PRINCIPIO DEL FIN DE CIEL?

CAP 10 Un principio y un final parte 1ª

Ciel sentía frío en todo su cuerpo, pero ¿por qué él no moría? ¿Por qué aún empeñándose en dormir para no despertar nunca, en apartarse de la vida ella se empeñaba en agarrarse a él, quería seguir torturándolo?. Se sentía indefenso, traicionado por quien no esperaba, todo le había salido mal y su vida propia se reía del él, y ano le quedaba nada, lo había perdido todo, su vida había dejado de tener sentido, como iba a tener sentido algo tan vacío como aquello, su vista se nublaba, se sentía adormecido, por fin había llegado su final, sin embargo sus ojos no se rendían al sueño, ansiaba irse de aquel mundo que había sido tan cruel con él, pero su corazón se resistía a dejar de latir, oyó el sonido de unas puertas abrirse, pero no podía moverse, su cuerpo había dejado de responderle, vio a alguien entrar, en él había sentimientos contradictorios, por una parte quería morir, pero por otra deseaba pedir ayuda a aquel que había cruzado la puerta, en su cabeza rondaba una pregunta que no tomaba respuesta ¿qué haría él con una vida vacía con sentimientos que sobraban?.
Intentó gritar a la persona pero de él no salió sonido alguno, la persona se acercó a él precipitadamente y se arrodillo a su lado, pero Ciel había decidido morir, se rendía, no quería sufrir más quería que la oscuridad lo abrazase para no soltarle jamás. Una voz familiar lo habló:
-¡Boochan resista! Lo sacaré de aquí. (con gran preocupación).

¿Quién era?, no lograba verle con claridad, pero de algún mundo u otro se sintió a salva ante su presencia y su alma reconfortada, unos brazos fuertes pero delicados lo recogieron del suelo, ¿acaso era un ángel quien lo había salvado de su destino fatal?.

-No se duerma por favor, mírame, debes permanecer despierto, no sé que haré si te mueres, sin ti no creo que sea capaz de vivir, escucha mi voy, pronto estaremos en casa, aguanta un poco más, no puedes dejarme así. (Estrechó el cuerpo de Ciel contra su pecho).

No sabía por qué pero aquellas palabras curaban su alma herida se sentía algo parecido a estar en paz, la visión de Ciel se nubló completamente.
¿Había muerto?, no sabía exactamente cuanto tiempo llevaba inconsciente, peor al despertar lo hizo en un entorno familiar, era su cuarto, aquella persona lo había traído hasta allí, con cuidado se tocó el costado lo tenía vendado, sin duda no había sido un sueño, las imágenes y las imágenes y palabras de aquel instante brotaron en su mente.

-Sebastian no te quiere, el no vendrá esta vez, está ocupado divirtiéndose con Claude necesita mucha concentración, no se conformaría con un ser tan inferior a ti.

Todas aquellas palabras que le había dicho Alois volvieron a herir su débil corazón que se contrajo fuertemente, aquello volvía a torturarlo, le dolía demasiado, pero…¿Por qué le dolía?, él no podía sentir nada por Sebastian, o si, no quería admitir sus sentimientos.

La puerta de su cuarto se abrió, Ciel se giró y se encontró con la mirada de sus ojos escarlatas, le dio un vuelco el corazón que le empezó a palpitar fuertemente, ¿por qué le por qué le ponían tan nerviosos aquellos ojos?.

-Sebastian, ¿qué haces aquí? ¿acaso vienes a torturarme?.
-Sólo vine a asegurarme de que estabas bien, y como has despertado quiero explicarte…
-¡Callate, no quiero oír ni una sola de tus palabras! ¡No me debes nada! ¡No tienes que explicarme nada! ¡has venido aquí a reírte de mí y burlarte de mi sufrimiento!.
-Yo nunca haría eso, no quiero que sufra más, cuando le vi ahí tirado, mimando se me hizo trizas al pensar que le había perdido, pero al ver que aún respiraba, lo traje hasta aquí, ¡yo le salvé la vida1 ¡Y aún así me dice que me burlo de ti!
-¡Que tú me salvaste! ¡Mentiroso todo lo que dices es mentira! ¡Que tú me salvaste, no me hagas reír, me dejaste a mi suerte! ¡que es lo que pretendes ya me han humillado suficiente! Ya sé lo que quieres, quieres verme agonizar mientras te veo con Claude ¿no? ¡Me abandonaste por él, preferiste quedarte con Claude!

Un momento acaso estaba sintiendo celos, todo en la mente de Ciel tomaba sentido sus sentimientos hacia Sebastian brotaba en cada palabra que pronunciaba si se lo callaba por más tiempo iba a explotar.

-¡Claro que me quedé con él, pero por su bien…Él me dijo que…

Sus palabras fueron interrumpidas por el menor un nuevo destello de ira brotó de él.

-¡Tienes la osadía de admitir que te quedaste con él, y me dices que fue por mi bien!, ¡Que te dijo!(sentía que las palabras se le escapaban de sus labios y así fue por fin la bomba estalló) ¡QUE ÉL TE SATISFARÍA MEJOR QUE UN CRÍO COMO YO!¡ERES UN DESGRACIADO, DURANTE TODO ESTE TIEMPO ESTUVISTE JUGANDO CONMIGO Y CON MIS SENTIMIENTOS!

Por fin todo su ser admitía que amaba a Sebastian pero no quería que fuera así.

-Lo estas malinterpretando todo, Ciel por favor, ¡Piensa con sensatez!.
-¡Malinterpretando! ¡Yo no estoy malinterpretando nada!. ¡Te acostaste con Claude! ¡dime por qué! (lo agarró del cuello de la camisa aproximándole a él, zarandeándolo) ¡No se te ocurra mentirte!.
-¿acostarme? Yo no me acosté con Claude.
-No juegues más conmigo ya lo has hecho suficiente, mientras tú te divertías yo sentía cosas por ti, ¡acaso no te satisfacía lo suficiente yo! ¡que hice mal para que me abandonaras por él! ¿Soy tan inferior a ti? (unas lagrimas de frustración e ira afloraron de sus ojos resbalándose por sus mejillas, acomodó su cabeza en el pecho de Sebastian y lo golpeó con sus puños con rabia como un niño pequeño) ¿Por qué me haces esto? ¡Te odio!.

Sebastian lo alejó de él, agarrándolo por los hombros.

-Siento haberte hecho daño, no sabes cuanto lo siento, no te pude salvar a tiempo por que si lo hacía Claude me dijo que Alois te mataría antes de que yo pudiera hacer nada, por lo que tuve que esperar, pero me dolió oír la conversación entre vosotros, no actúes como un santo por que no lo eres, no me quise interponer entre vosotros por que dijiste que querías más a Alois que a mi.
-¿Querer a Alois? ¡Cómo iba a querer a semejante insecto repelente!. ¡Me obligó a decirlo!¡Amenazó con matarme si no lo decía!.

Todo aquello había sido otro de sus engaños, un juego nuevo de ese niño rubio y él, había caído como un estúpido.

-Contéstame a una cosa, en verdad me odia Ciel.

Ciel guardó silencio estaba sopesando la respuesta, pero…¿Cómo iba a odiarlo después de todo lo que habían pasado?.
Sebastian interpretó su silencio como una respuesta afirmativa.

-En ese caso no tengo nada que hacer aquí, me marcharé… (Su voz sonó amarga y su mirada era como la de un perro abandonado por su dueño).
-¡Espera Sebastian! (le agarró la mano) ¡Perdóname! Perdona que no te haya creído y me haya tragado las palabras de Alois, caí como un tonto en su trampa, tú estabas preocupado por mi, y yo echándote las cosas en cara, soy un egoísta, lo siento (comenzando a llorar como un niño pequeño al cual le quitan su juguete).

Las manos rápidas de Sebastian atraparon a Ciel en un fuerte abrazo.

-No se sienta culpable, Alois aprovechó su estado de debilidad y lo utilizó en su contra y en la mía, (acariciándole sus cabellos) yo soy quien más lo siente, siento no haber estado allí para protegerle, siento no haberme dado cuenta de sus sentimientos, siento que usted creyera que jugaba con él cuando no era cierto, pero sobre todo siento haberme dejado engañar por esos dos, no quiero que vuelva a pasar es más no lo hará, enmendaré mi error, espero que me perdone, por todo el dolor que ha tenido que sufrir, debido a mi incompetencia.

-Puedo hacerte una pregunta.
-No tiene que pedirlo.

Ciel rompe el abrazo para mirarle a los ojos.
-¿Me dices la verdad de que no te acostaste con Claude?.
-No te mentí, dije la verdad, no tengo ningún interés en él.
-¿Piensas que soy inferior a ti? (la voz que empleó era tímida pero firme, seguía algo molesto aún a sabiendas que no tenía porque estarlo, pero no quería que su Sebastian pasara tiempo a solas con Claude, podía llamarle egoísta pero él no iba a seguir siendo)
-No puedes ser inferior a mi, por que yo nunca amaría a un ser inferior.

Los ojos de Ciel se desorbitaron ante la contestación, aunque no se fiaba mucho de lo que había oído quizás había sido una treta de su cerebro que le daba lo que él quería escuchar.

-Es-pe-ra, ¿puedes repetirme lo que acabas de decir creo que no escuché bien?.

-¿Qué tal si te lo muestro mejor? (lo envolvió con el beso más apasionado que nunca había dado, dejando a Ciel sin respiración y le susurró) Te amo Ciel….

Sus palabras volvieron a ser nítidas y claras para sus oídos que se deleitaron con el sonido vibrante de cada una de esas letras, lágrimas de emoción contenida amenazaban por desbordarse, sus sentimientos se notaban a flor de piel, y en su interior ardía en deseos de marcar a ese demonio como suyo.
Sebastian le abrió sus brazos invitándolo a entrar entre ellos, Ciel saltó hacia él agarrándose a su cuello, el mayor lo sostuvo en el aire, mientras los ansiosos labios del menor se encontraban con los suyos de manera precipitada y ardiente, aquel beso inundó de calidez ambos corazones, se entregaron a ese besa a la pasión que sentían en ese momento, no supieron cuando ni en que momento los dos estaban tumbados en la cama y sus ropas tiradas por el suelo, la lujuria hervía en el ambiente.
Sebastian acarició las mejillas sonrosadas del pequeño que respiraba agitadamente.

-Ciel, te quiero, tú lo eres todo para mí (le besó el rostro, el cuello y el pecho, el menor le agarraba de los cabellos juguetonamente) ¿Ahora me sigues odiando? (esbozó una sonrisa pícara)
-Tonto…No podría odiarte…Tú eres el único que me puede hacer feliz, pero…
-¿Pero?.
-Yo quisiera preguntarte algo…(se sonrojó de arriba abajo).
-¿Qué ocurre?.
-Yo…Bueno…No estoy seguro de que te complazca del todo.

Sebastian rompió a reír.

-¡No te burles! (totalmente avergonzado, tapándose con las manos su rostro).
-Ciel…(le agarró de las manos colocándoselas junto a las suyas a los lados de la cama).
Tú eres el único que me satisface al 100%, me haces sentirme completamente vivo cuando estoy contigo. (Casi susurrándoselo)
-¿En serio?.
-Yo siempre hablo en serio, en cambio tú te andas con rodeos ocultándome las cosas, ¿qué me estas ocultando esta vez?

Nada escapa de la suspicacia del mayor.

-Yo…Bueno…Es que…Quería probar una cosa…
-Como tú siempre me lo haces a mí, quiero…(casi escupió aquellas palabras).
-¿Quieres que lo hagamos a la inversa? (esbozó una sonrisilla, le encantaba esa faceta de su pequeño tan curiosa).
-Bueno…No es necesario hacerlo (ríe tontamente) sólo era una sugerencia…

Sebastian guardó silencio por un momento para luego comenzar a besar el cuello del menor, lamer su lóbulo, bajar por su pecho besándolo y lamiéndolo, borrándole cualquier marca que le pudiera haber hecho el rubio, mordisqueando uno de sus pezones, a la vez que su mano se habría paso hasta el miembro del menos comenzando la fricción, Ciel no se esperaba todo aquello junto un mar de sensaciones flotaban en él, no podía dejar de suspirar y gemir, ante tal contacto que tanto su cuerpo necesitaba sentir.

-Ciel, dime que me quieres por favor, necesito oírlo… (Con la voz excitada).
-S-se-bas-tian… yo…Te-quiero (entre gemidos).

Aquellas palabras eran de total excitación para el mayor que bajó con besos hasta las caderas llegando a la zona genital, donde lamió toda la extensión, robándole a Ciel unos gemidos profundos, el niño le lamió dos de sus dedos apresuradamente, Sebastian negó con la cabeza.

-Pero….(ahogó sus palabras en un gemido prolongado, al notar como su miembro se hundía en el interior del mayor).
-Para que veas cuanto te quiero…Tus deseos son órdenes para mí, te permito que hagas lo que ha nadie le había permitido hacer. (Comenzó a autopenetrarse el mismo con cuidado de no dejar caer todo su peso encima del menor que se agarró fuertemente casi con desesperación ate tales descargas de placer a su cuello, haciendo más profundo el contacto entre ellos, tanto para Sebastian como para Ciel resultaba totalmente placentero, se notaba por sus gemidos prolongados y los tirones de sábanas que daban con ansias de más.

-Fuiste mío y ahora yo soy tuyo…(le susurró al oído entre gemidos a Ciel, al cual le robó un gemido cercano al orgasmo, que no tardó en producirse debido a la poca experiencia del menor, que sabía a la perfección que aquello no había sido gran cosa, se desanimó soltando un profundo suspiro).
-¿Qué le sucede boochan?.
-No fue suficiente para ti…Lo siento…No estoy a la altura (volteó hacia un lado).
-No tienes que sentir nada, ha sido perfecto, con el tiempo sabrás contenerte. (le besó por la espalda), ha sido bastante gratificante (susurrándoselo para luego mordisquearle el lóbulo robándole a Ciel un tímido gemido) Pero..Por qué dejar las cosas a medias…
-Sebastian…pervertido…
-¿Pervertido? (ríe divertido) son mis ansias insaciables de ti, y no me podrás negar que tú las tienes de mí (girándole para ver el sonrojo que seguramente le habría sacado sonriéndole maliciosamente).
-¡Sebastian deja de avergonzarme! (tapándose con las manso el rostro).
-¡Eres tan tierno! Esta vez lo haré lento y suave…

Ciel intentó ocultar su cara de desagrado, que no pasó desapercibida para el mayor.

-Se me olvidaba que eras tú el que no quería cosas suaves y delicadas…Muy bien…(lo agarró por ambas muñecas con una de su manos colocándoselas por encima de su cabeza).
-Sebastian…(aquella era una pequeña sumisión, no tenía nada que ver con la de Alois, era más divertida y estaba con la persona que él más deseaba en todo el mundo).

Sebastian le ofreció dos de sus dedos que el menor aceptó chupándolos juguetonamente, la manera que tenía de hacerlo excitaba al mayor, una vez que estuvieron ya lubricados, introdujo uno en él y lo empezó a mover, Ciel se mordió el labio inferior esperaba sentir dolor, pero con Sebastian en aquel momento sólo podía sentir placer, el mayor introdujo un segundo, aquello parecía como una tortura para el pequeño que se retorcía ansioso de sentir más placer ya que aquello había dejado de ser suficiente para él.

-Pídeme por esa boquita Ciel… ¿Qué es lo que quieres que haga?
-Se-bas-tian…Necesito más, no es suficiente…(con voz entrecortada debido a la excitación).

El moreno sacó los dedos de su entrada y se dispuso a entrar en él, pero se detuvo.

-N-no dudes…Sebastian…N-no me ocurrirá nada…

Sebastian estaba preocupado por el daño que le hubiera podido hacer Alois.

-¿Seguro?
-S-si…No..pares…(enroscó sus piernas prácticamente en las caderas del mayor y empujó con sus caderas para que se introdujera, sintió como la punta del miembro de Sebastian penetraba en él, en ese momento sintió una olea de placer que jamás anteriormente lo había sentido, al introducirse del todo, Ciel llegó a su primer orgasmo, al sentirle en toda su totalidad).
-Boochan…Está muy sensible hoy (acariciándole juguetonamente la espiad, arrancándole nuevos gemidos al menor).
-Se-bas-tian..No me tortures más...Muévete…

Sebastian jugueteó con el miembro de Ciel, haciéndose de rogar para desesperar al menor.

-Se-bas-tian…p-por favor…(movió con más insistencia sus caderas, mirándole con forma de suplica).

El moreno lo comenzó a envestir a un ritmo moderado.

-N-no es suficiente…(entre gemidos).
-Se me ocurre una cosa (soltó las manos del menor por un momento, cogió su camisa y la rasgo).
-Sebastian, ¿que haces? ¡Tu traje!.
-Shh…(el trozo que había cortado se lo puso a modo de venda en los ojos).
-Sebastian..No puedo ver nada…quítame esto… (Echándose mano a la venda, Sebastian volvió a cogerle con una de sus manos por las muñecas y las dejo descansar encima de la almohada).
-Te aseguro que te gustara…

Su voz sonaba mucho más sugerente, aquella pequeña sumisión era cada vez más excitante, arqueó la espalda al notar la nueva reanudación del movimiento, cada envestida la notaba multiplicada por tres, todos sus sentidos restantes se habían agudizado, el menor se enloqueció, todos sus gemidos se podían escuchar en la mansión, era la cumbre del placer.

-Sebastian..esto es genial…(diciendo su nombre entre gemidos complaciendo al mayor con ello).

El clímax llegaba, el menor comenzaba a estar agotado, le soltó y se agarró a su cuello fuertemente clavándole las uñas, el mayor retiró las vendas de sus ojos, el menor replicó por ello.

-No querrá despertar por completo a todas las personas que viven aquí….(sonriéndole pícaramente) ¿Podrían interrumpirnos, aunque a mi me daría igual tener un poco de publico?
-Sebastian…(se sonrojó aún más de lo que estaba) vuelves ha avergonzarme…

Reanudó los movimientos, Ciel comenzó de nuevo a gemir peor esta vez en su oído haciéndolo aún más excitante para el mayor.

-¡Sebastian sólo un poco más! (con gemidos desbocados)

Al diablo si despertaban a alguien al diablo si interrumpían quería sentir a Ciel al 100%, comenzó a masturbarle para maximizar el placer y complacerle totalmente, di una última envestida, tocando el punto más sensible y más ansiado por él del menor, llegando al clímax ambos, se dejaron hacer exhaustos sobre la cama con las respiraciones agitadas, complacer al menor resultaba bastante agotador.

Sebastian abrazó fuertemente al menor.

-Ciel…Te amo…(en susurros).
-Yo también te amo…(entrecerró sus parpados, su alma ahora estaba totalmente en paz, podía dormir tranquilo, su cuerpo se relajó y se dejó vencer por el sueño).

Esa noche Sebastian podría dormir relajado, sus almas estaban totalmente conectadas, se durmió con el tacto sedoso del pelo y la piel del menor.

Todo estaba previsto pronto acabaría y sólo estarían ellos dos en la inmensa eternidad.

UN PRINCIPIO Y UN FINAL 2ª PARTE

A la mañana siguiente, Ciel se despertó solo en su cama como de costumbre, suspiro
-¿Por qué diablos ese estúpido demonio no me despertó cuando se fue? (visiblemente molesto, se giro al lado en el cual debería estar Sebastian topándose con una nota dirigida a él, la tomó con manos temblorosas temiendo de que fuera algo horripilante, comenzó a leerla y sintió un gran alivio al ver la caligrafía esmerada y elegante que estaba plasmada en ese trozo de papel resultaba ser la de Sebastian).

Querido boochan:

Hoy me levanté temprano, seguramente esté molesto por ello y se pregunte ¿Por qué no lo desperté? a lo que yo le respondo esto, parecía tan tranquilo dormido y era un escena tan bella a contemplar que me dio pena despertarlo, y aunque lo hubiera hecho, al enterarse de donde iba a ir, no habría venido conmigo por nada del mundo, no quiero que usted me contemple en esa situación, quiero mantenerte lejos de un nuevo baño de sangre, en estos momentos dirá que es una estupidez querer protegerlo de ello, sin duda alguna se que sabría defenderse, pero no quiero que corra riesgos innecesarios, ya que toda esta situación ha sido culpa mía.

Me voy a enfrentar a todo esto yo solo, no me guarde rencor por actuar esta vez pensando egoístamente, pero lo único que quiero es que pueda vivir tranquilo y, ami lado por mucho que me duela escribir estas palabras no podrá hacerlo. Pero no se preocupe me ocuparé de esos dos personalmente aún teniendo que sacrificar mi vida para ello.


Espero que pueda perdonarme por todo, falté a mi palabra nuevamente, no pude protegerle de todo, por lo que no podría volver a ser su mayordomo al no poder cumplir una simple promesa que me hice a mi mismo y a usted, pero hoy lo enmendaré.

Posdata

No llore por mi, al fin y al cabo solo soy un triste demonio mayordomo a su servicio.

Ciel arrugó la carta, todas aquellas palabras hicieron que su alma se cayera a pedazos bajo él.

-¡SEBASTIAN ERES UN ESTÚPIDO! (las lagrimas brotaban sin cesar de sus ojos, la sola idea de vivir sin él le martilleaba el corazón). ¡Si crees que voy a quedarme de brazos cruzados y esperar a que regreses o no , estas loco! (se vistió precipitadamente, estaba hecho un desastre había que admitirlo, pero a quien le importaba había cosas más importantes en juego que su imagen).

Pidió que le preparaban un carruaje y partió rápidamente, sabía adonde dirigirse a la perfección, aún no podía creerse que Sebastian pensara que podía vivir sin él, había sido muy egoísta por su parte.

Mientras tanto en la mansión Trancy mucho antes de la llegada de Sebastian, en los muros de auqel palacio se oía la risa perturbada del amo del lugar.

-¡Claude! No es genial este juego, todo está saliendo a la perfección, sin duda Sebastian debe estar furioso, en este mismo instante debe estar dirigiéndose aquí, sólo falta el último paso para finalizar y habré matado a ambos amantes....¡Tú matarás a Sebastian!, me proporcionarás esa diversión y yo te prometo que mi alma será tuya.

Claude lo miraba con un gran desagrado disimulado, mostrando una sonrisa amigable la mar engañosa.

-Me has oído, ¿Claude?.
-Si, su majestad, así se hará.

Pero todo el mundo sabe que la palabra de un demonio puede ser muy traicionera.

Alois sonrió ampliamente, todo le iba a salir a la perfección o eso pensaba él.

-Ahora vísteme elegante, Sebastian está a punto de llegar debemos recibir a nuestro invitado como se debe (rió de manera aniñada).

Una vez hubo terminado de vestirlo con sus mejores galas, Sebastian penetró en el recibidor de la casa, Claude ya lo estaba esperando.

-Sebastian, se que has venido a matarme para luego matar a mi amo, pero yo al igual que tú he sido presa del juego astuto y perverso de Alois, no tenía que haber creído en la palabra de ese niño, me dijo que no mataría a Ciel y yo le creí.
-¡ Cállate! ¡No me vengas con excusas!, he venido a matarte para que mi amo pueda vivir tranquilo y eso es lo que haré aunque me lleve la vida en ello.
-¿Vivir? ¿Ciel está vivo?

Sebastian dio punto y final a la conversación, estaba tan furioso con todos ellos y con el mismo que la ira lo consumía y hervía en su sangre, y en ese mismo ahí surgió su transformación, dotando a su cuerpo de su verdadera forma, y se enzarzó en la pelea, en esa pelea a muerte, en las que Sebastian tenía todas las de perder debido a sus sentimientos que tenía por Ciel, que lo estaban volviendo más humano y por lo tanto más débil y él mismo lo sabía.

Al mismo tiempo tiempo Ciel se colaba en los aposentos de Alois sin ser percibido, el tenía su propia batalla que luchar, quería recuperar el orgullo perdido en manos de Alois, que le esperaría un destino final, se cobraría todo su daño causado por él con su vida, allí lo encontró sentado en su escritorio de espaldas a él, era la oportunidad perfecta, empuñó su arma dispuesto a matarlo pero la voz del rubio lo detuvo.

-Vaya vaya...Ciel Phantomhive he de decir que me sorprende que sigas vivo, en verdad juré que te había matado, que persistente eres, me exaspera la forma en que te agarras desesperadamente a la vida y vengas en busca de venganza aún sabiendo el resultado de victoria de mi parte lo tienes todo en contra amigo mío...pero ya que tienes tantas ganas de morir te mataré en presencia de tu amado Sebastian...Escucha atentamente...¿lo oyes?.

Ciel puso atención al ruido que había, era leve pero claro, alguien estaba luchando abajo.

-[Sebastian...](pensó el menor).
-Como ya debes haberte dado cuenta, Sebastian está aquí, está luchando una batalla por ti, la cual no podéis ganar ninguno de los dos, me tomaré la molestia de explicarte el por qué perderéis y pereceréis ambos, Sebastian se ha vuelto débil, ha dejado de ser cruel y despiadado es...Como decirlo más humano y va a morir por eso y...Sabes lo más gracioso ¿De quien será la culpa?, solamente tuya...

Ciel presionó el cañón de su pistola contra la cabeza de Alois.

-¡Mientes! (lagrimas de rabia se derramaban sin ningún cuidado por sus mejillas).

¿Por qué estaba llorando en un momento como este? Quizás en su interior supiera que Alois tenía razón él lo invocó y de alguna manera lo condenó a todo esto.

-Sabes que tengo razón....Ahora baja el arma por favor.
-¡No lo haré! Voy a matarte y luego ayudaré a Sebastian.
-¡Ayudar! ¡Eres patético!, los sentimientos os hacen débiles, ¿ayudar? sólo empeorarías las cosas...

Ciel estaba listo para disparar y lo hizo, pero Alois unos minutos antes lo había empujado, haciéndolo fallar, nuevamente él mismo había hecho empeorar la situación, se maldijo así mismo.
Sebastian se despistó un momento al escuchar el disparo, había sido la pistola de Ciel, pero que diablos hacía allí, esa mínima distracción fue suficiente para notar que Claude estaba empuñando su arma hacia su cuello.
Alois inmovilizó ambos brazos de Ciel a su espalda y lo amenazó con su propia arma.

-Demos un paseo, a la parte de abajo Ciel...

Se encaminaron escaleras abajo hasta estar en frente de la otra pareja.

-Mira quien nos ha honrado de su visita Sebastian (la voz que utilizó fue cantarina y llena de alegría)
-¡Ciel! ¡No deberías estar aquí! (gritó Sebastian)

Claude se mordió el labio inferior con frustración y desesperación ante la situación.

-Se..bas..tian... (tartamudeó el menor) ¿eres tú?

Aquella criatura oscura no podía ser "su" Sebastian, la criatura poco a poco fue tomando la forma de su apreciado mayordomo.

-¡Sebastian, suelta tus armas o la vida de Ciel acabará aquí y ahora. 8le ordenó Alois)

Sebastian no tenía otra opción de obedecer tiró sus armas a regañadientes.

-Sebastian...Lo siento pero no podía dejar que te enfrentaras a esto tú solo.
-¡Ciel eres un estúpido, sólo trataba de protegerte! no quería que murieras, ¡debías permanecer a salvo!, ¡Te das cuenta de en que situación te encuentras!.

Y que pasaba con la situación en la que se encontraba él, acaso no se había parado a pensar que también moriría, en ningún momento Sebastian le había importado su vida, el prefería morir en su lugar.

Alois rió divertidamente, aquello era mucho mejor de lo que esperaba, verlos a ambos sufrir tanto lo llenaba por completo.

-Ahora Ciel....Dile tus últimas palabras a Sebastian....Seré benévolo y te daré unos minutos para despedirte de él (con voz burlona) ¿No tienes nada que decir Ciel?, que triste..Pensé que iba a ser más emotivo, pero está bien...¡Claude mata a Sebastian!.
-¡No Claude no lo hagas por favor! (gritó Ciel con desesperación y gran dolor, las lagrimas brotaban de sus ojos sin cesar).

Aquello destrozaba a Claude, él no quería herirlo tan profundamente es más no quería hacerle más daño, sus servicios realmente le pertenecían a quien habitaba verdaderamente en su corazón y ese era el peliazul, sus sentimientos eran más fuertes que cualquier orden de aquel niño malcriado, esto se acaba ahí, no recibiría ni una sola orden más, si iba a desaparecer lo haría con Alois, Claude se alejó de Sebastian y con gran velocidad empujó a Ciel a un lado quedando en frente de Alois.

-¿Claude que haces?
-Quiero decirte una cosa, lo único que hay más fuerte que una orden son los sentimientos de la persona, tu alma dejó de ser valiosa para mí al estar tan corrompida, no pienso obedecerte, es curioso que digas que no tiene sentimientos cuando yo sé perfectamente a quien pertenece tu corazón, interesante que te vaya a matar a la persona a quien pertenecen esos sentimientos que tanto niegas tener, llegó tu fin, el juego ha terminado (le incrustó en el pecho su arma) Siempre fue Ciel mucho más valioso que tú (susurrándoselo en el oído) Nos veremos en el infierno. (sacó el puñal del interior de Alois y ambos desaparecieron en un mar de llamas).

Lo último que vio Ciel, fue la sonrisa de disculpa de Claude que iba enteramente dirigida a él.

Sebastian se aproximó a Ciel y lo incorporó del suelo entre sus brazos.

-Boochan, llegó el momento.
-¿Deseas mi alma ahora?.
-¿Tú alma? (desconcertado)
-Si.
-No la quiero.

Aquello descuadró los esquemas del pequeño, que no entendía nada.

-De ti, no sólo deseo tu alma, si no que también quiero tu cuerpo y tus sentimientos, digo que llegó el momento de permanecer tú y yo solos en la inmensa eternidad ?me harías el honor de permanecer a mi lado?.
-¡Sí, es lo que más deseo! (gritó como respuesta) Sebastian Michaelis, es una orden, se mio para siempre y yo a cambio seré tuyo completamente.
-Yes my lord.

Con un beso sellaron su nuevo pacto al margen de la venganza del odio y de la ira en ese mundo nuevo sólo tenía cabida su amor.

FIN.